Es uno de los programas solidarias más antiguos de la provincia porque viene realizándose desde hace casi tres décadas. Durante este tiempo han sido miles los niños saharauis que han llegado a Almería procedentes de los campamentos de Tinduf, situados en Argelia. ‘Vacaciones en Paz’ permite a los niños, de entre 7 y 12 años saharauis que viven allí, pasar los meses de verano con familias almerienses que los acogen de manera temporal durante ese espacio de tiempo. Las cifras de los niños que han venido año tras año han ido variando, porque recuerdan desde la Asociación de Amigos del Sáhara, impulsora de este programa, “la crisis que padecimos se notó y el número de familias que podían acoger era menor”
Faltan 20 familias
Para este año serán setenta los niños que lleguen a Almería con ‘Vacaciones en Paz’. De hecho a la Asociación le siguen faltando aún veinte familias para poder cerrar la llegada.
Hay ya quince entrevistas realizadas aunque no tienen aún la confirmación de que sean aceptadas “pero vamos bien, así que nos faltan al menos unas cinco familias por encontrar”.
A Almería han llegado a venir más de 200 niños en un verano. La cifra ahora es menor, pero las familias que acogen temporalmente a los menores “suelen ser en su mayoría repetidoras de años anteriores”. María Ramírez, la presidenta de la Asociación, recuerda que este programa solidario “es especialmente necesario porque son niños que viven en el desierto y, si su situación es compleja habitualmente porque son refugiados, en los meses de verano las temperaturas la hacen mucho más dura”.
‘Vacaciones en paz’ permite a estos menores “acudir al médico, vacunarse e incluso tratar algunas enfermedades, con un tratamiento que podrán continuar en los campamentos”. Para qué tienen que estar preparadas las familias de acogida, es una de las preguntas que se realizan.
Ramírez lo detalla “que le pongas ganas y pasar un verano con mucha piscina, mucha playa… el resto es verdad es que hay que estar atento al tema médico porque se les lleva a revisión y se les ponen vacunas, pero no son niños con enfermedades graves y lo más habitual son anemias. Cuando se van de aquí han mejorado mucho”.
Los requisitos
Los requisitos para ser una de las familias de acogida del programa ‘Vacaciones en paz 2018’ no son muy complicados. La presidenta recuerda que solo “no hay que tener más de 65 años y no estar en proceso de adopción. Superar las entrevistas y el proceso de selección de la Asociación, que evalúa la idoneidad de las familias de acogida; y contar con menores en el entorno familiar para que los saharauis puedan jugar con ellos y vivir en un lugar lo más familiar posible”, un aspecto este último importante aunque no es imprescindible.
Las familias tienen que solicitar el certificado de ausencia delitos por antecedentes sexuales y la Junta de Andalucía es la que da el visto bueno final a la idoneidad de las familias.
Desde la Asociación afirman que este programa también es una forma de “mostrar la solidaridad con el Pueblo Saharaui, es una forma de posicionarse ante un conflicto abierto entre el Gobierno marroquí y los saharauis”, a pesar de las resoluciones de la ONU, que siguen considerando a España, responsable jurídicamente de los que fueran habitantes del territorio de la 53 provincia española el Sáhara Occidental. “No sólo es una acción humanitaria con los más desfavorecidos, en este caso los niños, es también una acción política que está reflejando el deseo de solucionar de una vez por todas un conflicto que tiene a un pueblo desterrado de su legítimo territorio”.
El caso de Mohamed
El programa ‘Madraza’ es otra de las actividades que realiza la Asociación. Se trata de que jóvenes saharauis puedan estar en la provincia estudiando. Es el caso de Mohamed Jadar. Llegó por primera vez a Almería con apenas 8 años, en el año 2005, y volvió todos los veranos siguientes hasta 2010.
El primer año estuvo con una familia y desde el segundo, el año 2006, y hasta hoy permanece con una familia en Roquetas de Mar. Carmen y Sergio se han convertido en sus “padres” españoles y cuando habla de ellos solo puede mostrar agradecimiento “a ellos y a Bea, a Zaida, a Jesús Grancha…” a toda la gente que le ha ayudado durante todos estos años.
Estudia un Grado Superior de Higiene Bucodental y ahora está haciendo las prácticas finales a los que habrá que sumar el proyecto de fin de curso. Con 20 años recuerda su primera vez en Almería. “De lo que más me sorprendió… los ascensores. La primera vez que me subí en uno me senté porque me daba miedo”.
También recuerda con el paso del tiempo “la facilidad del acceso al agua, no se veía mucha tierra porque casi todo estaba asfaltado…”. Un cambio de escenario, aunque sea temporal, “que las dos primeras semanas es grande, pero luego te acostumbras, ves la playa, la piscina y eres pequeño así que te acostumbras y lo ves todo normal”. Su familia (madre y hermanos) sigue viviendo en los campamentos de Tinduf. ¿Cómo llevas eso? es una de las preguntas que te asaltan. Mohamed lo describe de la única manera que se puede permitir... con resignación y nostalgia. “Al principio cuesta un poco como antes decía, y claro que se echa de menos. Pero sabes que vienes por un propósito, que vienes a hacer cosas por ti y por ellos. Antes iba todos los veranos pero por cuestiones de papeles estuve tres años sin ir. Desde 2016 se arreglaron y la última vez que fui fue en diciembre. Estuve 20 días y este año igual”.
Aunque las circunstancias personales de Mohamed han cambiado porque su padre falleció “y ahora soy el cabeza de familia. Mi madre cuando voy le sorprende lo mayor que estoy ya. Tengo 4 hermanos. Una mayor con 27 y los tres pequeños de 15, 10 y 7. El que tiene 15 venía a una familia en Barbate en Cádiz, ya no puede venir porque ha cumplido los años.
Es la historia de un niño que llegó a Almería hace 13 años. Alguien que ha tenido la oportunidad de poder estudiar y trabajar que sin la solidaridad de las familias de acogida es probable que no hubiera tenido jamás.
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