Alguien, quien sea, vaya usted a saber, o a lo mejor sí lo sabe, pretende que caiga el telón sobre el escenario de la pandemia, de los miles de muertos, de los centenares de miles de infectados, de los sanitarios desprotegidos, de los entierros sin testigos. Lo pertinente es que el virus no se vea del todo, o se vea de otra manera. Si no es con la mandanga de un piso, sea con la del número de pasajeros en un avión. Y así de seguido.
Tras las bambalinas, en los camerinos del teatro, hay una vida que de cuando en cuando, o sea todos los días, sale al escenario. En esa vida que nos parece ajena, liviana, me cuenta Pedro que uno de nuestros colegas está arrasando en los entretenimientos de la televisión, en las revistas, en las redes. Me dice que se las lleva de calle. Intuyo que me hace este comentario vidrioso a ver si pico y le dedico unas líneas al asunto. Bueno, ¿por qué no? Me sumerjo en el Triángulo del Internet a ver si pesco algo. A capazos, oiga, el caladero es inagotable.
Leo que Marta, no pongo apellido porque supongo que ya saben a cuál Marta me refiero, ha reaccionado como una fiera al ver las fotos románticas de Alfonso con Alexia. Marta, al parecer, emigra de plató en plató a no sé cuántos euros el minuto contando sus desdichas, sin poner en duda que para ella lo sean. Toda la cuadrilla que merodea alrededor de este enredo amoroso anda deseosa de desfilar por el ‘Polideluxe’ de Jorge Javier, previo pase por taquilla. Pedro me frena, dice que esto ya es antiguo, agua pasada, que ahora lo viral es Chenoa con sus meteduras de pata en el estreno de Pasapalabra. ¡Anda!, me sale un anticipo del capítulo 1.858 de la serie ‘Amar es para siempre’.
Me llama un familiar muy cercano. Está metido en un ERTE. Se explaya el hombre contándome sus dificultades más su indignación porque ya va para tres meses sin ingresos, que él no entiende de colapsos administrativos, que hace falta comer, y para eso hay que ir al mercado, pero que no vas a ir sin dinero, que sería el colmo tener que comprar de fiado, que vaya papeleta. Uno se pregunta qué decirle, a él y a otros tantos miles como él. Aparte de ofrecerle toda la ayuda posible, qué más se puede hacer si quien tiene y puede hacerlo anda metido en berenjenales quizá de mucho interés para sus intereses, aunque sería de interés general que por un tiempo dejara la moqueta y descendiera al barrizal porque la gente normal y corriente merece un trato de respeto.
En el balcón frente a mi ventana, mi vecino ha colocado una jardinera con un arbolito. ¡Que bonito! ¿Qué es? Un filodendro. ¿Un qué? Un fi-lo-den-dro. Magnífico, alegra la vista. Sí, y me ocupará un tiempo cuidarlo. A disfrutarlo, voy para adentro que yo, sin dudarlo, me quedo en casa.
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