Desde el año 1995 lleva vinculado al Ayuntamiento de Almería el portavoz de IU, Rafael Esteban. La política es una parte más de su vida pero cuando termine la Corporación se jubila, pero solo de la primera línea.
¿A qué se va a dedicar cuando se jubile?
Va a ser una jubilación laboral y de un cargo institucional pero no de la política en la que llevo militando desde los 16 años. Evidentemente no voy a estar en primera línea, pero seguiré militando y me dedicaré a otras tareas que no conllevan una responsabilidad directa. Pero que tengo muchas cosas que hacer, libros que leer, amigos con quien hablar… Hay mucha más actividad más allá de la política. Toca intentar vivir lo mejor posible sin hacer daño a nadie.
¿Cómo imagina ese primer día en que no tenga que ir al Ayuntamiento?
Pues no lo he pensado. Soy una persona que tampoco se ata a las cosas. Llegué al Ayuntamiento ya con más de cuarenta años y siempre lo he visto como algo coyuntural. Mi larga estancia en el Ayuntamiento no es algo normal, pero yo siempre he tenido presente que un día se empieza en un cargo público y otro se termina.
No sé si echaré el Ayuntamiento en falta. Es cierto que si estás en la oposición es más fácil irte, en cambio si estás en el Gobierno y al frente de una Concejalía, si te paras en seco y deja de sonar el teléfono, a más de uno le da el muermo (ríe). Pero en mi caso estoy preparado. Es más, creo que me voy a liberar de muchas cosas.
Sobre todo tensión.
Sí. Además, cuando estás en un cargo institucional hay que estar a la altura. Tienes que moverte en lo políticamente correcto porque todo lo que dices condiciona o a esa fuerza política o a tu grupo, no puedes decir lo que te apetezca.
Tras estos años yo hecho la mirada hacia atrás y recuerdo lo que me decía siempre mi madre: “Mira Rafa, tú fundamentalmente sé una buena persona, trata bien a la gente” y yo lo he intentado. Habrá gente que me rechaza por mis ideas pero creo que en lo personal no he herido a nadie. Una de las satisfacciones más grandes que me quedan es que noto mucho cariño de la gente en la calle y en política es difícil ejercer de buena persona, te ganas muchas enemistades, pero yo lo he intentado siempre.
¿Qué es lo mejor que se lleva de estos años ?
Representar a mi fuerza política en el Ayuntamiento. Ser concejal y trabajar por mi ciudad para mi es la mayor satisfacción y me siento orgulloso de todo lo hecho.
Todo político tendría que pasar por la política municipal. Es la más cercana al ciudadano. Aquí tú sales a la puerta del Ayuntamiento y están los ciudadanos diciéndote lo bien o lo mal que lo has hecho porque te conocen.
Si a la gente le preguntas por quienes son los diputados provinciales o los senadores, nadie los conoce y en cambio a los concejales sí, a todos. Nos paran por la calle para contarnos lo bueno y lo malo.
Yo por mi manera de ser soy de pararme mucho con la gente. Eso de cruzar el Paseo y tirarte media hora, es habitual.Por eso digo que es el puesto más gratificante, aunque también te pasan cosas negativas. Muchas veces dedicarte a la política no es fácil, aunque considero que es lo más noble que hay.
Últimamente no está muy bien visto...
Yo he estado muy tranquilo en la administración local porque soy empleado público y no tenía problema en volver a mi puesto. Pero tampoco recrimino a la gente que se dedica a lo político. El político debe ser noble. Es cierto que con todo lo que ha pasado en los últimos años es normal que los ciudadanos lo recriminen. Pero hay que tener en cuenta que hay mucha gente que se dedica a esto, sobre todo en el ámbito municipal, que son muy honestos y que hacen posible que las ciudades vayan adelante, aunque hay quien hace que vayan para atrás también (ríe).
¿Y lo peor?
A ver, que satisfacciones hay muchas más. Cuando estuve en Cultura disfruté mucho poniendo en marcha proyectos o afianzando los que había puesto en marcha Concha Márquez. Ahí están Alamar, el relanzamiento del Festival de Jazz, también el de Flamenco, todo con el objetivo de que quedaran unos eventos afianzados que no se desarrollaban en los circuitos comerciales y que estaban teniendo mucho éxito.
Pero, aunque se me ha olvidado mucho de lo malo, lo más negativo que recuerdo, es la suspensión del concierto del primer Operación Triunfo. La polémica con aquello da una idea de la política que practica el Partido Popular cuando están en la oposición. Esa oposición torticera, mentirosa y engañosa que hicieron con una polémica totalmente falsa. Yo veía que estaban mintiendo, pero seguía y seguía.
¿Con quién ha tenido más sintonía?
Tengo que nombrar a mi compañero de partido, Diego Cervantes, que además es el que me llevó a las listas electorales. Diego es una persona con una gran capacidad dialéctica y muy inteligente, muy riguroso en los debates y era muy capaz de trabajar en equipo. Hizo un gran trabajo en Urbanismo demostrando que cuando gobernamos, salimos limpios de todo.
