“La muy noble ciudad de Almería”. Así reza el vítor descubierto por el historiador, Francisco Martínez Botella, en uno de los muros interiores de lo que fue el salón de plenos del Ayuntamiento de Almería después de que, durante las obras de rehabilitación, se eliminaran las capas de yeso que recubrieron esos muros durante décadas.
Quiso la casualidad y los conocimientos de Martínez Botella que en una visita a la plaza visualizara la inscripción a través de las ventanas del edificio y solicitara a la concejal de Fomento, Ana Martínez Labella, una visita a la obra al sospechar que ese muro era realmente la fachada original de la Casa Consistorial cuando se trasladaba a este edificio allá por 1654. Así lo ratificaba la propia edil en la visita que realizaba días después con los medios de comunicación, y tras recorrer el pasado martes las instancias municipales, se corroboraba la historia de este ‘grafiti’.
Un vítor “es un emblema que se solía poner en las fachadas de los edificios públicos, principalmente iglesias o lugares en el que se expedían títulos, en los que se pone el nombre de la persona que ha superado de forma ‘victoriosa’ (de ahí el nombre) una oposición”, explica Martínez Botella.
El colocar un emblema de este tipo en el que se ensalza a una ciudad “es algo excepcional” y posiblemente esté relacionado por la intención de que todos los almerienses de la época ubicaran la casa del concejo.
Ubicación
Hay que tener en cuenta que la primera Casa Consistorial que tuvo la ciudad se ubicó entre las calles La Reina y Molino Cepero, junto a la puerta de la muralla que daba acceso a la Almedina. Según explica Martínez Botella “tras el terremoto de 1522 la Almedina se queda casi despoblada y el Ayuntamiento se quedó en la periferia. Teniendo en cuenta que la Plaza del Juego de Cañas ya celebraba cada día el mercado y era el lugar en el que se celebraban las fiestas, el concejo decide trasladarse allí”.
Ya en su obra el Padre Tapia explicaba que se habían liberado 10.000 ducados para ampliar una casa que ya había en la plaza y en la que se celebraban juicios, y que se construyeran miradores para que la ciudad (refiriéndose a los concejales) pudieran ver los festejos del Juego de Cañas.
Esto suponía que la casa quedaría en su fachada, según la investigación realizada, “con una primera planta de piedra de cantería con un gran hueco central con ventanas enrejadas a los lados. Y en la segunda planta tres balcones coincidiendo con los vanos de la inferior”.
El vítor se ubicaba “en la esquina superior izquierda de la fachada, pegado a un balcón” para que pudiera verse desde cualquier parte de la plaza.
Ampliaciones
La realidad es que la Casa Consistorial -o casas consistoriales ya que se le fueron sumando viviendas con el paso del tiempo- fue ampliando su tamaño para cumplir sus necesidades y eso ocultó esta inscripción ensalzando la ciudad.
Primero se porticó el edificio y en lo que antes hubo balcones se construyeron terrazas para, ya en 1785, reconvertir estas terrazas en el salón de plenos.
Hasta que finalmente Trinidad Cuartara realizara la última intervención dejando la fachada tal y como la conocemos hoy y cuyo proyecto original data de 1902.
Posiblemente el haber estado oculto bajo capas de yeso y al tratarse de un muro de piedra, ha protegido la conservación de este excepcional vítor que ahora puede ponerse en valor. La intención con respecto a la inscripción es ponerla en valor y “hacer lo mismo que ya se ha hecho con el vítor que encontré en la convento de Vélez Blanco, se va a poner un marco metálico y se va a restaurar para que sea visible”, afirma Francisco Martínez Botella.
Vigas
Además de este emblema, en su visita a las obras de la Casa Consistorial también se encontró con otra sorpresa que ha comunicado al Ayuntamiento. Se trata de la presencia de restos de las vigas del artesonado mudéjar que en sus comienzos tenía el edificio “incrustadas dentro de algunos de los muros posteriores”. Este artesonado sería muy parecido al que se ha encontrado en el Hospital Provincial y que fue desapareciendo con las ampliaciones.
Lo cierto es que estas obras de rehabilitación del Ayuntamiento de Almería, a pesar de lo mucho que se han alargado en el tiempo, al menos han dejado al descubierto para los almerienses parte de la historia que ha vivido un edificio que ha visto pasar la transformación de la ciudad.
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