“Los niños nos oyen hablar de la pandemia; si a los adultos nos asusta, imagina”

Mariola Martín es maestra vocacional y ha vivido emocionada el regreso a las aulas de los alumnos del centro que dirige, el CEIP Freinet. Tras un verano agotador preparando la vuelta al ‘cole’ y la sensación de que la administración no ha valorado su esfuerzo, pone el foco en los más pequeños, a los que defiende que hay que transmitirles tranquilidad.

¿Cómo vivió el CEIP Freinet el regreso de los alumnos a las aulas después de seis meses de ausencia?
Con alegría, emoción y, por supuesto, algo de nerviosismo. Han sido muchos meses sin ver a nuestros alumnos porque aunque la enseñanza continuó online, los maestros necesitamos “estar” con ellos.

Hay quien piensa que los maestros no trabajan en verano, ¿cómo ha sido el de 2020 para los equipos directivos de los centros?
Ha sido un verano duro y agotador. Las normativas se sucedían una tras otra obligándonos a modificar protocolos de actuación de un día para otro. Ha reinado la incertidumbre en unos días en los que no hemos dejado de trabajar, conectados constantemente para preparar una vuelta al ‘cole’ lo más segura posible.

¿Sienten que la responsabilidad ante un posible contagio ha recaído sobre sus hombros?
En cierto modo, sí. Han asignado a los equipos directivos unas funciones que no les pertenecen ya que no somos ni sanitarios, ni técnicos en prevención de riesgos laborales. La labor para la que nos hemos formado dista mucho de lo que nos han encomendado este curso.

¿Qué percepción tiene la comunidad educativa de los preparativos de esta vuelta al cole con test a docentes en los que se ha producido alguna incidencia y la recomendación de recoger el material sanitario “con carretilla”?
En general, estamos molestos. Sentimos que desde la administración no están valorando el trabajo que hemos realizado para llegar a este inicio de curso tan incierto. Nos han saturado con burocracia y trámites que se añaden a los que normalmente ya tenemos que realizar un septiembre cualquiera. Además, nos piden una organización casi imposible sin dotarnos de los medios necesarios para ello, sin bajadas de ratio, sin espacio para distancias de seguridad, sin cubrir bajas de profesorado…

Estamos asistiendo a cierta estigmatización cuando se detecta un positivo en un centro, ¿cómo actuaría mañana si tuviese coronavirus?
Siendo responsable. No se me ocurre otra forma. Seguiría el protocolo y me confinaría de inmediato.

¿Ha detectado miedo en sus alumnos?
Más que miedo, he notado respeto. En cierto modo, se sienten responsables de esta situación, ya que temen que si hacen algo mal puedan contagiar a sus familiares.

Como madre y maestra, ¿qué considera que hay que transmitir a los niños en este inicio de curso?
Tranquilidad. Los niños son esponjas y, aunque hayamos intentado evitarlo, durante los últimos seis meses han escuchado las noticias, han visto imágenes y nos han oído hablar en casa de una pandemia que si a los adultos nos asusta, imagina a los niños… Han pasado miedo y ahora tienen que ver esta vuelta al ‘cole’ como algo maravilloso que les hará estar más cerca de la ansiada normalidad.  

En estos tiempos difíciles, ¿entra en juego su vocación de maestra?
Este curso más que nunca he tenido que recordar por qué quise ser maestra. Desde bien pequeña tuve clara mi vocación y eso ayuda a sobrellevar los momentos más duros de nuestra profesión.

¿Cuál sería su fin de curso soñado el próximo mes junio?
Sería un fin de curso normal, con el viaje de estudios de los alumnos de 6º de Primaria, con la fiesta de graduación de los alumnos de Infantil y la de los mayores que van al instituto, con la fiesta del agua en el colegio… Un junio de lo más normal.