Rodolfo Miranda es físico, almeriense afincado en Madrid y ahora una de las grandes esperanzas en materia de investigación con las que cuenta España para conseguir el control del virus que en dos meses ha contagiado a casi 200.000 personas y ha acabado con la vida de cerca de 20.000 españoles.
En sus manos, y en las de su equipo del Instituto IMDEA Nanociencia de la Comunidad de Madrid, está un proyecto, financiado por el Instituto de Salud Carlos III, que puede dar lugar a una de las armas más efectivas para lograr el control de la pandemia: un nuevo test tan preciso como los ya famosos PCR pero que requiere apenas el tiempo de un test rápido para saber con la mayor exactitud si una persona está infectada por el coronavirus.
Test masivos
Algo que el investigador explica a LA VOZ con un tono didáctico que ayuda a entender un poco más los entresijos científicos en los que se mueve esta pandemia que ha cogido a todos por sorpresa. También a él, quien a pesar de sus conocimientos y de su experiencia asegura que el mundo se encuentra en una situación “desconocida” y difícilmente controlable si no llega una solución en forma de vacuna.
“Hay que tener claro que nadie sabe casi nada. Sí, conocemos el virus actual muy bien, pero no sabemos cómo puede cambiar y hasta que no haya una vacuna va a ser muy difícil resolver este problema mundial. Hay que prepararse lo mejor posible y la única solución pasa por hacer test serológicos masivos a la gente cuando llegue la siguiente gran infección y que estos nos permitan detectar a los portadores del virus y aislarlos para evitar así confinamientos masivos como el que estamos viviendo”.
Él y el equipo que dirige juegan un papel fundamental en esta gran solución gracias al desarrollo de un test de detección del virus que es “barato, eficaz y rápido”. “Es muy fácil de usar e igualmente fácil de interpretar, ya que está basado en un simple cambio de color de una disolución que contiene partículas de oro y que reconoce el material genético del virus SARS-CoV-2, el conocido ARN”, detalla.
Así, explica Miranda, para saber si una persona tiene el virus solo hay que mirar el color de la disolución: “Si el virus está, entonces será transparente, esto se debe a que cuando a las nanopartículas de oro se le pega el material genético del coronavirus, estas se precipitan y caen al fondo del vial y la muestra se queda transparente. En cambio, si no hay material genético del virus la muestra ofrece un color rojo que es consecuencia de que las nanopartículas de oro están separadas unas de otras y reflejan la luz”.
Laboratorio
Por el momento, el equipo del Instituto IMDEA Nanociencia ha trabajado con material genético del virus SARS-CoV-2 que ha sido creado de manera artificial en sus laboratorios. Un paso avanzado para demostrar su calidad pero no concluyente, pues han de esperar a que este test pueda ser probado con muestras del virus obtenidas de pacientes infectados a través de los palillos alargados que los sanitarios introducen en la nariz y en la garganta.
“Hasta ahora hemos llevado a cabo la prueba de concepto para comprobar que este sensor funciona. Una vez que ya lo hemos demostrado, ahora hay que comprobar con una muestra de un paciente enfermo el límite de detección, es decir qué cantidad de virus somos capaces de detectar. Y se va a hacer, porque es barato, fácil y sencillo de interpretar”, asevera.
Confinamiento
En este contexto, la idea nacida en el laboratorio que dirige este almeriense, puede ser la herramienta que alivie el confinamiento que ya cuenta los días por meses y, lo más importante, accesible a todo el mundo ya que se podría realizar por personal sanitario de cualquier centro de salud. Aunque Miranda es cauto y entre sus explicaciones siempre tiene tiempo para recalcar que no hay que crear “falsas expectativas”. “Esto requiere tiempo”, señala, aunque confía en que avance a la mayor velocidad el proceso para convertir las decenas de test que ellos pueden realizar en hasta 5.000 a la semana como pueden hacer a través de una empresa con la que trabajan. “Nuestro compromiso con el Carlos III es tener un test disponible en otoño para probar en condiciones realistas”.
Y trabajan con las miras puesta en esa meta, ya que la fabricación de estos test bajo patente española supondría un importante refuerzo del papel nacional en el mundo de la ciencia, que, por el momento, ha demostrado estar al servicio de la fabricación llegada de fuera. “Que este novedoso test lo hayamos creado en España, por supuesto es un aspecto muy importante para no depender de proveedores extranjeros y lograr que podamos ser autónomos en la elaboración de esta herramienta”, concluye.
“Hemos apostado por bares en vez de ciencia”
Si hay algo que la pandemia ha destapado para Rodolfo Miranda es que España ha dejado “en el olvido” a la ciencia durante muchos años, aunque no se muestra confiado en que esto cambie una vez superemos la pandemia.
“Hemos apostado por poner bares y que vengan a tomarse una caña. Ahora se ha puesto de manifiesto el problema que esto supone, pero no creo que sea un cambio de paradigma, cuando todo este miedo generalizado pase, volveremos a estar en la misma situación creo. Y, como se ha comprobado, será un error”.
Del mismo modo, aunque remarca que es físico y no virólogo, tiene sus propias predicciones sobre el futuro en relación con el coronavirus. “Hasta que no haya una vacuna no vamos a poder volver a tener una vida normal tal y como la conocemos en España. Esa es la impresión que tengo, ya que no sabemos cómo puede mutar el virus o cuanto tiempo se está protegido frente a él después de superarlo. Seguramente, vendrán rebrotes en otoño y si antes podemos ir a la playa, tendremos que hacerlo con mascarilla”, sentencia.
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