“Nos aferramos a la posibilidad de que Gabriel estuviera vivo”

El coronel Corbí, ex jefe de la UCO, ofrece una conferencia el miércoles en un acto de Aprogc

El coronel Manuel Sánchez Corbí
El coronel Manuel Sánchez Corbí La Voz
Javier Pajarón
07:00 • 04 jun. 2019

El coronel Manuel Sánchez Corbí asumió la jefatura de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil durante cinco años y participó en algunas de las operaciones más relevantes del país contra el crimen organizado y la corrupción. En 2018 encabezó la investigación del Caso Gabriel Cruz.



Este miércoles a las 20 horas en el Museo de la Guitarra imparte una ponencia sobre lucha antiterrorista organizada por la asociación Asociación Pro Guardia Civil en Almería. Francisco Javier Pajuelo, delegado de Aprogc en la provincia, y Fernando Ramírez, presidente nacional, acompañarán al coronel Manuel Sánchez Corbí, ex jefe de la UCO de la Guardia Civil.



¿Qué asuntos abordará en su conferencia?



La conferencia la organiza una asociación profesional y, por tanto, no es nada orgánico de la Guardia Civil. Hace dos años publiqué dos libros. Historia de un desafío cuenta 50 años de lucha contra ETA, donde la Guardia Civil tuvo un papel muy importante. Y luego,  publiqué Sangre, sudor y paz con Lorenzo Silva y un compañero suyo de El Español Gonzalo Araluce, que es una versión resumida del anterior. En la charla voy a contar la historia de la Guardia Civil contra ETA y luego daremos un buen espacio para ruegos y preguntas, que es lo mejor que puedo ofrecer a la gente.

Tiene usted fama de ser valiente y claro en sus análisis. ¿Tiene sensación de que existe una verdadera memoria colectiva sobre aquellos años más duros?
No. Este es el primer libro que cuenta una historia completa. Es la historia de la Guardia Civil, pero también de la lucha contra ETA y de ETA, al fin y al cabo. Este es el primer libro donde se cuenta de forma descarnada. Cuando lo escribí no tenía una pretensión comercial, de hecho los derechos de autor van a la Fundación de la Guardia Civil, mi interés es difundir algo que no se había contado y que mucha gente tiene ganas de que no se cuente. Si quería que este libro fuera fiable, no podía comerme nada. Y los errores que pudimos cometer, que fueron pocos, había que contarlos. ¿Valiente? Pues sí, porque se cuenta la verdad de los dos bandos.

¿Y cómo fueron?
El título de Sangre, sudor y paz resume estos 50 años. Nos han matado mucho. Es una historia de sangre. Luego ha habido mucho trabajo, mucho sudor, que ha sido la clave. Y, al final, la paz.

La UCO se ha convertido en una marca muy reconocible y prestigiosa. ¿Cómo es por dentro?

La UCO es una unidad de 500 personas. Técnicamente tiene a los mejores profesionales de la Guardia Civil. Aquí hay especialistas únicos. El tiempo que he estado en la UCO y, si me apura, el único mérito, es haberles dado todos los medios para trabajar bien y luego contar lo que hacían para que la gente lo supiera. Eso quizás ha ayudado a que la UCO sea más conocida.

Han pisado ustedes todos los charcos. ¿Sufren muchas injerencias?
Directas no, porque para lo bueno y lo malo la gente sabe lo que puede esperar de nosotros. Pero en los medios muchas. Nosotros nos hemos encontrado con un ministro que nos ha felicitado por el trabajo y, al día siguiente, nos ha criticado en los medios.

¿Y cómo se lleva eso?
El ruido no gusta, pero a estas alturas, no afecta.

Tengo la imagen de usted siendo felicitado por el ministro Zoido en la Comandancia de Almería por el Caso Gabriel. ¿Como lo recuerda?
Lo recuerdo como un gran debate interno entre lo que nos decía la razón, que el niño no estaba con vida, y lo que nos decía el corazón,  que podía estarlo. Había una posibilidad que agotamos hasta el final... que Ana Julia lo tuviera secuestrado y pudiera pedir un rescate. Hubo algún comentario que nos hacía pensar que igual no estaba muerto y a eso jugamos hasta el final.




¿Realmente pensaban que podía estar vivo?
Había una posibilidad pequeña porque ella, cuando la familia hablaba de un rescate, decía que quizás si se ponía más dinero igual lo soltaban. Ahí queríamos ver que estaba secuestrado con algún cómplice. Nos aferramos a esa posibilidad tan pequeña.

