Que el crimen del pequeño Gabriel, el niño almeriense de 8 años cuya desaparición mantuvo en vilo al pais durante doce largos días, ha sido uno de los sucesos más mediáticos de los últimos tiempos en España es algo incontestable. Como lo es que el tratamiento que algunos de los medios dieron al caso ha franqueado varias de las líneas rojas deontológicas -y quizá legales- de la profesión periodística.
Si las voces críticas con ese estilo de tratamiento, focalizado casi en exclusiva en las televisiones, ya se dejaron oir durante los días de fragor informativo, un informe del Consejo Audiovisual de Andalucía ha venido a poner negro sobre blanco cuáles fueron los excesos y quiénes los cometieron. Y su veredicto no es precisamente complaciente. Este órgano considera que se practicó por parte de algunas televisiones “un sensacionalismo extremo” que incluso pueden haber quebrado “derechos fundamentales de personas que, circunstancialmente, se han visto involucradas en este suceso”.
Se refiere con esto último a la difusión de la identidad completa, lugar de residencia, imágenes, y otros datos personales del hombre detenido por romper la orden de alejamiento de la madre de Gabriel, Patricia, incluso cuando ya los investigadores habían descartado su participación en los hechos. En esto incurrieron de forma reiterada los magacines de La 1, Antena 3 y Telecinco. Y los informativos de Antena 3 continuaron relacionando a esta persona con la desaparición.
“Linchamiento diario”
El informe del CAA, órgano que vela por las buenas prácticas audiovisuales en Andalucía, revela “graves incumplmientos deontológicos” de varias televisiones y así lo ha trasladado a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, autoridad competente sobre las televisiones de ámbito nacional. Eso, junto a una queja recibida en la Oficina de Defensa de la Audiencia, que denuncia un “linchamiento diario movido únicamente por el afán de dar noticias rápidas y captar audiencia”.
Los reproches del Consejo andaluz apuntan especialmente a los magacines matinales de las televisiones (La Mañana, de La 1; Espejo Público, de Antena 3, y El Programa de Ana Rosa, de Telecinco), que dedicaron un “abultado tiempo” a la cobertura de este caso. Pero, sobre todo, el CAA censura “la descompensación entre el tiempo destinado a difundir información contrastada sobre la investigación frente la divulgación de elucubraciones y especulaciones realizadas por el programa y sus colaboradores”. Y es que, ante la falta de novedades, algunos daban pábulo a rumores.
Para realizar su informe y analizar la queja recibida, el Consejo Audiovisual de Andalucía ha analizado casi 69 horas de contenidos televisivos que corresponden a informativos y a programas matinales de entretenimiento de La 1 de TVE, Antena 3, Telecinco, LaSexta, Cuatro, Canal Sur TV e Interalmeria. Todos esos contenidos fueron emitidos en tres días clave del suceso: el 6 y 7 de marzo, en plena búsqueda del menor, y el 12 de marzo, posterior a la detención de la asesina confesa.
lEl Consejo Audiovisual de Andalucía concluye en su informe que durante la cobertura mediática del caso Gabriel se produjo un “abuso del sensacionalismo y el morbo en detrimento del rigor, la precision, la moderación y la responsabilidad informativa que exige el tratamiento informativo de la desaparición de un menor, especialmente en las circunstancias y desenlace de este caso”.
El organismo percibe también un fenómeno de contagio de las prácticas “deplorables” de algunos programas magacín hacia los informativos de esas mismas cadenas, de tal manera que estos olvidan “el deber de diligencia en la comprobación de la veracidad de la información, reproduciendo los rumores y especulaciones que se alimentan en los programas de entretenimiento”.
El Consejo muestra preocupación por el hecho de que algunas empresas periodísticas “supediten el rigor y la calidad de la información a los índices de audiencia, comprometiendo el prestigio y la credibilidad de sus telenoticiarios”. “Resulta imprescindible -resalta el CAA- que los prestadores de ámbito nacional y sus programas de mayor audiencia asuman los códigos, guías y normas deontológicas de los que disponen los periodistas para garantizar un tratamiento informativo riguroso y responsable”.
Autorregulación
A este respecto, la presidenta del Consejo Audiovisual, la almeriense Emelina Fernández, señala en un documento que “corresponde a los medios de comunicación autorregularse para evitar coberturas informativas como las que hemos visto, y a la sociedad no estimularlas con la demanda”.
El Consejo ha acordado remitir la queja y el informe que ha elaborado a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, organismo competente en las televisiones de ámbito nacional, para que adopte las medidas correctoras que pudieran ser contrarias a la legislación. Y es que, a su juicio, algunas prácticas podrían vulnerar la Ley de Comunicación Audiovisual sobre el derecho al honor, la intimidad y la propia imagen.
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