La sociedad almeriense arropa a la familia de Juan del Águila

Eduardo Baamonde: “Juan del Águila ha sido la persona más importante de Almería en el Siglo XX”

Eduardo Baamonde, Antonio Pérez Lao y Pedro M. de la Cruz, director de La Voz.
Eduardo Baamonde, Antonio Pérez Lao y Pedro M. de la Cruz, director de La Voz. JA Barrios
Miguel Cabrera
11:37 • 02 dic. 2018

Juan del Águila, fundador de Cajamar y uno de los próceres de Almería, ha sido despedido en el tanatorio Portocarrero de la capital por sus seres queridos, allegados, autoridades y, por supuesto, por la cúpula al completo de la entidad a la que dedicó su vida, quienes de forma generalizada han coincidido en una idea que deja bien clara la relevancia de su figura: sin él, Almería no sería la Almería actual. 



Eduardo Baamonde, presidente de Cajamar, quien como todos los componentes del actual cuadro directivo de la entidad, se refería siempre al fallecido con un reverencial  “don Juan”, como muestra del respeto que siempre tuvo entre los suyos, no dudaba en afirmar que  Juan del Águila “ha sido sin duda la persona más importante del Siglo XX en Almería desde el punto de vista socioeconómico ”. 



De él destacó su “ visión, que le llevó no solamente a construir una entidad financiera, sino la palanca del desarrollo de esta provincia”. Y de sus múltiples enseñanzas, se refirió especialmente al hecho de que “enseñó a todos a compartir no solamente una ilusión,sino que a través del conocimiento no hay limitaciones”. 



“Yo creo que eso ha sido lo que realmente ha impulsado a esta provincia, que con tantas limitaciones, a través del conocimiento, las nuevas tecnologías, la innovación y una visión de mercado, consiguió desarrollarse. Y eso ha sido gracias a que  don Juan, de alguna forma, proyectaba esa ilusión y, sobre todo, la necesidad de unir economía y conocimiento”, continuaba.



El actual presidente de la entidad no tiene ninguna duda de que  sin la figura de Del Águila, “Almería no sería lo que es, y desde luego la Caja tampoco”. “Él ha emprendido un camino que ahora nos toca a nosotros continuarlo, porque el proyecto de don Juan no ha culminado. El ha hecho lo más difícil, pero desde luego su visióntrasciende, va más allá de Almería, él nos enseñó a hacer una entidad diferente y lo que ha hecho aquí en Almería se puede trasladar a otras zonas de España”. 



Como todos los que ayer velaban el cuerpo del ex presidente de Cajamar, Baamonde guarda numerosos recuerdos junto a él. “Lo primero que me dijo cuando me nombraron presidente es que no olvidase nunca que Cajamar es un instrumento al servicio de la sociedad”. Pero también se queda con su “proximidad, su generosidad, su humildad, su capacidad de sacrificio y, sobre todo, con su responsabilidad para dejar un mundo mejor que lo había encontrado. Y  él lo ha conseguido”.



Pero junto a sus logros profesionales, todo su equipo valoraba ayer especialmente su valía como persona. “Era una persona que irradiaba humanidad. Yo lo hablaba aquí  con sus hijas. Cuando le conocí, ví que estaba ante una persona distinta. A nivel profesional he conocido a muchísimas gente  a lo largo de mi vida, pero don Juan era totalmente distinto, era una persona que irradiaba generosidad”.



A lo largo de todo el día pasaron a despedir al fallecido también representantes de todas las esferas de la sociedad almeriense. Entre ellos, por ejemplo, el presidente de la Diputación, Gabriel Amat (PP), quien dio el pésame a la familia, entre ellos a su  único hijo varón, Víctor, a quien dijo que su padre era  toda una institución de la provincia.


Otro de los actuales dirigentes de Cajamar, Manuel Yebra, su consejero delegado, se mostraba especialmente apesadumbrado por la pérdida. “Era una persona que tenía un corazón enorme,  siempre ponía en el centro de la atención el servir a los demás. Tenía en ese sentido una percepción muy generosa de cuál debía de ser nuestro trabajo que ,en definitiva, manaba de su forma de ser”.


“Manolico, Manolico”
Yebra recordaba a este diario con emoción la primera vez que habló con su antiguo ‘jefe’: En mi vida profesional hay un hito muy concreto, hará unos 20 años, yo llevaba ya 16 en la entidad, y un día me lo encontré en el ascensor. Nunca había hablado con él hasta esa fecha, y recuerdo que me dijo: “Hay Manolico, Manolico, creo que contigo no nos hemos equivocado”. Y me recordó la anécdota, que yo desconocía, de que cuando empecé a trabajar en esta entidad, con 16 años, antes le habían hablado de mí, y le habíandicho que era un niño listo, espabilado, y parece ser que, sin saberlo yo, él tuvo algo que ver en el proceso de mi incorporación. Y16 años después, me dijo Manolico, Manolico, contigo no nos hemos equivocado”...


Manuel Yebra resumía algunos de los principales valores que había aprendido de Juan del Águila y de sus logros: “Trabajar para los demás, procurar apoyar el desarrollo de la economía productiva, volcarse porque la agricultura pudiera evolucionar desde laa gricultura al resto de los sectores económicos, y que  la Caja, su Caja, la que siempre será su institución, apoyara y trabajara decididamente por apoyar el progreso de la provincia”.

Y eso siempre, concluye, “con sacrificio dedicación, esfuerzo, pensando siempre en el desarrollo de los demás y en dedicar el mejor esfuerzo para apoyar a todo el mundo”. 


Entre quienes mejor conocían al fallecido se encontraba en el tanatorio Antonio Pérez Lao, ex presidente de Cajamar, después de trabajar junto a él, codo con codo,durante casi cuatro décadas. 


“Es una pérdida irreparable,  porque es un valor para Almería, un almeriense auténtico, pero sobre todo un hombre con gran valía. Recuerdo una frase que me repetía algunas veces, que Churchil solía decir: que el problema de la sociedad actual era que la gente se preocupaba por ser importante, y no por ser útil, y él me decía siempre que no quería ser importante, que solo pretendía ser útil. Y a fe que lo logró”, decía.


Pérez también guarda grandes recuerdos y anécdotas que le hacían sonreir: “Cuando íbamos de viaje a la apertura de la red de Barcelona, compartíamos habitación en el hotel;  él era muy friolero y yo muy caluroso, y era un problema.  No era falta de dinero, por supuesto, pero había un criterio de austeridad que se llevaba  a rajatabla”.



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