Mientras las cámaras del helicóptero de Vigilancia Aduanera ‘Argos’ rastreaban la costa en busca de una lancha rápida, una colla de porteadores y vigilantes tomaba posiciones en la playa de Torregarcía (Almería) para coronar la operación con éxito.
Corría la madrugada del lunes al martes y corrían también los traficantes afanados en la descarga del medio centenar de fardos de arpillera y rafia. Cada paquete de hachís marcado con letras de un color y leyendas distintas. BB 20, GOR13, LB40... (¿Destinatarios?¿Calidades?).
Sincronizados. Fardo a fardo. Unos 30 kilos cada uno. Amontonados en la parte trasera de una furgoneta blanca pilotada por un ciudadano marroquí con antecedentes. Y el motor a fondo. Y la lancha de nuevo mar adentro para volver a Marruecos.
El suceso salió a la luz este jueves a través de un comunicado oficial de la Policía Nacional y Vigilancia Aduanera y esconde una espectacular persecución en tierra donde agentes de la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Comisaría Provincial de la Policía Nacional en Almería se jugaron el tipo para capturar un alijo de 1,8 toneladas de hachís.
Aduanas ‘cazó’ a los traficantes desde el aire y alertó a las autoridades en tierra. La llamada a la sala se trasladó a las patrullas y tres parejas de agentes de la Policía Nacional en tres vehículos tomaron posiciones para recibir el furgón, a gran velocidad, en mitad de la noche.
Las patrullas se apostaron en el entorno de la rotonda de Los Partidores casi a ciegas. Aduanas ofrecía información desde arriba, pero los agentes desconocían la entidad del alijo, la existencia de más personas y la posible presencia de armas.
Persecución
Antes de entrar en el núcleo urbano, el vehículo dio un volantazo y giró hacia el norte, rumbo a Viator. Las patrullas de Seguridad Ciudadana, esas tan acostumbradas a estar a pie de calle y a afrontar situaciones tan diversas, reaccionaron rápidamente para capturar al objetivo.
Los agentes consiguieron localizar el furgón blanco en la zona de El Mamí y trataron de cerrar al paso en una maniobra de máximo riesgo. Una patrulla se colocó en la parte delantera y otras dos detrás. La primera aminoró la marcha para intentar frenar al traficante, pero el conductor no cejó en su voluntad de escapar con un alijo que vale millones.
Entonces, comenzó a cabecear e impactó con la patrulla. Agotando sus opciones de escapar, el sospechoso se dispuso a sacar a los policías de la carretera, hasta impactar irremediablemente contra el quitamiedos y reventar dos ruedas.
En marcha
La situación se convirtió en una amenaza para la seguridad de los agentes y del propio traficante que, en una maniobra inesperada, dejó el walkie talkie con el que se comunicaba con sus compañeros de aventuras, abrió la puerta del piloto, todavía en marcha, y se lanzó a la cuneta.
Entonces, las tres patrullas se detuvieron y con las pulsaciones todavía al máximo se lanzaron hasta los matorrales donde se ocultaba S. E. O., el único detenido en la operación contra el narcotráfico compartida por la Policía Nacional y Aduanas.
El caso está abierto y ahora en manos de la UDYCO, especialistas en la lucha contra el tráfico de drogas. La audacia de los agentes de Aduanas desde el helicóptero y de las patrullas policiales en tierra permitió la captura del último gran alijo de hachís de las costas almerienses.
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