Almería es un gran observatorio del tráfico de drogas en el Mar Mediterráneo. Los narcos alijan en sus calas y, más aún, navegan frente a sus costas con cargamentos multimillonarios de resina de hachís y cocaína. La Audiencia Nacional destapa las conexiones de los traficantes en Almería y Murcia con los circuitos de financiación del terrorismo y el tráfico de armas en Oriente Medio y el norte de África.
Una sentencia de la Sala de lo Penal condena a ocho acusados a penas de hasta 16 años de cárcel por organizar un alijo de cannabis cargado en el Mar de Alborán y destinado a las costas de Libia. El país se encuentra dividida en pequeños estados tras la caída de Gadafi y dominado por yihadistas afines a Estado Islámico y Al Qaeda, traficantes de personas, esclavistas y militares vinculados al gobierno de Trípoli o insurgentes reconocidos por la comunidad internacional.
Allí estaban destinados los 4.040 kilos de hachís localizados en la operación de la Guardia Civil, Policía Nacional y Vigilancia Aduanera en septiembre de 2016. Según la sentencia, el cabecilla preparó la adquisición de un yate con base en Cataluña y 17 metros de eslora. Pagó 600.000 euros y contactó con otros acusados para, tras una larga travesía con varias paradas para reparaciones y modificaciones, poder navegar hasta el Mar de Alborán.
La investigación determinó que en primera instancia se preparaba un alijo de unos 3.000 kilos de hachís, gracias a conversaciones con proveedores en Marruecos. A finales de agosto de 2016, un emisario marroquí embarcó en Nador con rumbo a Almería para entrevistarse con sus contactos en España y perfilar la selección del patrón de la embarcación, un asunto que había motivado tensiones dentro del grupo durante las semanas previas. Se organizaron encuentros en Aguadulce y Almería con este propósito, según detalla la Audiencia Nacional.
Entre el 6 y el 7 de septiembre de 2016, la embarcación partió desde el Puerto de Roquetas de Mar. En aguas internacionales, frente a costas argelinas, una embarcación rápida entregó la mercancía a los marineros, seguidos en la operación policial conjunta entre Almería y Murcia. “Los funcionarios que acceden al barco observaron en el piso, bajo la cubierta, apiladas y en cantidad que impedían cerrar las puertas, la existencia de fardos de los que habitualmente contienen hachís, por lo que proceden a la detención del piloto y dos marineros”, señala el tribunal.
La nave portaba 150 fardos de arpillera distribuidos en el tambucho de proa, camarote de estribor y baño de babor, según el registro de la Guardia Civil. Según una conversación interceptada, “el trabajo consistía en llevar 3.000 por aguas internacionales hacia Libia, al lado de Túnez (...) por 150.000 euros”. “No llega a entrar a Libia, a mí me reciben antes de entrar a Libia y yo me voy de vuelta”, indicó un sospechoso.
El tribunal insiste en que el principal acusado, condenado a 16 años de cárcel y nacido en Águilas (Murcia), tenía “la exclusiva finalidad de adquirir una embarcación que transportaría en aguas internacionales del Mediterráneo, desde Argelia a Libia”. Hay otros tres acusados que cumplirán 9 años de prisión.
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