“Las calles vacías” es el último poema inédito que, en plena crisis sanitaria por la pandemia, ha publicado en internet y recitado con su propia voz el poeta Rafael Guillén, Premio Internacional Federico García Lorca (2014), Premio Nacional de Literatura (1994), Premio de la Crítica Andaluza y de las Letras Andaluzas, entre una incontable nómina de galardones y reconocimientos.
Preocupado por las consecuencias humanas y sociales de esta crisis, el poeta andaluz de la “Generación de los 50”, -hermano de alma del desaparecido Julio Alfredo Egea-, con especial vinculación a algunos lugares de la provincia como Chirivel o Uleíla , vive aislado en su casa “siempre con las limitaciones de mi edad y mi estado de salud”. A sus 87 años, el autor de “Los estados transparentes” precisa que la actual situación,” como tragedia familiar, es comparable a una guerra mundial, a una hambruna, a un cataclismo, a una plaga. La llamada “vida social” ha desaparecido hasta que los científicos no encuentren una vacuna.” Precisamente, esta realidad ha inspirado el referido poema “que le interesó a mi hija Esperanza, ya que se refiere al pintor De Chirico y como ella es catedrática de Historia del Arte lo comentó con Marina, otra de mis hijas, colaboradora literaria imprescindible en ediciones de libros, página web, corrección de pruebas, etc. Ésta me pidió que se lo leyera por teléfono para montarlo en un video, cosa que hizo con su hijo, mi nieto Bruno, y lo difundió y ahí empezó todo.” El poema ya es una canción con música de Ángel Antonio Arias.
Para Rafael Guillén, la gran mayoría de la ciudadanía tiene un comportamiento ejemplar ante las medidas impuestas por el Gobierno, “excluyendo algún que otro descerebrado, si hablamos del común de los mortales; o algún incompetente, si hablamos de las personas con responsabilidad. Sin señalar”. El mar, el campo, el contacto físico con la familia y con los amigos son las principales privaciones que Rafael Guillén padece por la excepcional situación en la que vivimos, aunque afirma que si tuviera cuarenta años éstas serían más. A estas alturas de su vida, las actividades que actualmente desarrolla – matiza- poco pueden diferir de cuanto haría en un estado de normalidad, si bien debido a las actuales circunstancias “quizás ahora me agobie un poco más la correspondencia y el teléfono”.
“Escribo menos”
Según el Premio Federico García Lorca, la poesía aporta a esta situación lo que siempre haya aportado a cada cual, “sólo que ahora es más necesaria: introspección en los propios sentimientos, con lo cual quizás aflore alguna vena desconocida, desarrollo de la imaginación al verse uno privado de la acción, descubrimiento de una belleza sólo accesible a través del sentimiento poético”. Un sentimiento que, dada la actualidad, “me debería inducir a una mayor creación, pero cada vez escribo menos. Me falla la memoria y temo repetirme, decir algo que ya haya dicho en otras ocasiones, en otros poemas”. Ese estado ocasiona también que Guillén no participe ahora en iniciativas concretas, pues según afirma “me he pasado la vida participando en numerosas actividades”.
Tras la publicación de “Últimos poemas. (Lo que nunca sabré decirte)”, el broche de oro de un itinerario que sitúa al autor entre los grandes del medio siglo, la actividad creadora se halla adormecida “porque no tengo ningún nuevo proyecto, salvo corresponder a las peticiones de revistas literarias y otras publicaciones”. Y a publicaciones propias se refiere el autor de “Las edades del frío” cuando sugiere alguna lectura para estos extraños días: “Teniendo en cuenta que he escrito poesía, narrativa, ensayo….tendría que conocer las inclinaciones y gustos del lector, pero en cuanto a poesía quizás “Trilogía y coda”, en edición de Jenaro Talens, que reúne, íntegros, cuatro de mis principales libros”.
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