Antonio Fernández es voluntario de Protección Civil. Atiende a las personas mayores de los municipios más pequeños de la provincia y en ellos ha encontrado temor y mucha gratitud.
- En estos días como voluntario de Protección Civil sobre todo con las personas más mayores. ¿Qué se está encontrando cuando va a sus casas?
-Mucha amabilidad. Pero es verdad que les da cosa acercarse. Hay que intentar acercarnos, tomando todas las precauciones, sin que se asusten porque claro, quien les toca a la puerta la primera vez es alguien desconocido, de fuera.
Pero también cuando vamos nuestra labor va más allá de llevarles comida o medicamentos, hablamos con ellos, nos aseguramos de cómo están. Estableces cierta confianza para que si necesitan algo más adelante, vuelvan a llamar.
Y la verdad es que son muy agradecidos. De hecho, hay algunos que ya han repetido en la petición de ayuda y que cuando hablamos con ellos ya hay hasta confianza (sonríe). Con algunos nos falta abrazarnos, pero eso aún no es posible.
- ¿Cuáles son las principales cosas que reclaman los que os llaman?
- Lo principal que nos piden son alimentos y medicamentos. Hay que tener en cuenta que muchas de estas personas mayores tienen que seguir tomando su medicación y no pueden ni deben salir. Conseguir la medicación es quizá lo más complicado porque hay que gestionarlo todo con la farmacia, algo que hace el compañero que hace las labores de coordinación, para que después se les pueda llevar a sus domicilios, y la verdad es que te lo agradecen mucho.
- Atienden sobre todo a los municipios más pequeños. ¿Dónde ha ido ya?
- Principalmente acudimos a los municipios de menos de 2.000 habitantes, aunque son muchos los que llaman pedir información y esos son, la gran mayoría, de la capital.
Yo ya he estado en Olula de Castro, Santa Cruz de Marchena, Benitagla. La gran mayoría de los municipios en los que se demanda nuestra atención son pequeños, que no tiene tiendas a las que dirigirse, sobre todo a la hora de acceder a la medicación. Por ejemplo, desde Olula nos llamaron porque había que ir a Gérgal para poder comprar, y es imposible desplazarse.
- ¿Y no tiene miedo? Me refiero a estar en la primera línea.
- Al principio no es que tengas miedo, pero sí que da mucho respeto el salir y enfrentarse que lo que está pasando. En esta situación estás en contacto con la gente y yo estoy en casa con mis padres, que son dos personas mayores y paras de darle vueltas a si serás tú el que pueda contagiarles. Pero es verdad que contamos con todo el equipamiento para protegernos, que cumplimos con las medidas de higiene, y en casa, mantengo las medidas de distancia con ellos para tratar de evitar cualquier contagio.
- ¿Le ha cambiado en algo esta experiencia? ¿Ha notado que le miran diferente?
-Ahora te sientes un poco más valorado. Antes el voluntario de Protección Civil era el que ayudaba en las ferias, estábamos un poco apartadillos, pero ahora, después de la labor que nos ha tocado hacer, le damos y le dan más importancia a nuestro trabajo, y la verdad, es que se agradece el reconocimiento.
- ¿Están trabajando en buenas condiciones? ¿Se sienten bien?
- Sí, claro. En la oficina siempre están un par de compañeros. El resto está en sus casas pero también trabajando con nosotros. Cuando llegan las llamadas entonces se organizan las salidas y comienza todo el operativo para que podamos atender a todos los que nos necesiten.
- A pesar de que desde Diputación Provincial, con quien ustedes colaboran, ya lo ha contado, ¿cómo se puede contactar con Protección Civil si necesitamos que nos ayuden?
- Pues tienen que llamar al teléfono 950211383 y allí le atenderá un compañero, que es un máquina, y gestionará todo lo que necesite. Después ya se organizará todo lo relacionado con la salida, y llegaremos lo antes posible a su casa a ayudarle.
- Ahora está implicado en plena crisis sanitaria con una labor esencial, pero ¿cómo entra como voluntario?
- Entré a formar parte de Protección Civil como voluntario hace ya más de una década, tenía 19 años. Me atraía mucho eso de poder ayudar a otras personas y decidí entrar a trabajar con ellos.
Lo más habitual en esta labor de voluntario es colaborar en el desarrollo de las fiestas de los pueblos, en carreras de bicicletas, pero también me ha tocado participar y ayudar cuando hay cualquier tipo de catástrofe en la provincia.
Perfil
Ser voluntario en Protección Civil es para este almeriense una parte de su vida que le une al servicio a los demás desde hace más de una década. Entró con solo 19 años, acaba de entrar en la treintena, y siempre ha tenido claro que quería ayudar a los demás. Quizá por eso a la hora de elegir sus estudios pensó en tratar de motivar a los más pequeños de la casa, es graduado en Educación Infantil. Sabe bien lo mal que lo están pasando los trabajadores durante esta crisis, ahora mismo es uno de los sufridores de los ERTEs empresariales en el comercio en el que trabaja, pero siempre mantiene su actitud positiva.
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