Este pasado fin de semana un centenar de personas de todas las edades se desplegaron en la desembocadura del Andarax. Había incluso muchos niños, pero no iban a divertirse, sino a trabajar duro. En unas dos horas, recogieron 1.300 kilogramos de basura. “Es decir, en muy poco tiempo se hace una gran diferencia”, dice Carlos Quiles, fotógrafo muy implicado en temas medioambientales. “Y si hubiéramos sido el doble, hubiéramos recogido el doble en el mismo tiempo”.
Era el aporte de la capital a la campaña nacional ‘Maldito plástico’, de Greenpeace, y contó con la colaboración de la Asociación de Defensa de la Fauna Marina (Promar), Ecologistas en acción, Ágata Verde, Ocean Clean Project y El Árbol de las Piruletas. “El objetivo es concienciar a la gente”, explica Mercedes Cuenca Belbel, una de las coordinadoras del grupo local de Almería de Greenpeace. “Para que veamos el impacto real que tienen nuestros desechos en el entorno”.
Necesario
“Es curioso que había mas niños que adultos”, apunta Quiles. “Esto da que pensar sobre a quién realmente le importa el medio ambiente. Ha venido gente, pero tiene que haber mas. Lo ideal es que no fuera necesario hacer esto, que aprendiéramos a gestionar la basura como hay que hacerlo. Pero también sería bueno que el Ayuntamiento sepa que la gente está haciendo el trabajo que ellos deberían hacer”.
Había de todo. Plástico (mucho), cajas de madera, una rueda, incluso un carrito de la compra. “Y quisiéramos seguir hasta la Universidad, como mínimo”, dice Mercedes. “Por lo que vimos, quedan miles de kilos de basura”.
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