Es de Aguadulce, estudió Derecho y Ciencias Políticas en Granada, y ejerce de abogado. Y desde hace dos años también es Cibervoluntario. Le pedimos que nos hable sobre esto.
¿Qué es la Fundación Cibervoluntarios?
Es una organización sin fines de lucro, formada por emprendedores sociales. Básicamente promueve el uso y el conocimiento de las tecnologías como un medio para paliar brechas sociales, generar innovación social y empoderamiento ciudadano. El objetivo es que todas las personas tengan la oportunidad de acceder, conocer y utilizar las nuevas tecnologías para generar transformación social. Trabajamos en colaboración con otras entidades y organizaciones, y actualmente tenemos una red de unos 1.500 cibervoluntarios, que realizan acciones directamente con una red de casi 400 pequeñas entidades sociales en toda España.
¿Y cómo llegaste a ella?
Siempre he tenido interés en los temas sociales. He estado en varias asociaciones y, en un momento dado, cogí un poco el camino de la tecnología..., y buscando qué podía hacer, y qué no, di con la asociación, por internet. Vi que, al final, es transmitir los conocimientos a los que menos saben; es sencillo, para el que tenga voluntad. Hablé con ellos y me dijeron: Si sabes algo sobre tecnología y el medio digital, hay un público al que le va a interesar. Lo llaman alfabetización digital: enseñar a alguien cómo funciona un ordenador, o un móvil… Y, en la medida de lo posible, ayudarle a que le dé un uso social. Que no lo use solo para entrar a Facebook y escribir cosas, sino que hay un mundo de contactos, de trabajo... Enseñar a sacarle mas partido que ver una película, que está bien, pero no es lo único.
Claro.
Es que hay gente que empieza en internet por sus hobbies, pero luego le encuentra una función laboral. Para buscarte la vida, o para buscar gente afín...
¿A qué públicos están dirigidas las actividades?
A todos. Hay dos perfiles básicos. Primero, gente joven, porque van un poco locos, sin tener mucha cabeza con los riesgos digitales. Conocen bien las tecnologías, pero no tienen la experiencia de vida. Y luego está la persona mas mayor, que se ha quedado atrás, tiene vergüenza, le da miedo, se siente tonto, pero no lo es. Entonces les enseñas cómo funciona un móvil, un navegador, y varios portales para sus necesidades concretas, y ya tienen una base para empezar. Y ahora la línea es también dotar a movimientos sociales con herramientas concretas, desde montar una plataforma, o una campaña…
¿Quién puede apuntarse para ser cibervoluntario?
Cualquiera. Al final, son ganas de enseñar. Si hay alguien joven que está enseñando a su abuela a usar el ordenador, puede venir y dar un taller. Siempre hay alguien que quiere aprender.
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