Si alguien dijo alguna vez que la Alcaldía de una capital de provincia era un camino de rosas, aquí vinieron unas cuantas catástrofes a desmentirlo. Pero ni en la peor de sus pesadillas se le podía pasar al alcalde de Almería (ni a ningún otro) que un día tuviera que gestionar los efectos de una pandemia. Los contagios, pero también la crisis del comercio, la hostelería, las familias vulnerables, le quitan horas al sueño y a los suyos. La prudencia y el asesoramiento presiden sus decisiones. La rapidez, la gestión de la crisis.
Por Ramón Fernández-Pacheco han pasado probablemente varios años en apenas un par de meses. Ha vivido más horas en su casa que nunca, y ha podido asistir a algunos íntimos momentos familiares que antes se perdía, pero la alarma no le ha dado la tregua de un relax doméstico. Las (enormes) necesidades de la ciudad le reclamaban desde el otro lado de la pantalla.
¿Qué está siendo esta crisis para la ciudad?
Sobre todo un reto para el que nadie estaba preparado. Para nuestro sistema sanitario, para las familias, para los profesionales de la seguridad, para la logística, para nuestras empresas. La responsabilidad que ha recaído sobre los hombros de cada almeriense ha sido mayúscula. Y creo que Almería lo ha hecho muy bien.
¿Hasta dónde pueden afectar las derivadas económicas y sociales?
El mejor termómetro son los servicios sociales y se están incorporando al sistema muchas familias que nunca habían sido usuarios. Ese es el dato más dramático. Hemos tenido la suerte de que la agricultura no ha parado, sin la agricultura la situación hubiera sido dramática. Tenemos que incidir mucho en que Almería es un destino seguro, y para ello tenemos que seguir teniendo buenos datos. Nosotros llevamos más de un millón de euros gastados en servicios sociales, más de 6.000 familias atendidas. Tengo la esperanza de que la desescalada contribuya a que esa gente pueda volver a tener ingresos. El verano y el turismo van a ser muy importantes.
Comercio, hostelería, turismo. ¿Cómo van a ser los próximos meses para ellos?
El golpe ha sido durísimo, qué duda cabe. Muchas pequeñas empresas, autónomos, llevan dos meses sin facturar prácticamente nada y ahora nos enfrentamos a este proceso en el que yo creo que tenemos que aprovechar esa ventaja competitiva de ir a la cabeza de la desescalada, pero tampoco podemos morir de éxito.
En todo caso, es un éxito frágil.
A eso me refiero. Me da mucha alegría ver que los almerienses tienen ganas de salir, pero me preocupa que esa euforia pueda traducirse en un rebrote. El virus sigue por las calles de Almería, probablemente, y no se nos puede olvidar. Tenemos que ser respetuosos con las normas que marquen las autoridades. La manera más rápida de conseguir la desescalada total es la prudencia. Vísteme despacio que llevo prisa, es un refrán que habría que aplicarse.
¿Eso no sería incongruente con que el lunes empecemos ya en fase 1?
Parto de que el Gobierno de España está bien asesorado y la Junta de Andalucía, también. La ciudad de Almería tiene en torno a 40 casos de coronavirus activos. Están siguiendo el protocolo. Todos los datos sanitarios hacen ser optimistas y eso nos tiene que permitir ir desescalando, pero con cautela. Un ejemplo: no vayamos todos a hacer deporte al Paseo Marítimo. Estos días estamos viendo algunas fotos que me preocupan. La hostelería puede abrir a partir del lunes y yo he firmado un bando super flexible. Pero la obligación de mantener una higiene escrupulosa hay que exigírsela. La involución sería dramática. Y, ahora mismo, el mayor factor competitivo es tener datos positivos. Almería tiene que explotar esa seguridad, y si la perdemos por inconscientes, nos estaremos dando un tiro en el pie.
¿Puede haber suficiente policía local para vigilar las playas y que los ciudadanos nos comportemos?
Desde luego que no. Sobre los hombros de los ayuntamientos no puede recaer la responsabilidad de vigilar las playas. Almería tiene casi 30 kilómetros de playas, muchas no son urbanas, y la Policía Local ni tiene efectivos ni medios. La mayor responsabilidad la tienen los ciudadanos, que son los que deciden si respetan la norma o no. El confinamiento en Almería lo hemos respetado muy bien. Bueno, pues sigamos así. Es importante reactivar la economía, pero tan importante como eso es guardar las distancias, evitar aglomeraciones. Sentido común.
¿Cómo se va a abordar el plan de playas?
Al final, lo tiene que decidir el Gobierno. La propuesta de la Junta de Andalucía es que las playas se abran el 25 de mayo. Propuesta que, vaya por delante, yo respaldo. Pero siempre será con restricciones. Yo no veo las playas de Almería con mamparas de metacrilato separando a la gente. Si al final el Gobierno dice que hay que controlar aforos o que las playas deben tener horario, o que hay un tiempo máximo de permanencia, o que tienen que tener entrada y salida diferenciadas, lo haremos. Afortunadamente el Ayuntamiento tiene liquidez suficiente como para afrontar ese tipo de gastos. Pero la mejor herramienta es la responsabilidad colectiva.
