Los Reyes Magos traen un río de música en directo para su cabalgata

Caramelos, nieve e ilusión desbordan el centro de la ciudad en la noche más animada

Álvaro Hernández
07:00 • 06 ene. 2020

Quizás, este año los Reyes Magos venían con más ganas de marcha. Quizás sea simplemente el sello propio del flamante concejal de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almería, Diego Cruz. 



O, quizás, no sea ninguna de estas dos la explicación. 



En cualquier caso, lo único cierto es que la cabalgata con la que se anunció anoche en el centro de la ciudad la llegada de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente fue la más musical que se recuerda.



Y no solo por la música que, un año más, llegó de la mano de la Banda Sinfónica Municipal de Música y la Agrupación Musical San Indalecio, no: a cada pocas carrozas, los almerienses pudieron disfrutar de actuaciones en directo que pusieron la nota característica de la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar en este recién estrenado 2020.



Percusión, dos cantantes, una violinista... Todo lo necesario para hacer que el multitudinario público disfrutara estaba repartido a lo largo de una kilométrica cabalgata que pocos almerienses se perdieron.



Porque, una vez más, los almerienses demostraron anoche que la de Reyes es la noche más especial del año. Pocos días como el de ayer se viven habitualmente en el centro de la ciudad.



Bares llenos desde primera hora de la tarde, una calle de las Tiendas convertida en río de gente en dirección a la Alcazaba para recibir a los tres sabios de Oriente y, en definitiva, una ingente cantidad de almerienses salieron ayer a la calle a disfrutar de esta última píldora de magia navideña.



La cabalgata

A eso de las 19 horas de la tarde, las cabalgatas y los grupos de animación que conformaban la cabalgata embocaban la Rambla Obispo Orberá para ser el envoltorio perfecto del regalo hecho anoche por el Ayuntamiento de Almería: una cabalgata exitosa que dejó más que satisfechos a la mayoría de los muchos asistentes.


La espectacularidad llegaba de la mano de dos pasacalles internacionales, ‘Le Bal’, que era un estreno mundial, y ‘L'Envol’, ambos de la compañía francesa ‘Remue Menage’. 

El primero de los dos espectáculos anteriormente citados, el baile, paseó por el centro de la capital un carruaje mágico tirado por un caballo colosal, iluminado, acompañado por acróbatas que daban vida a bailarinas, zanqueros y faroleros. Eran viajeros del pasado con cierto toque de habitantes del Lejano Oeste que se despertaron en la cabalgata de Almería para bailar en sus calles; personajes que parecían escapados de las pinturas de Renoir y Degas. 


El segundo pasacalles transportaba a los almerienses a una experiencia diferente, un vuelo con personajes, pájaros elegantes, que volaron al ritmo de una banda de pop-rock. Una máquina luminosa conducida por un actor, un escenario musical con batería, guitarra y teclado en vivo, tres bailarinas con abanicos, otras tres con zancos y vestidos luminosos, y garzas, pavos reales y golondrinas mágicas, que sobrevolaban ante la cara de sorpresa del público formaban parte de este visual espectáculo.


Y, cómo no, la llegada de los animales que formaban parte del séquito real (caballos y camellos) y las carrozas de Melchor, Gaspar y Baltasar desataron la locura de pequeños y grandes tras las vallas instaladas en todo el recorrido.


Los tres monarcas y sus ayudantes se convirtieron, como cada año en esta fecha, en estrellas de rock aclamados por todo el público de su alrededor. Con cierta predilección por el animado Baltasar, los almerienses disfrutaron, tras un año sin saber nada de ellos, de los Reyes.


Lo que sucedió a continuación ya es algo que escapa de esta crónica: la magia nacida en cada casa este 6 de enero es algo para lo que no hay palabras.


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