Alejandro Sánchez es la cara y la voz de una de las bandas almerienses más exitosas de los últimos años, Nixon. Aglutinan en sus conciertos a jóvenes de todo espectro social que, según dicen las encuestas y los sociólogos, están hastiados de una política que ni les llega ni se preocupa por ellos.
¿Vivimos malos tiempos para la lírica?
Siempre lo han sido, en el sentido de que siempre ha existido música vacía, sin alma. El borreguismo de que da igual lo que diga la canción mientras te haga mover el cuerpo.
¿Se puede hacer algo contra esa tendencia?
Combatir eso es un trabajo precioso. Creo que es muy importante lo que puedan hacer los políticos para luchar contra ese tipo de actitudes. Los jóvenes se ven aconsejados por algo que está de moda y si no les guiamos a otra cosa, al final, tenemos a chavales de 12 años llenando una plaza de toros para escuchar a un cantante de reggaeton.
¿Y malos tiempos para la libertad del artista?
Venimos de una etapa de restricción total, que luego se abrió. Se fue al extremo y, ahora, estamos caminando un poco hacia atrás. Ahora hay que jugar a camuflar esa libertad de expresión, como los antiguos trovadores. Hay que decir las cosas de manera inteligente y buscar los límites para decir las cosas. Pero sí, parecen tiempos oscuros.
¿Eres de los que va siempre a votar o estás ya desencantado?
Sí, voy siempre. Pero también estoy desencantado, como un porcentaje enorme de gente en este país. Creo que, al final, la política es como un Gran Hermano VIP en el que no puedes apagar la tele. Aunque quieras quitarla, te va a afectar.
¿Tanta desazón hay en los jóvenes? ¿Es una generación perdida para la política?
La gente empezó a descreerse cuando llegó el conflicto de “tú contra mí”. Cuando empezó a hablarse más de la vida personal que del trabajo del político.
¿Se pueden recuperar esos jóvenes?
A través de la cultura, por ejemplo. Pero se ha descuidado mucho. A los jóvenes se llega a través de medios que ellos consuman directamente, como la música, pero si te olvidas de ella, los pierdes y dejan de seguir ese ‘reality show’.
¿La cultura tiene color político?
En la música hay miles de colores políticos, pero estamos tan cansados de eso que, cuando alguien llega y hace las cosas bien, te olvidas un poco de eso y hasta de tus ideales. No importa que sea del PP o de Podemos, al final pasa a ser un trabajo que esa persona está haciendo bien.
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