Les supongo totalmente al corriente del paso de una fase a otra en este peregrinar del desconfinamiento gradual. Cuáles provincias sí, cuáles provincias no, amén de las restricciones e instrucciones aparejadas. Así pues, como en ‘esta mañana fresquita de mayo, no cogí mi caballo ni me fui a pasear por la senda donde mi morena, graciosa y hermosa, solía pasar’, voy a contarles una historia pasada ligada con nuestro futuro próximo. Un momento, voy a buscar música. Ya. Pavarotti se manifiesta con ‘Una furtiva lacrima’, una romanza incluida en la ópera ‘L'elisir d'amore’.
En todas las culturas han existido Romeos y Julietas, amores imposibles con final trágico. Imilchil es un pueblo marroquí situado en el Alto Atlas, para ser más precisos en el valle de Assif Mellou, a más de 2.200 metros de altitud. Muy cerquita del pueblito se hallan dos lagos, el Tislit e Isli. Según la leyenda bereber, dos jóvenes de distintas tribus se enamoraron. No pudieron conseguir el permiso de sus respectivas tribus para unirse en matrimonio. La última vez que pudieron verse a escondidas, ambos dejaron caer sus lágrimas. Era tanto el llanto de desconsuelo que se fueron creando enormes charcos de agua llegando a convertirse en lagos: Isli” que es el lago más grande y significa “el novio” y “Tislit”, la novia. Los dos se ahogaron en su propias lágrimas.
Un grupo de amigos nos propusimos ser los primeros en bucear en uno de los dos lagos. Después de mucha burocracia, conversaciones y demás, nos permitieron cruzar la frontera de Marruecos con varios equipos, incluidas las botellas de oxígeno. Nunca supimos cómo, aunque en África dejas caer un alfiler en Tánger y retumba en Madagascar, el caso es que al llegar al lago Isli nos esperaban más quinientas personas. Era un mes de diciembre. El frío cortaba más que la radial del vecino, lleva tres días seguidos con ella. Enfundarse los trajes de neopreno, la sujeción de las botellas…, todo era un espectáculo para los centenares de espectadores. Nos miraban como a los astronautas. El fondo del lago es fango, tallos y poco más; aún así lo grabamos en vídeo.
Al siguiente día nos reunimos con más de mil personas de la comuna de Imilchil. Querían ver qué había dentro del lago. Proyectamos el vídeo grabado y sus caras reflejaban asombro, desconcierto… No tenían palabras para expresar sus emociones. Mostraron un agradecimiento enorme hacia nosotros por el regalo de contemplar ‘su lago’ por dentro. Aquí es donde ligo con el futuro. No sé, acaso el inconsciente ande suelto; quizá sin querer o queriendo haya visto un paralelismo entre la profundidad de un lago cenagoso y el abismo de una pandemia. ¿Tú qué dices, Pavarotti? Luciano anda en el Do de pecho del ‘Ave María’. No tengas prisa, porque yo, sin dudarlo, me quedo en casa.
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