¿Cómo fue esa operación de captura de Ana Julia?
La operación fue compleja, pero nosotros nos lo jugamos todo a que el niño estuviera vivo. Si estaba muerto daba igual un día más o un día menos, pero si estaba vivo no. Fuimos con pies de plomo. Intentamos mantener el secreto y que no hubiera fugas para que no se fuera al traste, porque podía suponer que a una persona la mataran. Teníamos experiencia y fuimos cuidadosos porque detrás de un caso mediático hay un padre y una madre. Un error nuestro que hiciera pensar que el niño estaba muerto habría hundido a la familia.




¿Valoraron arrestar a Ana Julia Quezada antes?
Siempre hay dudas, pero, de alguna manera, el objetivo siempre fue que ella nos llevara al niño, vivo o muerto.

Aclare una duda que se suscitó. ¿Por qué no registraron la finca antes?
 Siempre, cuando sabemos la verdad, la gente dice que se debería haber hecho algo distinto, pero es un debate tramposo. Si yo sé la Bonoloto de mañana, no sé por qué soy pobre. Así es muy fácil. Yo estuve personalmente allí. Se miró por encima y entonces no había ningún motivo para sospechar que lo tuviera enterrado allí. La gente dice que debía mirar allí cuando ya sabían que estaba. Pasó también el caso de Diana Quer.

En esa situación, la prioridad era encontrarlo.
Y luego voy a una cosa muy importante: qué más da encontrar el cadáver un día antes o después, si nosotros buscábamos a un niño vivo. Se vio que allí no estaba vivo. ¿Se podía sospechar que lo hubiera matado? Pues sí, pero la finca tenía una extensión  grandísima. Salvo que nos digan en qué punto estaba, no lo habríamos encontrado.

¿Y les dimos más problemas los medios de comunicación o los muchos políticas congregados?
Los políticos no y los medios, algunos. Nuestros equipos tuvieron  que hacer barricada para evitar que la siguieran y así dejarla libre para que nos llevara al cuerpo.

¿Usted sintió la cercanía y agradecimiento de la gente aquellos días?
Sí, sí, absolutamente. Habíamos resuelto el caso, medianamente rápido y de forma limpia y pudimos darle la tranquilidad a la familia de, al menos, haber recuperado el cuerpo.



¿Recuerda algún otro asunto en Almería que le haya marcado?



Recuerdo el caso de la joven desaparecida en un gasolinera (Lourdes García Carreño), se estaba trabajando en ello, pero no se ha resuelto.


¿Tiene la sensación de que la gente ha mostrado ahora con mayor energía su cariño a las fuerzas de seguridad del Estado o se verbaliza más?

Creo que, hoy en día, en España nos estamos convenciendo de que las fuerzas de seguridad y los militares son gente fiable, honesta, que da mucho a cambio de poco. La gente nos ha aumentado la muestra de cariño porque está un poco descreída de los políticos, de los empresarios... y creo que la gente se refugia en los valores fiables. Les ofrecemos más garantías que otros colectivos más perjudicados últimamente.


¿Cómo ve a la Guardia Civil ahora que cumple 175 años?

Pues la veo ante muchos retos, sobre todo tecnológicos. Y luego estamos viendo que la sociedad española, con el conflicto de Cataluña y demás, está poco centrada. Yo creo que tenemos muchos retos por delante. Pero bueno, la Guardia Civil ha sobrevivido 175 años y hemos seguido al pie del cañón, aguantando, y estamos preparados para afrontar cualquier cosa.


17 testigos y 25 perito en el juicio a Ana Julia Quezada

El juicio con jurado contra Ana Julia Quezada, la autora confesa del crimen del niño Gabriel Cruz el 27 de febrero de 2018 en un cortijo de Rodalquilar, en Níjar (Almería), contará con un total de 17 testigos, otros 22 testigos-peritos y otros 25 peritos durante las ocho sesiones que se han programado para la vista oral, que arrancará a las 9,45 horas del 9 de septiembre.


Así consta en el auto de hechos justiciables, al que ha tenido acceso Europa Press, que extiende el calendario de sesiones hasta el 18 de septiembre, cuando está previsto dar a los miembros del jurado el objeto de veredicto sobre la acusada, para la que tanto la Fiscalía como la acusación particular solicitan prisión permanente revisable.


La vista oral arrancará con la declaración de Ana Julia Quezada, a quien se dedicará íntegramente la primera de las jornadas. Cabe recordar que además de la pena de prisión permanente revisable por un presunto delito de asesinato, el Ministerio Público reclama además diez años de prisión adicionales por dos delitos de lesiones psíquicas a los padres del pequeño.  Serán precisamente los progenitores los que abrirán el segundo día de juicio, de forma que Patricia Ramírez será la primera en comparecer seguida de Ángel Cruz.




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