Dijimos que la torre, hoy objeto de polémica por su restauración, se construyó un siglo después de ser acabada la Catedral. Recordemos brevemente como introducción la construcción del templo.
El terremoto del 22 de Septiembre de 1522 destruyó la antigua mezquita musulmana, que se había adaptado como Catedral. Era pues necesario construir una nueva. En ello puso todo su ahínco el obispo Fray Diego Fdez. de Villalán. El 4 de Octubre de 1524 comenzaron las obras.
Se finalizaron en 1562, es decir, 38 años después, aunque ya en 1542 se celebraban misas y cultos en su Altar Mayor. Estaban ya finalizados en esta fecha varias naves, el ábside, el Cabildo y la fortaleza. Tras ello, hubo un parón de ocho años.
Se reanudaron en 1550 y se construyeron las portadas, el crucero, varias capillas y la sacristía en estilo renacentista. Juan de Orea fue el arquitecto de esta segunda parte y Diego de Siloé, el de la primera parte de la obra.
Orea fue quien dirigió las obras de la fachada catedralicia, de estilo renacentista. Se encuadra entre dos grandes pilares en cuya base hay sendos ángeles y en su parte superior, dos jarros. En la parte baja, hay cuatro columnas estriadas sobre dos pedestales y adosadas a pilastras.
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