Un oasis para sobrevivir al verano

La escuela de verano de El Puche, ejemplo de integración, acoge hasta septiembre a 150 niños

Decenas de niños de El Puche participarán este verano en los talleres y actividades que coordina la ong Movimiento por la Paz.
Decenas de niños de El Puche participarán este verano en los talleres y actividades que coordina la ong Movimiento por la Paz. La Voz
Rosa Ortiz
07:00 • 09 jul. 2018

El colegio público Josefina Baró, situado en uno de los puntos cardinales del barrio de El Puche, sigue siendo, a pesar de que han acabado formalmente las clases, un hervidero de voces y risas infantiles. Durante todo el verano, hasta que empiece el curso de nuevo, 150 críos de la barriada, con edades que van desde los 6 a los 13 años, pasan aquí toda la mañana: llegan a las nueve y se marchan a casa a las dos de la tarde, cuando terminan de comer. Entre medias, cada día hacen cosas diferentes: talleres que van desde cómo hacer slime casero hasta cómo deben comportarse en clase, actividades en el patio y excursiones a la playa o la Alcazaba. 



“Lo que pretendemos es sacarlos de la calle. Que se olviden de que fuera del colegio, aunque sea por unas horas, existe una realidad que a ninguno nos gusta: delincuencia, suciedad, drogas, violencia de todo tipo..., aquí dentro no hay nada de eso y luchamos porque desaparezca del barrio, aunque sea poco a poco”, explica Amaya Adán, directora de la escuela de verano y miembro del colectivo Movimiento por la Paz, una de las ongs que trabajan para mejorar las condiciones de vida de la gente del barrio.  



La realidad que viven a diario los niños de El Puche, dice Adán, es la de jugar en solares llenos de basura y cristales porque no hay un solo espacio verde en todo el barrio, como tampoco hay pistas deportivas ni lugares de recreo. “Ese es el contexto en el que se están desarrollando estos menores. Nuestra labor es que, al menos durante el verano, tengan aquí un espacio para jugar, para divertirse y también para aprender”, apunta esta maestra, curtida en diferentes proyectos socioeducativos en barriadas que, como El Puche, han terminado convirtiéndose en guetos de extrarradio.



Dos comidas diarias



La escuela de verano comenzó a funcionar el pasado día 3 con 75 niñas y niños. Hoy lunes se incorporarán 50 más, hasta llegar a un total de 150 menores de entre seis a trece años. En total, en Almería, serán 750 niños los beneficiarios de este proyecto que subvencionan el Ministerio de Trabajo y el Fondo Social Europeo y la Junta de Andalucía. Uno de los objetivos de estas escuelas es que los menores, procedentes de familias en situación de desigualdad, tengan garantizadas durante el verano al menos dos comidas: el desayuno y el almuerzo, a coste cero para sus padres.




Taha, de once años, es uno de los alumnos de la escuela de verano de El Puche. Como la práctica totalidad de sus compañeros, es hijo de padres marroquíes nacido en España. Como el resto de niños, también él prefiere pasar la mañana aquí que hacerlo en su casa. “Allí me aburro. Aquí venimos a divertirnos”, resume. Los veintitantos chicas y chicos que comparten clase, todos con edades que van desde los 9 a los 12 años,  parecen encantados con las actividades que les han programado los monitores: Mohamed, Aimane, Randa, Manal, Zineb, Karima o Aya cuentan que están “muy contentos” con todos los talleres que hay en marcha, aunque admiten que lo que más “ilusión” les hace son las excursiones que tienen previstas cada viernes hasta que acabe el verano. 



Movimiento por la Paz, la organización que coordina la escuela de verano, trabaja todo el año en El Puche impulsando actividades extraescolares y una ludoteca de gran éxito entre los más pequeños. “Aunque el barrio impone mucho, lo que queremos es aportar nuestro granito de arena para que estos niños lo tengan un poquito más fácil a pesar de todos los problemas que ven a su alrededor”, concluye Adán. 




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