Un goteo incensante de ciudadanos durante la tarde del domingo convirtió la plaza Manuel Fraga Iribarne en escenario del dolor y de la frustración.
Un millar de personas se concentró de forma espontánea entre insultos y amenazas a Ana Julia Quezada, presunta asesina de Gabriel Cruz, custodiada en el interior de los calabozos de la Guardia Civil.
La tensión creció poco a poco y obligó a los agentes a cerrar las puertas de la Comandancia de Almería, blindada ante la amenaza de disturbios.
Los ciudadanos comieron terreno poco a poco a la plaza y llegaron hasta la valla misma de entrada. Entonces los mandos de la Benemérita ordenaron el cerrojazo y los manifestantes zarandearon la enorme puerta metálica corrediza, mientras personal del Instituto Armado grababa con un teléfono móvil para identificar las caras de los ‘alborotadores’.
El episodio se produjo tras la manifestación convocada por el Ayuntamiento de Almería en la Puerta Purchena a las siete de la tarde. Desde el punto donde el pasado viernes se pidió la liberación de Gabriel Cruz llegaron riadas de ciudadanos envueltos en el dolor de la noticia de la muerte del pequeño.
No obstante, antes se habían producido movimientos muy llamativos para encuadrar el desarrollo de la investigación, apenas con una decena de curiosos acompañando a los medios de comunicación congregados.
Ana Julia Quezada llegó a la Comandancia de Almería sobre la una de la tarde. Los agentes de la UCO llevaron con los vehículos utilizados en la operación en la Puebla de Vícar, incluida una berlina con la luna trasera destrozada por un impacto.
A las 14.40 horas del domingo entró en el patio de armas un furgón de una conocida empresa funeraria, encargada de la retirada del cuerpo. En las instalaciones estaba ya la comitiva judicial encargaba del levantamiento de los restos mortales. El vehículo, una hora y media más tarde.
Puesto de mando
El teniente coronel José Hernández Mosquera llegó directamente desde Las Hortichuelas (Níjar), donde coordinó durante toda la mañana el dispositivo de búsqueda del niño. Se trata del jefe accidental de la Comandancia de Almería (el coronel Arturo Prieto se encuentra en Madrid temporalmente).
Sobre las cinco de la tarde se incorporaron al puesto de mando el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, y el subdelegado del Gobierno en Almería, Andrés García Lorca. Ambos se entrevistaron nuevamente con el jefe del operativo para conocer la última hora del suceso.
Las autoridades abandonaron las instalaciones poco antes de las siete de la tarde para sumarse a los cinco minutos de silencio convocados en la Puerta Purchena. Salieron en vehículos con los cristales tintados y no realizaron declaraciones ante los medios congregados (la Guardia Civil increpó a los medios para evitar que se tomaran imágenes de la llegada de los políticos a la Comandancia).
Juzgado
Ana Julia Quezada permanecerá en los calabozos de la Benemérita. La investigación intentará tomarle declaración. Tiene un plazo de 72 horas para mantenerla custodiada antes de ponerla a disposición del Juzgado de Instrucción.
Durante el domingo pasaron por el centro neurálgico de la Guardia Civil, además de la Policía Judicial, muchos componentes de unidades implicadas en la investigación sobre la desaparición del pequeño Gabriel Cruz. A pesar del evidente dolor por la pérdida, los agentes mostraban la sensación de haber cerrado el capítulo central del caso.
Servicio Cinológico (rastreo con perros), GEAS (Submarinistas), UCO (Unidad Central Operativa) y otros equipos desplegados regresaron a Almería.
No obstante, la investigación continúa abierta. “Son horas cruciales”, advierte el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido. Los agentes inspeccionarán el pozo de Rodalquilar donde presuntamente Ana Julia Quezada ocultó el cadáver de la víctima.
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