En el nuevo mundo judicial de la pandemia, el acusado I. F. compareció este lunes tras una mampara y de pie en la sala de vistas número siete de la Ciudad de la Justicia de Almería. El procesado responde a una acusación por homicidio por causar un accidente mortal en la Rambla Federico García Lorca de la capital a las 8 horas del 8 de enero de 2017. En el siniestro falleció una ciudadana mallorquina y otras tres personas resultaron heridas.
I. F. pidió “perdón a la familia”, pero negó parte de las infracciones que se le imputan. A preguntas de las acusaciones aseguró que esa noche consumió únicamente dos copas y que solo añadió “cinco o seis Red Bull” para regresar fresco desde Aguadulce donde había acudido a un concierto. “No había dormido durante toda la noche”, dijo en sala.
“En la avenida vi un semáforo en verde y otro en ámbar, que se puso rojo ese momento (al pasar). Pensé que no había riesgo porque era un domingo por la mañana. Desde ese momento solo recuerdo el impacto”, explicó el joven acusado durante el juicio en el Penal número Cinco de Almería. “Solo escuché el boom”.
“Me dolía la cara y el cuerpo. No sabía qué hacer. Vi a la gente y pensé ‘qué he hecho’. Me sentí muy mal y solo quería llegar a casa porque no sabía cómo reaccionar”, continúa en su explicación.
Según su relato, abandonó el lugar sin “ver” que había una persona fallecida sobre el asfalto de la Rambla Federico García Lorca y llegó a su casa muy nervioso. A pesar de haber bebido esa cantidad de refrescos energéticos y de haber sufrido un accidente tan grave, durmió hasta las 12. “Mi vida es un infierno. Pido perdón a la familia, a esa mujer y a esa pobre niña que está creciendo sin una madre”, repitió en la sala de vistas. “Iba a 70 u 80 por hora, era un coche grande y no se notaba mucho la velocidad”.
Acusaciones
El joven, actualmente en libertad, se enfrenta a penas por delitos de homicidio por imprudencia grave, omisión del deber de socorro, conducción temeraria y lesiones graves.
Las acusaciones rechazan esta versión de los hechos y no solo consideran que hubo infracciones de tráfico con un resultado fatal, sino también una omisión del deber de socorro, como acreditan las grabaciones de las cámaras de seguridad. Según el escrito firmado por el fiscal Miguel Blasco, I. F. pilotó su vehículo “a una velocidad totalmente inadecuada, muy superior permitida para esa vía, con una conducción agresiva y altamente peligrosa para los demás usuarios”.
“El acusado, tranquilamente y sin la menor preocupación y un total desinterés por los cuantiosos daños causados y por la situación de dos personas tiradas en la calzada inmóviles, el señor M. y su tristemente fallecida esposa, fríamente se marchó del lugar de los hechos andando como si no hubiera sucedido nada (probablemente por ocultar el estado en que se encontraba después de una noche bebiendo), a su domicilio donde fue posteriormente detenido por la Policía Nacional unas seis horas más tarde”, relata la acusación particular. Las partes acordaron evitar la declaración de familiares de las víctimas como “una medida humanitaria”, a petición de la Fiscalía.
El tribunal tendrá que evaluar, entre otras cuestiones, si la víctima y su marido (parte de atrás del vehículo) carecían de cinturón, como alega el letrado de la aseguradora, Marcelo Quílez. El informe pericial de parte fue impugnado por la acusación ejercida por la letrada María Dolores García Salcedo por no haberse realizado con presencia de la autoridad judicial o el resto de las partes. Se resolverá en la sentencia.
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