Veinte días se ha tomado Ciudadanos para decidir el futuro de Almudena Serrano, concejal naranja en Huércal de Almería, que el pasado 3 de enero después de semanas de negociaciones con el Partido Popular del municipio, y desoyendo la decisión de la formación naranja a nivel regional y nacional, decidía entrar en el equipo de Gobierno compartiendo pacto con populares y con Vox.
La decisión tomada por el Comité de Garantías de la formación ha pasado por “la apertura de un expediente disciplinario” que ayer mismo confirmaban los naranjas y que conlleva la “suspensión de militancia de forma cautelar” otorgando tres días a Serrano para que presente las alegaciones que considere oportunas.
Esta decisión se comunicaba a la aún concejal de Ciudadanos en Huércal de Almería el pasado viernes y ayer mismo confirmaba ella a este periódico que este expediente sancionador lo ha recibido con “sorpresa” y más cuando “llega casi un mes después de que se haya tomado la decisión de entrar en el Gobierno”.
Esperaba así Almudena Serrano que desde la formación “hubiera cierta sensibilidad” y que no se obligara “a anteponer las siglas” a las necesidades de un municipio por lo que está “totalmente en desacuerdo” con esa decisión de suspenderla de militancia aunque sea de forma cautelar. Tanto es así que para ella se trata “de una expulsión en toda regla”.
Alegar
Preguntada sobre si va a presentar algún tipo de alegación, lo descarta ya que “a pesar de que podrían ver todo lo que se ha hecho desde que entré como concejal de Educación” lo cierto es que “ya se explicaron todos los argumentos antes de tomar la decisión”.
Ante esta situación, la concejal aún de Ciudadanos anunciaba que el siguiente paso es reclamar en el Ayuntamiento de Huércal de Almería su paso al Grupo de No Adscritos. La entrega del escrito en el Registro Municipal se producirá en el día de hoy, o al menos esa es la intención que Serrano comunicó a este periódico, y a partir de ahí pretende “seguir trabajando en el área” ya que “hasta ahora hay buena conexión y se están preparando muchas propuestas”.
El caso de Huércal cuenta con la singularidad de que era el primer municipio de España en el que Vox y Ciudadanos se sentaban a gobernar de forma conjunta y a las claras. La posición de Almudena Serrano pasó siempre por priorizar lo que ella entendía que “era mejor para el municipio”, mientras que desde el partido se le dejó claro que “la única manera de cerrar un acuerdo era sin la presencia de Vox” como explicaba a este periódico cuando se produjo la decisión la portavoz de Cs Almería, Marta Bosquet.
Guerras abiertas
Con este paso se cierra esta crisis en el seno de Ciudadanos pero deja unas secuelas durísimas para la formación. Por un lado pierde la representación en el municipio más importante del área metropolitana de Almería, y por otro, acrecienta el problema con la agrupación local que está sin dirección por la marcha de sus miembros, y en la que ya se ha producido un importante número de bajas en el número de afiliados.
Todo esto mientras sigue aún abierta la crisis en Gérgal tras el apoyo al PSOE en una moción de censura contra el Gobierno del PP a quienes apoyaron tras las elecciones municipales en mayo y con los que cerraron turnarse la Alcaldía.
Parece que dentro del propio grupo municipal gergaleño hay también división sobre los apoyos, y ahora es a la formación naranja a la que le corresponde la toma de decisiones última.
Y la última de las polémicas en sumarse es la situación en Roquetas de Mar cuyo grupo municipal también se ha roto en los últimos días con la petición de Lourdes García de pasar al Grupo de No Adscritos. La decisión, en este caso, parece más vinculada a una mala relación con el portavoz de la formación en el Ayuntamiento de Roquetas, José Montoya.
Sea como sea, lo cierto es que después de Navidad a la formación naranja se le han abierto ya tres frentes de guerra interna que empieza a pasarle factura, y que muestra como en época de aguas revueltas a nivel nacional, los movimientos también acaban teniendo repercusión en la provincia.
En la visita a Almería del presidente de la gestora de Ciudadanos, Manuel García Bofill, se trató de hacer una llamada a la unidad y a la tranquilidad en el seno de la formación, pero lo que no se sabe es si logró calmar las removidas aguas naranjas.
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