El almeriense que ayuda a levantar Haití desde el exilio

El sacerdote José Miguel de Haro coordina envíos de comida a la isla caribeña

El padre almeriense José Miguel de Haro, ante el contenedor en el que se enviaron hace unos días más de 26.000 kilos de comida con destino Haití.
El padre almeriense José Miguel de Haro, ante el contenedor en el que se enviaron hace unos días más de 26.000 kilos de comida con destino Haití.
Álvaro Hernández
07:00 • 06 may. 2019

A pesar de llevar más de tres décadas fuera de Almería, José Miguel de Haro habla de su tierra con una mezcla de orgullo y nostalgia: ha pasado la mayor parte de su vida fuera de los límites de nuestra provincia y, aún así, es aquí donde encuentra la calma. 



En su día a día desde el exilio almeriense, De Haro se dedica en cuerpo y alma a su profesión: es sacerdote y ejerce como tal en la madrileña localidad de Boadilla del Monte. No obstante, su trabajo no puede simplificarse enumerando algunas misas al día y un par de confesiones a los parroquianos.



No en vano, este misionero redentorista almeriense tiene la vista puesta de forma constante en la lejana y devastada isla de Haití.



“Ya antes del terremoto ayudábamos allí”, narra De Haro en declaraciones a LA VOZ. “De hecho, cuando tuvo lugar el terremoto hacía solo un mes que habíamos inaugurado en Puerto Príncipe un colegio nuevo; justo al mes se produjo el terremoto y todos los niños que había allí y los profesores murieron” recuerda, aún sobrecogido por la catástrofe, el almeriense.



A día de hoy, De Haro sigue vinculado a esos lugares tan distantes entre sí que son Haití y Almería. Pero con una diferencia esencial: a Almería viene unas dos veces al año en busca de paz, mientras que a Haití ha llegado a acudir hasta seis veces en un mismo año para ayudar a coordinar la reconstrucción de un país azotado por un sinfín de problemas naturales y políticos.



Comida



“Ahora lo que hacemos es ayudar a sostener lo que hemos creado”, plantea De Haro. “Lo que estamos haciendo es ayudar a sostener los centros que hemos construido enviando contenedores de comida cada dos o tres meses”, cuenta. Todo ello, después de varios años promoviendo la construcción de pozos y escuelas en Haití que, según De Haro, “no sale en la prensa, pero sigue ahí y ahora no hay comida”.



De hecho, De Haro atiende a este diario tras haber enviado un contenedor con varias toneladas de comida hasta la isla caribeña para paliar en la medida de lo posible las carencias de la población más desfavorecida del convulso país.


En concreto, el almeriense coordinó en abril el envío de 26.000 kilos de alimentos y más de 1.300 litros de aceite hasta Haití: 5.940 kilos de lentejas, 8.100 kilos de arroz, ; 6.000 kilos de espaguetis, 2.680 kilos de fideos, 1.080 kilos de garbanzos, 2.160 kilos de guistantes y 1.350 litros de aceite de oliva y de girasol.


“Sabemos que algunos hacen una comida al día o ni siquiera: la situación es muy extrema”, denuncia el almeriense desde Boadilla del Monte. “Después del tsunami del huracán Matthew, descubrimos una zona donde los críos prácticamente no comen todos los días”, recuerda.


Desde la asociación Acoger y Compartir, presidida por el propio De Haro, ayudan desde hace una década al país caribeño y, además, reclaman algo más de atención para la situación vivida en el país.


“Aunque estos días la prensa nos hable prioritariamente de los conflictos de Venezuela, Haití sigue arrastrando gravísimo sucesos de corrupción y violencia. Los choques con la policía de jóvenes armados y las barricadas organizadas en Puerto Príncipe y otras ciudades del país, no han aparecido en las portadas de la prensa estos días; pero ese hervidero está ahí. El régimen sigue reprimiendo brutalmente las protestas que piden, entre otras cosas, la dimisión del fraudulento presidente Jovenel Moïse, elegido con un 81,9% que decidieron no votar”, cuenta el almeriense.


Twitter

El sacerdote almeriense se define a sí mismo como “una persona de Almería que cree que el mundo es más ancho que el solo pueblo”. Así, hace más de treinta años se ordenó, habiendo dejado su Almería natal por Salamanca primero, Granada después y Madrid en último lugar.


Su forma de estar en contacto con sus tres lugares de referencia (desde Boadilla hasta Haití sin olvidar Almería) a pesar de estar separados por más de 7.000 kilómetros en total es digital: De Haro es ‘@naranjomagico’ en Twitter, la red social que este sacerdote almeriense utiliza para informarse y, a la vez, informar de la difícil situación que atraviesa la población de Haití.


“Valoro mucho estar en contacto con la gente y Twitter se ha convertido en mi manera de recibir información”, plantea De Haro. “Es la manera en que uno puede saber si hay un tiroteo en Puerto Principe, o si hay manifestaciones en la isla: es una manera de estar ahí conectado”, narra.


A partir de esa información, De Haro recuerda que “los pequeños de las escuelas de Chateau, Fonfrede, San Gerardo y el orfanato de Damabiah apenas disponen de comida”.


Ya sea desde la iglesia de su día a día en Boadilla del Monte, a pie de obra en la devastada Haití o en la calma de su Almería natal, el sacerdote José Miguel de Haro continúa su labo de ayuda a los desfavorecidos de un lejano país que ya no está en los focos a diario. Todo ello, dedicándose en cuerpo y alma a su trabajo (y añorando Almería).



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