"He matado a una mora, llama a la Guardia Civil"

El autor confeso del crimen de Oria no explica el móvil de la agresión en su declaración en el juicio

Palacio de Justicia de Almería
Palacio de Justicia de Almería La Voz
Javier Pajarón
18:25 • 06 mar. 2018

Tomás G. R. cruzó el municipio de Oria armado con una escopeta de perdigones e irrumpió en la vivienda de Fátima la mañana del 6 de marzo de 2016. Disparó en dos ocasiones. La primera para reventar la cerradura de la vivienda y la segunda para acabar con la vida de la joven de 19 años de edad, herida a bocajarro a la altura del corazón. Luego destrozó el arma   contra el pedestal de mármol de una cruz instalada en una calle del municipio y se refugió en la casa de un conocido. “He matado a una mora, llama a la Guardia Civil”, confesó.




Dos años después, Tomás G. R. se sentó ayer en el banquillo de los acusados de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Almería para responder por presuntos delitos de asesinato, tenencia ilícita de armas y allanamiento.  El Ministerio Fiscal solicita una condena de 30 años de prisión, una multa económica, una indemnización de 230.000 euros y una orden de alejamiento.




Tomás G. R. se declaró ayer autor confeso de los disparos, aunque aseguró “no ser un asesino”. El acusado, que solo respondió a preguntas de su defensa (evitó el interrogatorio del fiscal y de la acusación particular), admitió la agresión en la vivienda de Fátima, pero no aportó ningún detalle sobre el posible móvil del crimen.




Es la gran incógnita. Ni el acusado ni los testigos ni la investigación de la Guardia Civil consiguieron acreditar las motivaciones del crimen. Según la madre de la víctima, llevaban “años sin verlo” y no tenían “ninguna relación”.También el padre de Fátima mostró su desconcierto en la sala de vistas del Palacio de Justicia de Almería. “A mí también me gustaría saber por qué lo hizo”, señaló a preguntas del fiscal José María López Cervilla.




A corta distancia
Las pruebas en contra de Tomás G. R. son enormes. En primer lugar, se confesó autor de los disparos. En segundo lugar, la hermana de la fallecida declaró como testigo directo de la agresión, ya que se encontraba en el inmueble aquella mañana. Y, en tercer lugar, un vecino vio cómo llegaba a la cruz y destrozaba a golpes la escopeta.




Además, el disparo se produjo a “corta distancia”, según el relato de un agente de la Guardia Civil encargado de la inspección ocular. “Tuvo que estar cerca porque incluso le entró en el cuerpo una parte del cartucho”, explicó ante el tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Almería.




La víctima recibió un impacto en el pecho y murió en la entrada de la vivienda, antes de la llegada de los equipos de emergencia y de la propia Guardia Civil. El acusado fue arrestado en una rambla cercana, donde el vecino lo había apartado, entre gran desconcierto, para evitar posibles represalias.




No obstante, a pesar de las pruebas de cargo, Tomás G. R. intentó construir su defensa a través de matices sobre la secuencia de hechos que, de estimarse, producirían una atenuación de la condena de prisión.


Tesis de la defensa
El acusado aseguró que tomaba drogas desde los 14 años y el día de los hechos consumió cocaína. Sin embargo, el vecino aseguró a preguntas del fiscal que “hablaba normal” y tampoco no tenía síntomas de estar borracho. “Yo estaba más nervioso”, señaló el testigo.


Además, Tomás G. R. señaló en su declaración en la sala que los disparos se produjeron tras una discusión de “cuatro o cinco minutos” con  Fátima. En ese periodo habría accedido a la vivienda y subido un par de escalones de una escalera donde ella se encontraba. Según esta versión, el disparo se produjo cuando se marchaba y sin apuntar.


De este modo, la defensa trata de introducir dudas sobre la tipología del delito de asesinato, que requiere, entre otras cuestiones, la existencia de un ataque inopinado y sin capacidad de defensa por parte de la víctima.


Por otra parte, Tomás G. A. aseguró ante el tribunal que no es racista y  que tiene “amigos árabes”, tratando de apartar así de la ecuación judicial un posible móvil xenófobo en el crimen.
 



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