Escribo con la mascarilla puesta, no vaya a entrar por mi ventana un golondrino perverso. Para usted, si lee estas líneas, hoy es jueves. Para mí, en tanto que las escribo, hoy es miércoles. No trato de divagar, sino reflexionar acerca de cuál es la naturaleza del tiempo, o si, según Stephen Hawking, al colapsarse un universo en expansión ¿viaja el tiempo hacia atrás? Ahora estamos colapsados, ¿y? Un momento, este berenjenal necesita suavizante. Recurro a Elton John, a Jennifer Rush, a Andrea Bocelli, a Sarah Brightman…
Verá, tropiezo con un artículo según el cual, o mejor, según Peter Gorham, autor del estudio publicado en la Universidad de Cornell, científicos de la NASA han encontrado partículas de un universo paralelo donde las leyes de la física serían al revés, un universo paralelo donde el tiempo va hacia atrás. Esta teoría, que ha generado un profundo debate en la comunidad científica, significaría que para usted mañana es hoy y para mí lo sería en sentido inverso, mañana transcurriría hoy. Es lo que tiene el confinamiento. ¡Vaya calentamiento de cabeza! Y a ver cómo charlo de este asunto con el vecino de balcón a balcón. Imposible.
Ayer, anteayer para usted, en el informativo de las nueve de la noche, me asaltó traicioneramente un espanto. Lo protagonizó una ministra que pronuncia las frases como María José Cantudo, no tienen nada más en común, y que me recordó muy mucho a aquello de la histórica conjunción planetaria de Leire Pajín, trasladada ahora a esa línea recta en la que nadie había caído.
Acabo de saber que el Gobierno ha sacado adelante la quinta prórroga del estado de alarma. Con todas las reservas, con todos los peros que se quieran poner, a mi juicio es necesario mantener cuantas más medidas de prevención sean necesarias. La lástima es que, según me cuentan desde Madrid, en el Congreso de los Diputados se han discutido más los propios intereses de cada formación política que realmente de lo que se trataba, el interés sanitario de todos nosotros. En su conciencia queda.
Mi amigo José Miguel Corral me comenta que ha escuchado a Miguel Ríos en una entrevista. El granadino va a cumplir cincuenta y veintiséis años y decía que, "hace 30 años hubiera salido a la calle, ahora yo me quedo en casa. No he puesto un pie en la calle en más de 60 días”. Qué grande, José Miguel, se acordó de mí. Le he respondido que Miguel Ríos me lleva unos cuantos años de ventaja, por lo que es más prudente que yo, que me estoy acercando a los setenta días de clausura y no considero aconsejable mentalmente prolongar el confinamiento, así que el próximo lunes saldré a la calle con cierto respeto, pero también con cierta intriga.
Acabo de hablar con el colega e igualmente amigo Guillermo Mirón, magnífico delegado de la SER Levante. Hemos quedado en que el viernes le diré lo primero que haré al salir. De momento, yo, sin dudarlo, me quedo en casa.
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