El Juzgado de Instrucción número Cinco de Almería, responsable de la Operación Nemo, ha solicitado una prueba de laboratorio para comprobar los alimentos ingeridos por Gabriel Cruz Ramírez antes del crimen. Los forenses tomaron una muestra del estómago para compararlo con las declaraciones obtenidas durante los interrogatorios del entorno y dilucidar si el menor ingirió comida durante el secuestro.
Esta técnica de investigación criminológica, poco habitual en instrucciones judiciales convencionales, servirá de complemento a la autopsia del pequeño Gabriel Cruz Ramírez. El único objetivo es dilucidar cuánto tiempo permaneció vivo el niño tras el secuestro de Las Hortichuelas (Níjar) el 27 de febrero y si Ana Julia Quezada lo mantuvo retenido.
La sospechosa aseguró que Gabriel Cruz Ramírez subió voluntariamente al coche y que lo asfixió con sus manos durante una discusión en la finca de Rodalquilar la misma tarde de la desaparición en Las Hortichuelas (27 de febrero). Sin embargo, la investigación desmontó esta versión y apuntó a la existencia de un plan preconcebido. No en vano, la sospechosa ya había cavado un hoyo y permaneció en la finca pintando con la intención de construir una coartada sobre su presencia en el lugar, en caso del hallazgo del cuerpo de Gabriel Cruz Ramírez en los registros.
Ahora, la investigación trabaja también para descartar otras hipótesis y dilucidar si el menor permaneció secuestrado con vida más tiempo. No en vano, el informe preliminar de Medicina Legal solo contiene unas breves líneas sobre la data de la muerte.
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