Santo y seña del Almería durante sus años como jugador, Miguel Ángel Corona ahora dirige el destino del club desde los despachos con la sensatez de saber que, tras el fútbol, los focos y la fama, toca afrontar la vida con la incertidumbre y el peso de quien va quemando etapas como uno más
¿Al futbolista de élite le preocupan unas elecciones?
En la mayoría de los casos todo eso pasa un poco de lado en la vida del futbolista. Pero no se les puede, o se nos puede, culpar. Todo lo relativo a la política y a la sociedad tiene que ver con las preocupaciones de cada uno y el jugador profesional, entre comillas, tiene pocas.
¿Vive en una especie de burbuja?
Vive en un mundo en el que le cuidan, le protegen, gana dinero y en el que le siguen y le elogian. Entonces, es difícil que te toque de cerca si hay listas de espera en el hospital público de tu ciudad. Aunque, al final, todos tienen algún familiar en la cola del paro o esperando una operación y que le hace ver que en la sociedad hay problemas.
¿Hay quién pide el voto por correo si le toca jugar fuera de casa?
No sé si es una muestra o no, pero yo he tenido compañeros, incluso yo mismo, que lo hemos hecho.
¿Se habla de política en un vestuario profesional?
Sí que surgen debates en torno a las mesas de las concentraciones o en el autobús. Que el futbolista tenga inquietudes políticas o no va más bien en consonancia con su rango de edad. Conforme un jugador va cumpliendo años, como cualquiera, va entrando con más normalidad en el debate.
¿Hay tantas reuniones entre políticos y empresarios en el Mediterráneo como en el Bernabéu?
No creo que sea tanto como eso, pero es cierto que el fútbol, como industria, tiene detrás a mucha gente. No podemos esconder que las personas que dirigen este deporte tienen poder porque detrás están los sentimientos de muchas personas.
¿Tenemos un país de primera con políticos de segunda?
¿Y quién pone a los políticos a dirigirnos? Tenemos que ser más autocríticos como sociedad. Muchas veces, cuando nos quejamos de nuestro país, lo hacemos de nosotros mismos. Si queremos ser autoexigentes y estar en la mejor liga del mundo en cuanto a sociedad, tenemos que dar un paso adelante. No es sólo cuestión de nuestros políticos, es cosa de cada uno, de no necesitar que nos multen para no tirar el papel al suelo. Es más fácil despejar balones y echarle la culpa al entrenador.
¿Puede definirse a sí mismo?
Soy una persona complicadísima. Aunque supongo que todos podemos decir eso. Todos tenemos nuestras peculiaridades.
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