“No hay que tener miedo a trabajar fuera, si lo necesitas tienes que ir”

Se quedó en paro en los 70 y, en 48 horas, decidió irse a trabajar a Holanda

Ascensio Díaz es un hombre de costumbres y un lector diario de La Voz de Almería.
Ascensio Díaz es un hombre de costumbres y un lector diario de La Voz de Almería.
Fina Martín
12:49 • 02 jun. 2019

¿Cómo decidió emigrar a los Países Bajos desde Almería?



En los setenta me quedé en paro, tenía 34 años. Primero fui a informarme a la Caja Nacional y allí pregunté si había una expedición a Rusia (se ríe), pero me hablaron de Holanda donde necesitaban trabajadores de la carpintería, y en 48 horas tomé la decisión. 






¿Fue una huida o una necesidad?



Fue la necesidad de encontrar una vida mejor para mi familia; para mi mujer y mis tres hijos pequeños. De joven estudié carpintería en la Escuela de Formación, luego trabajé en una tapicería que se incendió y la cerraron, y eso me empujó a salir. En los años 50, 60 y 70 muchos almerienses emigraron fuera de nuestro país. 



Antes de Holanda estuvo en Barcelona.



 En los 60 estuve varios años trabajando en Barcelona. Me casé el 31 de octubre del 62 en Almería con Lola Ruiz Miralles. Tres días antes de la boda llegué con mi traje en la maleta. Pasamos la noche de bodas en el tren viajando a Madrid. Allí pasamostres días de vacaciones y de nuevo a mi trabajo en Barcelona, ya juntos, hasta el 63. Después nos instalamos definitivamente en Almería en el barrio de 'Los Pintores', aquí nacieron nuestros tres hijos.



¿Guarda el recuerdo del primer viaje a Holanda?

En el aeropuerto de Madrid conocí a un hombre de Tabernas que también viajaba a La Haya en mi mismo grupo. Se llamaba Ricardo. Éramos los únicos de Almería. Yo vivía para el trabajo y la familia, pero fuera de España encontré la confianza en un paisano que me ayudó a llevar mejor la distancia.


¿Qué le impactó entonces de La Haya proviniendo de Almería?

Me impactó que era una ciudad con calles muy grandes y muchos edificios antiguos. A nuestra llegada nos encontramos con dos huelgas, algo novedoso.


¿No hay que tener miedo a trabajar fuera de España?

No hay que tener nunca miedo. Si lo necesitas te tienes que ir, y no es por capricho ni por turismo, es que tienes que comer.


Me imagino la canción que entonces escuchaban en Holanda

'El emigrante', de Juanito Valderrama. En los bares solía haber máquinas de discos. Cada vez que se acercaba un español echaba el florín y escuchábamos (se emociona), '... Adiós mi España querida dentro de mi alma te llevo metida...'. El que sale fuera de su país echa de menos su tierra aunque esté muy a gusto fuera.


¿Y qué recuerdos le llevaban a España?

Mi juventud trabajando en la madera en Almería. El furor que causó la mesa de camilla con el agujero para colocar el brasero, los famosos tresillos que también fabriqué, la refresquera y el mueble bar, que revolucionaron las casas de Almería. 


Del 70 al 73 viajaba dos veces al año a Almería, ¿qué le apetecía comer en su mesa?

Mi mujer, Lola, hacía lo mejor para que no se notara mi ausencia. Cuando regresaba en vacaciones me preparaba paella y cocido. Me gusta la cocina de pescado de Almería y, mucho más, después de haber comido tanto queso. Una vez llevé a La Haya en el avión un calamar enorme que compré en un barco de El Alquián, y lo preparamos frito a 'la romana', para que conocieran los compañeros holandeses nuestra cocina del mar.


Cuénteme una anécdota inolvidable

Mi hija mayor hacía la Comunión en mayo pero yo tenía las vacaciones en julio. Así que mi mujer fue a hablar al colegio para aplazar la ceremonia. Mi hija hizo la Comunión sola con toda la familia. No me causó ningún trauma. Yo estaba loco de contento. Además, les traje a mis hijos todos los juguetes holandeses de plástico para la playa, que en Almería eran una novedad.


¿De regreso a Almería disfrutaba más de su vida?

Tuve una nueva oportunidad laboral y regresé a mi vida en Almería en el 73. He tenido tres Vespas a lo largo de cuarenta años y un Simca 1200, pero la Vespa ha sido mi mayor felicidad. Un día nos subimos toda la familia, cinco en la moto y, un policía de tráfico que nos vio, nos dio el alto en el parque 'Nicolás Salmerón'. El agente se paró delante de mí y me dijo: '¿Qué?'. Y yo le contesté: '¿A cuál de ellos me dejo en la casa?' (se ríe). No nos multó.


¿Qué libro está leyendo?

'Fiesta', de Ernest Hemingway. Me lo ha regalado una de mis hijas. 


¿Cuál es su lugar preferido de Almería?

Suelo ir a desayunar con mis tres hijos al bar 'La Vaguada'. Aquí me tomo mi café y leo la prensa local y los periódicos deportivos.


¿A quién sigue en la prensa deportiva?

Al Atleti. Mi perro se llama Wanda, como el Metropolitano. Te confesaré que todavía guardo la ilusión de poder visitar el campo de fútbol de mi equipo algún día.


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