A Lola la atracaron un día a mediodía, en la avenida Pablo Iglesias. Un joven se le acercó por detrás, la acorraló y le arrancó una cadena de oro con varias medallas que llevaba puesta al cuello. "Al principio, creí que me iba a violar porque me empezó a tocar por el pecho. Luego me dijo la Policía que es normal cuando atracan a una persona mayor, porque hay mujeres que llevan el monedero escondido aquí". Cuando Lola cuenta esto, hace un ademán con las manos, como si se guardara el dinero dentro del sujetador. Del susto, dice, no pudo ni gritar. "No me salía la voz para haberle llamado sinvergüenza o lo que fuera".
Ella ha sido una de las veinte participantes en un curso de defensa personal impulsado por Cruz Roja con la Policía Nacional dentro del programa Plan Mayor Seguridad, que se lleva desarrollando desde hace un año "con muy buenos resultados", explica María del Mar Moreno, responsable del departamento de Dependencia de Cruz Roja. "Lo que queremos es que si sufren un hurto o un atraco se sientan más empoderados en ese momento, sepan qué hacer", cuenta.
Los agentes les han enseñado algunas técnicas de defensa personal, como presionar con un boli la mano del atracador hasta vencer su resistencia y han tomado nota de los consejos que les ha dado la Policía: si van solas, que caminen por el interior de la acera, que lleven el bolso cruzado, que no hagan ostentación de joyas... "Son cosas que ya sabemos, pero está muy bien que nos lo recuerden, que a estas edades ya tenemos dura la mollera", apunta Estrella, otra de las participantes.
Josefa se ha prestado voluntaria a hacer de víctima mientras que uno de los policías se hacía pasar por un caco. "Ya sé que en la vida real un atracador no sería tan bueno, pero si me hacen algo, ya sabré yo qué hacer", contaba a los cámaras y periodistas que presenciaban la escena.
Que tomen nota los malos, que las abuelas saben defenderse y no tienen miedo.
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