El juicio contra el acusado de uno de los crímenes machistas más salvajes que se recuerdan en Almería arranca formalmente hoy, precisamente Día de la Mujer, con la constitución del Tribunal del Jurado y los alegatos iniciales.
El asesinato de Antonia García Abad el 15 de enero de 2017 en su vivienda de Huércal de Almería a manos de Francisco Salvador García, quien fue su pareja durante unos meses, tuvo un gran impacto en la opinión pública por la violencia con la que fue cometido y el ensañamiento que se reveló por parte del autor.
Una breve relación
Antonia, conocida en su entorno como Toñi, era alegre y muy curranta, al decir de sus familiares y muchos amigos. Tenía 33 años, y trabajaba en un almacén agrícola, además de en cualquier cosa que surgiera. Era natural de Canjáyar pero vivía en Huércal de Almería, en un dúplex de una urbanización residencial que se había comprado para estar cerca de su hermana. Con Francisco Salvador García había mantenido una breve relación sentimental, que ella misma había dado por terminada.
El relato de hechos de ese día que hacen al unísono en sus conclusiones tanto la Fiscalía como la acusación particular señala que el acusado entró en la vivienda de Toñi ese domingo en torno a las siete de la mañana, a la hora en la que el vecindario dormía, y “guiado por un ánimo libidinoso”, la violó y a continuación la mató, empleando para ello una inusitada violencia. Para vencer la resistencia de ella la agredió con hasta tres objetos cortantes (un trozo de céramica, un cuchillo de borde aserrado), y le propinó 53 golpes en el cuerpo. La descripción que hacen, basada en la instrucción del Juzgado de Violencia contra la Mujer número 1, reporta también que el autor llegó incluso “a mutilarse la lengua con un objeto aserrado”, y que, con todo ello, tras causarle “un prolongado sufrimiento”, le realizó un profundo corte en el cuello, lo que le provocó la muerte.
Tanto el fiscal, Manuel Hermoso, como los letrados de la acusación particular, David Romera y Esteban Hernández, coinciden en pedir para Francisco Salvador la prisión permanente revisable como presunto autor de un delito de asesinato con la agravante de ensañamiento y para encubrir otro delito (artículo 139.1 3ª y 4ª, junto a artículos 138 y 140.1 2ª), además de otros 15 años por un delito de agresión sexual. Con un matiz, no obstante: los letrados de la familia de Toñi han introducido también la agravante de alevosía contemplada en el apartado 1º del artículo 139.1.
En el círculo de amigos
Para demostrar la existencia de tal alevosía han aportado a la causa un informe pericial sobre un perfil falso de Facebook que Francisco Salvador habría abierto unas semanas antes del asesinato. Su tesis es que el acusado utilizó dicho perfil, a nombre de María José Bonilla Tristán, para introducirse en el círculo de amigos de Toñi y hacerle creer que su exnovio había estaba en paradero desconocido y que se mantuviera confiada.
Y aunque demostrar la existencia de premeditación no modificaría, en caso de ser condenado, la pena de prisión permanente revisable, la importancia que la acusación particular da este hecho va por otros derroteros: si en un futuro se derogara esa pena y se revisara la condena, la concurrencia de dos subtipos penales agravantes haría mayor el castigo. La Fiscalía y la acusación particular, ejercida por la familia de la víctima, piden también 200.000 euros por los daños morales.
A la sesión de hoy está previsto que acuda el acusado, aunque no es probable que declare. Las siguientes sesiones están fijadas para los días 12 a 15 y 18 de este mes, con la participación de 19 testigos y la práctica de una decena de periciales.
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