Antonio Martín recorre los pasillos de la Comisaría con calma. Saluda a los compañeros entre bromas y cruza cada puerta con la tranquilidad que solo ofrece el hogar. Y una vida dedicada a la Policía Nacional.
Inició su carrera en septiembre de 1974 cuando Franco todavía vivía y el Cuerpo Nacional de la Policía ni siquiera tenía ese nombre. Hoy, más de cuatro décadas de servicio público después, el inspector jefe se jubila como responsable de la Brigada de Extranjería y Fronteras de la Comisaría Provincial y como parte del grupo de profesionales que impulsó la modernización del cuerpo en la ciudad.
Martín pertenece a la vieja guardia. Es, en cierto modo, el último exponente de una saga de mandos policiales que se convirtieron en pilares de la institución en Almería. Custodio Hidalgo, Salvador González, Juan de Dios Fernández, Manuel Marín, Pedro García Guerao, Pedro Giménez... todos ellos jubilados en los últimos años en un auténtico cambio generacional en la Comisaría Provincial de Almería.
Del 23F a las calles
El inspector jefe inició su carrera en el País Vasco y dedicó los primeros años de su trayectoria a la escolta de grandes autoridades.
Recuerda con orgullo “poder haber vivido la Transición desde dentro”. Y tanto.
La casualidad hizo que el golpe de estado del 23F le arrollara durante un servicio dentro del Congreso. Un alto funcionario de Vivienda le encontró retenido en el edificio. “Me vio y me pidió el teléfono para poder llamar a mi mujer, nunca lo olvidaré”.
A mediados de los 80 llegó a la provincia de Almería para ponerse a disposición del entonces comisario Mora y participó en la puesta en marcha de los equipos de investigación que revolucionarían la lucha contra la delincuencia callejera en la capital “Fueron los mejores años policiales de toda mi vida”, subraya.
El grupo estaba liderado por Pedro Giménez (luego acabaría siendo comisario jefe de Almería durante unos meses al final de su carrera). “Tuvimos resultados inmediatos. Había pocas bandas organizadas, pero mucha delincuencia urbana y muchos puntos de venta de droga”, explica. “Había una delincuencia de pequeños robos asociada a gente enganchada a las drogas”.
En 1998 se sumó a la Brigada de Extranjería de la Comisaría Provincial de Almería, unidad que ha visto crecer entre procesos de regularización de inmigrantes, pateras y bandas de tráfico de personas.
Fue responsable de Fronteras primero, jefe del grupo operativo de Extranjeros luego y jefe de la Brigada de Extranjería y Fronteras durante los últimos diez años.
Este mes de septiembre se jubilará dejando detrás una Comisaría muy distinta a la que conoció hace 30 años, llena de jóvenes agentes. “Hoy llegan a la Policía Nacional con mejor preparación que nosotros, pero yo les diría que se dejen aconsejar por los compañeros. La experiencia es fundamental en esta profesión. Si algo he aprendido es que eres lo que tu gente te ayude a ser”. La última lección del maestro Antonio Martín.
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