Y la hostelería, ¿cómo va a poder ayudar el Ayuntamiento al sector?
En el bando hemos tomado una decisión inédita. Vamos a autorizar terrazas a gente sin licencia durante este periodo. Todo el mundo tiene media hora más. Y todo el mundo tiene garantizado el 50 por ciento de las mesas en su terraza, cosa que otros ayuntamientos no han hecho. Además, se va a poder ampliar la superficie para llegar al total de mesas que tiene la licencia sin pasar por el Ayuntamiento. Las pones, y fuera. Y todos aquellos que por circunstancias no puedan ampliar, pueden presentar al Ayuntamiento una propuesta que se estudiará y, en su caso, se autorizará. Más flexible, imposible.
¿Al comercio le ha llegado esta crisis con déficit en digitalización y servicios, qué plan tiene para el sector?
Hemos puesto un plan de formación gratuito para todos los comerciantes. Además, vamos a sacar una campaña muy potente que viene a decir que el mayor ejemplo de patriotismo que un almeriense puede hacer ahora mismo es comprar en la tienda debajo de su casa o tomar una cerveza en el bar de la esquina. Además, hemos puesto una Plataforma en internet, almeriaadomicilio.es. No lleva ni una semana y ya hay más de 200 comercios adheridos. Aparte del millón de euros que se ha puesto desde el Ayuntamiento en ayudas directas. Tenemos que sacar este sector adelante, porque no solamente crea puestos de trabajo y riqueza, sino que forma parte de la vida en nuestras calles. Si lo perdemos, Almería se muere. No podemos permitírnoslo.
¿Qué proyectos se van a tener que aparcar?
Ahora llega el momento de priorizar y la nueva realidad de la ciudad hace que el presupuesto se haya quedado obsoleto. El Ayuntamiento ha puesto un programa de desinfección muy ambicioso. Hemos desinfectado todas las farmacias de Almería, los supermercados, las clínicas, las residencias, las calles, cuando eso no estaba previsto. La compra de epis, de mascarillas, de guantes, de gel, para la Policía, servicios sociales, bomberos. Y hemos habilitado 600.000 euros de ayudas de emergencia a familias en situaciones de vulnerabilidad. Hemos conveniado con Cruz Roja 150.000 euros en ayudas también, con Cáritas, también en el segundo albergue. Todo eso obliga a nuevos gastos.
¿Y cómo han articulado las nuevas prioridades?
Nosotros aprobamos el Plan Reactiva 20, que supone cambiar completamente el Presupuesto. En menos de un mes ya se había reorganizado para movilizar 63 millones de euros. Contempla medidas para el comercio, para la hostelería, también para reactivar la cultura, que se van a presentar en los próximos días. Eso ha supuesto rehacer el presupuesto en tiempo récord para hacer frente a una situación imprevisible. Empezó a haber aplazamientos de pagos para profesionales, empresas y personas físicas. Se hizo una gestion muy rápida para intentar paliar la situación que se avecinaba. Al principio fueron medidas de choque y, en menos de un mes, se trabajó un plan más amplio.
¿De dónde sale el dinero para esos gastos?
Por ejemplo, de programas que teníamos de eficiencia energética en los colegios. Los actos que se organizaban en la feria para mayores y para el homenaje a la mujer los hemos cancelado. Toca priorizar y no van a ser los últimos, ya lo adelanto. A lo largo de las próximas semanas, el Ayuntamiento va a tener que hacer un desembolso muy importante en digitalización, porque vamos a mantener teletrabajando a los funcionarios todo lo que podamos. Eso implica gastos que habrá que sacarlos de proyectos que eran ilusionantes. Ya vendrán tiempos de volver a la normalidad.
¿La ampliación del parque de la familia, el puerto ciudad, el soterramiento, se pueden quedar aparcados?
A mí me gustaría que no. Precisamente las administraciones públicas ahora tienen una responsabilidad en cuanto al mantenimiento del empleo. Debemos priorizar, por un lado, todo lo que tenga que ver con los servicios sociales y con la protección sanitaria, pero también con las inversiones que supongan liquidez a nuestra economía. Y eso es tan importante o más que lo anterior. Por eso nosotros no solamente no vamos a paralizar el ritmo de inversión, sino que lo vamos a fomentar. Donde tenemos que ahorrar es en gasto corriente, en actividades que ya no tienen sentido. Pero las inversiones que crean puestos de trabajo deben ser una prioridad.
¿Hay barrios a los que esta crisis está golpeando especialmente?