Le tengo gran aprecio personal, evidentemente, pero también político porque en la época en la que nos tocó a nosotros gobernar con el PSOE, gestionar Urbanismo era dar miles de licencias para hacer frente al mayor proyecto urbanístico, todo El Toyo. Eso se hizo sin ninguna empresa municipal, sin apoyo externo, solamente con los funcionarios municipales dirigidos por él para llegar a buen fin. Así como las primeras promociones de las viviendas para jóvenes. Se hicieron 500 VPO en la Vega de Acá y Minas de Gádor en una época de plena bonanza económica en la que las empresas no querían realizar ese tipo de casas.
¿Y con el político que menos ha coincidido?
Eso no se dice (sonríe). Una de las cosas de las que más satisfacción tengo a nivel personal es de mi relación con gente del PSOE, del PP, de todos los partidos. Siempre ha sido buena porque he intentado no confundir lo político con lo personal. Eso se va ganando con los años de experiencia que te demuestran que las cosas no son blancas ni negras. Yo reconozco que lo mismo que yo me entrego a la ciudad el resto también lo hace, de una u otra manera, y hay algo que me impuse desde el primer momento: cualquier debate político, por agrio que sea, se da en el seno de un pleno, cuando salgo de ahí se me ha olvidado todo.
Pasamos de su balance personal al de la Corporación. ¿Cómo la ha visto?
Es una Corporación resultado de la marcha de un alcalde, Luis Rogelio Rodríguez, que estaba ya cansado de serlo y que sabíamos que tarde o temprano se iba.
El Gobierno de Ramón Fernández-Pacheco ha sido muy plano. Pensará que ha hecho una gran gestión pero creo que ha sido totalmente plano, se han dedicado solo al día a día.
La política de Ramón es continuista y solo ha trabajado para una cosa, mostrar una cara amable a nivel personal, de no confrontación, de consenso, y sobre todo pensando en la fecha que va a llegar ahora, mayo de 2019. Quiere llegar con una imagen inmaculada, que se relaciona muy bien con la oposición, que busca el consenso, y todo esto hay que ponerlo en cuarentena porque solamente existe de boquilla.
Tiene un equipo de Gobierno que cuenta con miembros que no entiendo que hacen ahí. De verdad. Si no estuvieran, los funcionarios podrían sacar el trabajo sin problema porque no aportan nada. Se ve claro que la ciudad en los grandes proyectos no avanza.
¿Cuáles son esos grandes proyectos?
No somos una ciudad equilibrada y compacta, hay muchísimas diferencias entre barrios, entre el centro y la periferia. No es una ciudad pensada de manera global.
La desigualdad entre los barrios ha aumentado en los últimos años y no solo por la crisis económica, también por la falta de acción del equipo de Gobierno. Están aumentando las bolsas de pobreza pero el Gobierno no hace nada. Vende humo y pone más énfasis en la Capitalidad Gastronómica y tal, pero ¿no vemos lo que ocurre en El Quemadero, Fuentecica, El Puche, Piedras Redondas, Los Almendros, Pescadería, La Chanca...? Es un problema que nos está tocando a la puerta y si no se soluciona, al final va a ser un problema grave para el desarrollo de la ciudad.
Además, ¿qué equipamientos tenemos en los barrios? Equipamientos donde se puedan desarrollar los ciudadanos, donde haya colectivos que puedan desarrollar su trabajo, sociedad civil realizada. Faltan centros cívicos, no hay nada. Si no llevamos la cultura a la gente, tendremos cada día una población más embrutecida, más confrontada y perdiendo calidad de vida.
¿Somos una gran ciudad en números pero no en realidad social?
Por supuesto.Durante el boom económico nosotros decíamos que se aprovechara ese dinero para construir ciudad y no se hizo, y ahora nos encontramos lo que tenemos. Aquí no se han aumentado los centros sociales y las políticas sociales se han limitado a los programas que llegan de la Junta de Andalucía. No se han aumentado los profesionales del área, está aumentando la pobreza, la marginalidad. Es que se están creando focos que van a ser de difícil gestión, y sin embargo, no crecen los servicios sociales. Se han dedicado a la política de escaparate.
¿Qué balance hace de la relación PP-Cs?
Las relaciones de Cs con el PP aquí en Almería refleja esa incoherencia política, de una formación que mantiene en un gobierno al PSOE y en otro al PP. Demuestran que su verdadera relación la tienen con el poder. Tarde o temprano esas contradicciones le pasarán factura.
¿Perspectivas para las municipales?
No soy un adivino. Sí que creo que las autonómicas son las que nos van a dar un poco las claves. Hemos confluido para aunar esfuerzos y concentrar votos, para ser decisivos tanto en Andalucía como en el Ayuntamiento. Sinceramente lo veo como una cosa positiva a pesar de que otra gente piensa que se pierde la referencia de IU a nivel municipal. Yo no creo que se pierda esa referencia porque a nivel municipal IU, a diferencia de Podemos, tiene una experiencia municipal, un trabajo hecho. Espero y creo que puede ser positivo y se aumente la presencia de las confluencias. Ya que se suman fuerzas, se hace para aumentar representación. El tiempo lo dirá.
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