Después de un parto, el suelo pélvico necesita y debe recuperarse. A veces la recuperación es rápida y sin problema, pero otras veces no ocurre así.
Durante el embarazo, las madres se convierten en el centro de la atención de su entorno. Sin embargo, después del parto toda la atención se redirige al bebé y la madre suele cuidar más de su hijo que de sí misma. Es un gran error, ya que su bienestar también es importante. Tiene que pensar en su salud y, en especial, en su suelo pélvico, que sufre mucho en esta etapa. El suelo pélvico tiene una misión muy importante: contribuye a dar estabilidad y sostén para los órganos de la pelvis y hace de amortiguación en sus movimientos. Además, controla los esfínteres para una correcta micción y defecación y mejora la calidad de las relaciones sexuales.
A causa de las hormonas y debido al crecimiento del bebé y aumento de peso del útero, el suelo pélvico se hace cada vez más blando y se debilita. En el parto, los músculos y demás estructuras se ven sometidos a un gran esfuerzo al dejar paso al bebé y pueden debilitarse o lesionarse.
Los problemas más comunes son la incontinencia urinaria o fecal, la vejiga hiperactiva, los prolapsos y los dolores pélvicos crónicos. Por ello, cada mujer que dé a luz debe tener una valoración con un fisioterapeuta especializado, incluso las madres que hayan tenido un parto fácil. Estará especialmente indicada en mujeres que hayan vivido un parto traumático. Se recomienda valorar el suelo pélvico unas seis semanas después del parto.
Es aquí donde entra en juego la Clínica Bretones Fernández, con fisioterapeutas especializados y la mejor tecnología para ayudar a las mujeres después del parto. Situada en Paseo de Almería 36, la clínica ofrece información a sus clientes en el 950 23 02 96, o en www.clinicabretonesfernandez.es.
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