Por supuesto que sí. Un factor salvavidas es la agricultura. Toda la Vega, La Cañada, El Alquián, Loma Cabrera, Venta Gaspar, ahí se ha notado menos que en Pescadería. Por eso hay que reforzar el esfuerzo a través de los servicios sociales y tendremos que hacerlo en el futuro con planes de empleo. Todas las inversiones tenemos que interpretarlas en materia de empleo. Si las inversiones van a ser adquirir cosas que se fabrican en China o no sé dónde, no son buenas en este momento. Si son para que gente de Almería esté trabajando durante un tiempo, serán buenas.
Mucha gente se está preguntando qué va a pasar con la feria. ¿Tiene ya una respuesta?
El primero que se hace esa pregunta soy yo y créeme que me la hago todos los días. Más allá del disfrute, es un momento álgido de nuestra economía. A mí me gusta ser cauto y todavía desconocemos cuál va a ser la realidad para agosto. Pero con lo que sabemos hoy, parece que hay partes que sí se van a poder celebrar y, si se puede, la vamos a celebrar. Un ejemplo: ya sabemos que los bares van a poder estar abiertos, a finales de agosto, previsiblemente, de manera mucho más flexible. Los conciertos de 12.000 personas de pie en el recinto, yo tengo mis dudas. ¿Vamos a hacer el homenaje a los mayores? Probablemente tampoco. No puedo decir qué modelo de feria vamos a tener. Lo que sí puedo decir es que siempre que se nos permita y esté garantizada la seguridad, Almería tendrá feria. Será diferente, qué duda cabe.
Lo que lógicamente ya es irrecuperable es una manifestación tipo San Juan.
Claro, cuando anunciamos la suspensión de San Juan era, primero, por lo que indicaba el sentido común, y, segundo, porque para que San Juan se celebre como normalmente hace falta una serie de contratos que había que haber empezado en ese momento. Y cuando a mí se me pone encima de la mesa la posibilidad de empezar a tramitar todos esos contratos, lo responsable me pareció no hacerlo. Cuando llegue San Juan, si la situación sanitaria permite algún tipo de manifestación que nos haga recordar que estamos en San Juan, la haremos. Pero el San Juan que todos estamos acostumbrados, de la playa a reventar de gente, todos mezclados, no parece lo más lógico.
¿Qué es lo más sobrecogedor que ha escuchado?
Hay muchísimas historias que son sobrecogedoras. Ayer [por el jueves], a las siete de la mañana salían los trabajadores de la residencia de la FAAM, que llevan cuarenta 45 días confinados con los usuarios de la residencia. Yo pedí a la Policía Local que fuera a recibirlos como se merecían. Esos sí que son héroes. Del mismo modo a mí me ha abrumado la solidaridad de los almerienses. Ha habido muchísimos gestos de altruismo.
¿Cuánto sueño le ha quitado esta crisis?
Pues mucho, la verdad. Los seres humanos tenemos una gran capacidad de adaptación a las circunstancias, también a las adversas. Yo también tengo una familia, un entorno y problemas personales, como todo el mundo. El principio de esta crisis fue muy duro. Hacer frente a una decisión tan difícil como cerrar todas las instalaciones deportivas, los centros de mayores, los centros de vecinos. Somos la primera capital que lo hizo en Andalucía y una de las primeras de España. Yo recibí muchas llamadas, algunas de dirigentes politicos, llamándome alarmista. Y, luego, ver a los servicios sociales desbordados, pues sí, claro que me ha quitado horas de sueño.
¿Ha dudado mucho determinadas decisiones?
Por supuesto que sí. Lo que pasa es que siempre he procurado estar bien asesorado y yo tengo que agradecer al delegado de Salud de la Junta que siempre se me ha puesto al teléfono él y su equipo y nosotros siempre hemos tomado las decisiones asesorados, esa es la verdad. La primera reunión que tuvimos le pedí que me mandara a los responsables de Salud Pública, estaba la oposición, y nos dijeron, todavía no es obligatorio, pero si yo tuviera que tomar la decisión, lo cerraba todo y mandaba a todo el mundo a su casa, y dije, pues es lo que vamos a hacer. Claro que dudas, porque es difícil contentar a todo el mundo y al final tus decisiones afectan a muchas personas.
Si en algún mal sueño hubiera visto que una situación de estas se podría dar ¿se habría pensado presentarse a la alcaldía?
El otro día, un funcionario me decía: alcalde, lo que a ti te está pasando no había pasado en Almería nunca. Recién llegado pasó lo de El Patio. Ya se estaba olvidando eso y vino la DANA. Y ahora esto. Yo estoy haciendo un master en emergencias. Pero, por otra parte, puedo decir a boca llena que el Ayuntamiento de Almería tiene a profesionales muy preparados, todo muy profesionalizado y es mucho más fácil así. Pero no tengo ningún problema en admitir que ojalá no me vuelva a ver en esta situación.
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