Este lunes puede ser un gran día para la nueva normalidad: por fin, después de casi dos meses de encierro, podremos desayunar en el Barea, tomar una caña con sardinas a la plancha en el Lengüetas, una tapa gourmet en el Casco Antiguo, un americano en el Kiosco Amalia o un helado en La India, por citar solo algunas de las terrazas -en el interior aún no se puede- que abrirán sus puertas en la capital con la entrada de la primera fase de la desescalada.
Pero aunque tengamos opciones, y muy atractivas, lo cierto es que se espera que hoy reabran al público un porcentaje mínimo de los bares y restaurantes de la provincia, entre un 10 y un 15%, según las estimaciones de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Almería (Ashal).
Y es que las limitaciones impuestas por el Gobierno y también la incertidumbre hacen que la gran mayoría de los empresarios no puedan permitirse o no se atrevan a lanzarse a la aventura de abrir sus negocios sin tener claro que serán rentables. Esto es así a pesar de las facilidades que están ofreciendo muchos ayuntamientos, como el de Almería, para ampliar la superficie de las terrazas y hacer posible que los negocios puedan mantener el 100% de las mesas fijadas en sus licencias con la separación de dos metros entre ellas fijada en la nueva normativa.
“Los empresarios seguimos con muchas dudas, por lo que en los próximos días van a mantenerse cerrados la mayoría de los negocios", dice Diego García, presidente de Ashal.
García añade que este domingo, los hosteleros aún no disponían del protocolo oficial definitivo sobre las normas a cumplir en las terrazas, y de momento solo se ha enviado a los socios un borrador del acordado en las negociaciones con la Administración, que deberá no obstante ser ratificado con su publicación en el Boletín Oficial del Estado. “No tenemos suficientes certezas, no sabemos si tenemos libertad para ir de Almería a Aguadulce a comer, por ejemplo, porque tiene que ser a menos de un kilómetro de tu vivienda, y además seguimos en alarma sanitaria, el virus está en la calle”, continúa.
Sin espacio
Y en algunas ocasiones, los negocios no pueden materialmente abrir por falta de espacio, pese a las facilidades municipales. Es el caso, por ejemplo, de los bares de la calle Jovellanos, cuya estrecha acera no les permite colocar más de unas pocas mesas y no les es rentable. En este caso, han propuesto que el Ayuntamiento peatonalice la calle durante un tiempo, para hacer posible instalarlas en la vía pública. Esta posibilidad ha sido trasladada por Ashal al Consistorio, que se ha comprometido a estudiarlo. “El Ayuntamiento va a tener que tomar una decisión, porque esta calle fue una apuesta decidida para dar vida al casco histórico y algo hay que hacer para animarla de terrazas y que reactive la milla de oro de la hostelería almeriense ”, dice García.
Pese a todo, este periódico ha contado más de medio centenar de terrazas -aunque pueden ser algunas más- que abrirán en la capital. El centro, el paseo marítimo, el Zapillo y Ciudad Jardín son las zonas más animadas en esta fase 1, mientras que en el resto de la ciudad y la mayoría de la provincia se sigue percibiendo mucho miedo.
Pero los que abren, lo harán con todas sus ganas: “Disponemos de espacio suficiente para abrir con el 100% de las mesas, y ya han pasado muchos clientes para preguntarnos cuándo empezamos”, dice Jesús Pérez, dueño del ‘Lengüetas’. "Venid a los bares. Muchas familias dependemos de esto. No os vamos a defraudar, os vamos a tratar mejor que en casa, con mucho cariño", aconseja David Ibarra , gerente de La Plazuela y Casco Antiguo.
"No se puede abrir para unas pocas mesas" Falta de espacio, de rentabilidad e incertidumbre son las causas principales para no abrir hoy bares y restaurantes. “No podemos abrir con sólo tres mesas. No es rentable sacar al personal del ERTE y si no va bien económicamente, no tendríamos derecho de regresar a él”, dice Antonio Fernández, propietario del Mesón Sierra Morena, en la calle Bilbao .
Mariano Ramírez, de La Tahona, en la Plaza Vieja, reconoce tener “muchas dudas e incertidumbre. No es una zona de oficinas con bancos y zona comercial. En la Plaza Vieja está todo cerrado”. Por ello, dice que esperará unos días. Y si en la capital no parece factible, menos aún en algunos barrios almerienses, donde además de una menor población, los bares suelen ser más pequeños.
Pero aún los mayores se resisten a abrir. En el caso de El Alquián, sí abrirá hoy sus puertas el hotel Los Arcos, con las limitaciones impuestas, aunque no lo hará ni el restaurante ni la cafetería del mismo negocio. “No podemos permitirnos tener a cuatro personas trabajando para cuatro mesas, no daría ni para pagar la luz”, dice Juan López, el propietario. De esta forma, solo se plantearía volver a a la actividad cuando se permita abrir el comedor en el interior, aunque también fuera con limitaciones, pues entonces sí podría sacar algunas mesas a la terraza.
Normas a seguir
Aunque el Gobierno mantendrá franjas horarias para pasear o hacer deporte, no habrá limitación para acudir a las terrazas, por lo que podrán visitarse a cualquier hora del día.
El número de mesas de cada terraza debe estar limitado al 50 por ciento de las permitidas en el año inmediatamente anterior, según la correspondiente licencia municipal, con una distancia de al menos dos metros entre las mesas o, en su caso, agrupaciones de mesas. No obstante, el Gobierno deja en manos de los ayuntamientos la posibilidad de incrementar la superficie destinada a la terraza, y en Almería se ha permitido, para evitar pérdidas.
Las reuniones en las terrazas se limitan a un máximo de diez personas por mesa o grupos de mesas, permitiendo que se respeten la distancia mínima de seguridad interpersonal. Los establecimientos deberán efectuar la limpieza y desinfección del equipamiento, priorizando el uso de manteles de un solo uso y facilitando al público dispensadores de geles hidroalcohólicos.
Los bares y restaurantes deben fomentar el pago con tarjeta, evitar el uso de cartas de uso común a favor de pizarras y carteles, y eliminar productos de autoservicio como servilleteros, palilleros, vinagreras, aceiteras, y otros utensilios similares, priorizando monodosis desechables o su servicio en otros formatos bajo petición del cliente, entre otros aspectos.
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