El sumario del caso del pequeño Gabriel Cruz cuestiona la versión ofrecida por Ana Julia Quezada. La autora confesa del crimen mantiene un relato de una muerte accidental durante una discusión con el niño de ocho años, sin embargo, la instrucción judicial recopila pruebas de cargo para demostrar la existencia de “un macabro plan criminal” para el asesinato.
La autopsia adelantada por LA VOZ DE ALMERÍA revela la existencia de “varios traumatismos en la zona craneal” producidos durante la maniobra para asfixiar a Gabriel Cruz. La acusada golpeó presuntamente al pequeño contra una superficie plana como el suelo o la pared, un comportamiento violento incompatible con un accidente.
Además, un informe elaborado por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil elaborado durante el seguimiento a la sospechosa el día de su detención revela la frialdad de su comportamiento.
Ana Julia Quezada llegó a la finca de Rodalquilar (Níjar) a las 10.42 horas del 11 de marzo. A las 11.10 horas consiguió desenterrar el cuerpo del menor oculto en la parte exterior de la vivienda, junto a una pequeña alberca, y cargarlo en el maletero del turismo entre telas. Entonces, la Guardia Civil captó en los micrófonos ocultos en el coche el monólogo de la sospechosa, con expresiones que atentan a la dignidad del fallecido y de la familia. “¿No quieren un pez? Le voy a hacer un pez... mis cojones”.
La acusada tomó rumbo a Vícar, donde tiene su residencia, aunque dio un rodeo intentando encontrar un lugar seguro para arrojar el cuerpo. Primero se incorporó a la Autovía del Mediterráneo y luego tomó una salida hacia Almería capital. Bordeó los barrios costeros y manifestó su voluntad de dejar el cadáver del pequeño en una zona rural. “¿Dónde lo puedo llevar yo? A algún invernadero”.
Según la investigación, Ana Julia Quezada temió ser descubierta durante la maniobra y continuó esa mañana de domingo hacia su domicilio en Vícar. Pasó por delante de la Comandancia de la Guardia Civil, cruzó la carretera de El Cañarete, Aguadulce y La Gangosa y fue arrestada en la puerta de su bloque en La Puebla. Durante todo el trayecto hablaba sola y era grabada por la Policía Judicial de la Guardia Civil gracia a los micros instalados con la autorización del juez instructor, el magistrado Rafael Soriano.
Burlas
Ana Julia Quezada prestó declaración en dos ocasiones el 14 y 15 de marzo antes de ingresar en el centro penitenciario de El Acebuche en prisión provisional, comunicada y sin fianza. En la segunda sesión se sometió a la reproducción de las escuchas captadas en el recorrido. La acusada se escudó en la baja calidad de algunos fragmentos y no se reconoció en las expresiones durante el interrogatorio. Por tanto, negó el trato vejatorio de algunas aseveraciones vertidas durante el camino.
Quezada usó presuntamente un tono burlesco contra el pequeño y, en particular, contra el dispositivo de búsqueda de Gabriel Cruz, abanderado por la figura del pez tan popular desde el pasado mes de febrero.
La detenida está acusada de delitos de asesinato, detención ilegal y contra la integridad moral. Permanece en la cárcel de Almería en régimen de protección. La investigación cree que la expareja de Ángel Cruz mató al niño entre las 15.30 y las 16.30 horas del 27 de febrero tras secuestrarlo a la salida de la casa de su abuela en la pedanía nijareña de Las Hortichuelas.
El crimen
Ana Julia Quezada, que niega el secuestro, llevó al niño hasta la casa de Rodalquilar y allí le asfixió con sus propias manos. Luego enterró el cuerpo y se quedó pintando para construir una coartada sobre su presencia en el inmueble. La denuncia saltó a las 20 horas y, casi inmediatamente, se montaron batidas por la comarca. La Guardia Civil barrió todas las conexiones telefónicas en el entorno en busca de pistas sobre el paradero del chico.
Durante 13 días, un dispositivo compuesto por 5.000 personas, entre profesionales de las fuerzas de seguridad y emergencias y voluntarios civiles, realizó un rastreo palmo a palmo, pozo a pozo, cortijo a cortijo con la esperanza de hallar con vida a Gabriel Cruz Ramírez de ocho años.
Mientras, la UCO y la Unidad Orgánica de la Policía Judicial cercaban a la sospechosa. Ana Julia Quezada había cometido varios errores estratégicos. El principal, colocar una camiseta del niño cerca de una depuradora en Las Negras. Ella mismo dijo haberla encontrado, un hallazgo inverosímil para los investigadores. Los agentes lanzaron un señuelo. Quezada se puso nerviosa y terminó por mover el cuerpo.
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