La revolución de los concursos de misses

Se desató una fiebre en la que cada pueblo y cada barrio tenía su reina de las fiestas

Arriba  posan la reina y la damas de honor de Almería en las fiestas de 1970 junto al alcalde Gómez Angulo, en la  Alcazaba.
Arriba posan la reina y la damas de honor de Almería en las fiestas de 1970 junto al alcalde Gómez Angulo, en la Alcazaba.
Manuel León
09:45 • 28 oct. 2018 / actualizado a las 09:55 • 28 oct. 2018

Hoy serán señoras de casi 70 años, cada una con su vida hecha, en Almería o fuera de ella; hoy serán mujeres casadas, viudas o divorciadas, con hijos y nietos, muy distintas -o quizá no tanto- de aquellos días en los que brillaron en los jardines de la Alcazaba con sus trajes inmaculados y una cinta cruzada acreditando su condición, cuando rebosantes de lozanía subieron por la calle Almanzor del brazo de concejales con esmoquin camino de la fortaleza moruna.



Fueron esos tiempos en los que los concursos de misses y la elección de la reina de las fiestas entraban en la nómina delos grandes acontecimientos del verano de cualquier ciudad. En España, los primeros concursos de belleza se celebraron durante la República, cuando se vivió un auténtico boom. Jamás fueron vistos entonces como algo que cuestionase la dignidad femenina, sino como una exaltación de su figura. La Guerra Civil interrumpió la celebración de estos concursos y no se volvieron a recuperar hasta la década de los 60 con el auge del turismo.



Se empezaron entonces a celebrar innumerables concursos de misses en Almería. Fue una pequeña revolución, en esos tiempos de ‘un inmenso coral y una hermosa bahía’ cuando cada pueblo empezó a organizar su concurso de reina de las fiestas durante sus fiestas patronales. Pero a este carro de bellezas bronceadas por el sol y la sal de la playa, de cuerpos turgentes por la juventud, se fueron subiendo también lo barrios: “Miss Regiones”, los hoteles con sus particulares elecciones de misses: “Miss Indálico”, camping como la Garrofa o Aguadulce y hasta establecimientos de ferretería o grandes almacenes tenían su particular reina de la belleza. Unas desfilaban en bañador o traje regional o en traje largo, como las reinas de las fiestas de la Virgen del Mar en Almería.



Durante esos días, las misses se convertían en un icono más de la ciudad y estaban presentes en todos los actos sociales que se organizaban a lo largo de ese verano de su reinado. Acudían, entre silbidos y piropos retrecheros, a hacer el saque de honor de los partidos de fútbol del trofeo veraniego, con la corona sobre la frente y tenían reservado palco en las corridas de toros del coso de Vilches, al lado del alcalde y el gobernador. Solía suceder, en algunos casos, como en la canción A la feria de Los Puntos, que durante la elección de las damas de honor “ocurre como es de esperar y son hijas de algún concejal’. 



En Almería fue reina de las Fiestas de 1969 Maribel Fraga, la hija de Manuel Fraga Iribarne, entonces ministro de Información y Turismo. Años más tarde fue elegida reina de las fiestas del Cabo de Gata Marián Suárez, hija del entonces presidente Adolfo Suárez, que veraneaba con su familia en la finca de Entursa. Una de las elecciones de misses más rutilantes de aquellos tiempos fue la del verano de 1970 en el que fue elegida reina, Adelina Moreno,  que trabajaba en el Instituto Nacional de Previsión y era hija de Antonio Moreno Martín, bibliófilo y presidente entonces de la Junta del Puerto.



La proclamación tuvo lugar en los Jardines de la Alcazaba y actuó como presentador un  entonces joven periodista de Abc conocido como Luis María Ansón quien ripió sobre el rumor de las fuentes, sobre el aroma de los nardos y sobre la ciudad luminosa que se abría tras de las almenas y quien hizo un encendido elogio de la belleza de las jóvenes almerienses “frente a la invasión extranjerizante”. Las señoritas llegaron del brazo de los caballeros, subiendo por la escalinata que daba acceso al tablado y fueron ocupando sus asientos. María del Mar Alarcón Candela iba del brazo de Juan Bautista Hernández, Pilar Avivar, con Francisco Salmerón, Carmen Batlles con Antonio Manzano, María Díaz Alférez con Antonio Pérez Yglesias, María del Mar Díaz Lussnnig subió con Eduardo Gallart, Tránsito Falcón con Tomás Gómez, Mónica Gómez con Amando Bueso, María Isabel Tovar con Ricardo Rodríguez, Carmen Rubio con José García Ruiz y el alcalde, Francisco Gómez Angulo, acompañó al estrado a Angela Giner, la reina de las fiestas de Vinaroz e invitada especial.



Seis guardas uniformados de gran gala escoltaban a las damas y el alcalde fue colocando las bandas a las muchachas elegidas y la corona de reina a Adelina en ese año en el que se inauguraba una década en la que todo iba a cambiar en Almería y en España.



La velada finalizó con una cena de gala, solo para elegidos, en la Lonja de la Torre de la Vela, con un equipo de enviados especiales de Televisión Española, con David Cubedo al frente, que grabó imágenes para el Nodo, mientras sonaba la guitarra de Richoly y la voz de Carmen Sevilla invitada de honor junto a su marido Augusto Algueró.


Al día siguiente, Adelina hizo el saque de honor en el partido entre el Plus Ultra de Almería, entonces equipo titular de la ciudad con Rojas, Goros y Maxi, contra el Sevilla Atlético.


Hubo también concursos de Miss Turismo, en la playa de El Palmer, junto al camping de Navarro Hanza y en el restaurante La Parra, donde fueron elegidas, entre jarras de sangría,  Gabriela Fais y Benita Rodrigálvez, hija de un arquitecto de Tánger y en Aguadulce la francesita Danay Maridat. Otra almeriense, Amparo Mañas Cardo, fue coronada ese año Miss Andalucía Oriental, en un concurso de belleza celebrado en Marbella.


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