“Este mundo de vacunas, investigación... hace unos años era impensable”

Matilde Marín Rivero nos habla de su trayectoria en el ámbito de la investigación médica

Matilde Marín Rivero, en Aguadulce.
Matilde Marín Rivero, en Aguadulce. La Voz
Remedios Fernández
12:12 • 15 dic. 2020 / actualizado a las 13:02 • 15 dic. 2020

Matilde Marín Rivero nació en Madrid, en 1936, y desde hace cuatro años vive en Aguadulce. Está, dice, muy satisfecha del cambio, y se le nota. Le apasionan la lectura, ver el mar, el silencio, pasear..., “y todo ello lo hago aquí a diario”, sonríe.



Ya estaba jubilada cuando se planteó salir de Madrid, “después de una vida urbanita, dice, y aprovechó que sus hijas viven en Almería para acercarse al sur. “Además, cuando tenía dos años, en plena Guerra Civil, me trajeron a Roquetas de Mar, al Puerto, de donde era mi padre. En la calle Faro pasé los últimos años de la guerra. Almería es un poco mi tierra, me gusta vivir aquí. Me siento muy cómoda y acompañada...”.



La vida de Matilde merece ser contada. Comenzó Derecho en la Complutense de Madrid, pero los tuvo que interrumpir tras casarse. Sin embargo, después de tener cuatro hijos, y de quedarse viuda, los retomó. Años más tarde se licenció en Psicología por la UNED. Y, sobre todo, comenzó una intensa vida laboral que “se puede dividir en dos etapas”, explica. “La primera, en el Centro Nacional de Microbiología, Virología e Inmunología Sanitarias (CNMVI), de Majadahonda. Y la segunda con la creación del Instituto Nacional de Salud Carlos III, en Madrid”.



El cambio



Fue un cambio de vida radical, recuerda. “Era el final de los años 60, inicio de los 70, y la mujer era madre, esposa e hija. Pero la vida me obligó... y me puse la bata blanca. La conciliación familiar y laboral era complicada, pero tuve el apoyo de familiares y amigos...”. Su marido era médico, y sus amigos también se dedicaban a la Medicina y la investigación.



“Uno de ellos, al quedarme viuda, me propuso comenzar a trabajar en el CNMVI, recién creado. Así me integré en equipos de investigación. Empecé en este mundo investigando virus tumorales, sobre los que había un programa conjunto con el Instituto Pasteur”.



Era una época muy distinta, “más en blanco y negro”, añade. “Era la España de Franco, no existía el Ministerio de Sanidad, los profesionales sanitarios dependían del Ministerio de Gobernación. Las dificultades para conciliar, y una sociedad machista, hacían que para nosotras la incorporación y la promoción interna fueran más complicadas”.



Etapas

Empezó en el CNMVI en 1969. “Sus fundadores eran hombres de mentalidad progresista, pero, aun así, no había una mujer en un puesto de relevancia”, dice Matilde. “Los primeros años trabajé en el Servicio de Enterovirus con el virus de la polio, hasta su erradicación. Uno de los trabajos era el control de la vacuna, que vino a España en la década de los 60 y se administró a toda la población”.


El servicio de cultivos celulares los abastecía semanalmente de sustrato biológico, células de riñón de mono, para el aislamiento y tipificación del virus de la polio. “Eran técnicas interesantísimas”, afirma. “Aquel mundo de tubos de ensayo me apasionaba, y trabajaba con alegría... Además, se hacían ensayos serológicos para detectar anticuerpos y saber si el virus era una cepa de virus vacunal o de virus salvaje. Esto es lo que se hizo con el seguimiento de los casos de polio en España hasta la erradicación de la enfermedad”.


Luego vino una “corta etapa” en el equipo de Rafael Nájera al frente de la investigación del Virus de Inmunodeficiencia Humano (VIH). “Coincidió con la aparición de los primeros casos de SIDA”, apunta. “Han pasado 40 años, y recuerdo, sobre todo, la tarea social de concienciación colectiva y normalización de una enfermedad que apareció siendo patrimonio de grupos marginales, pero que podía afectar a cualquier persona que no tomara medidas de prevención. Una lucha contra un estigma que aún continúa”.


Información

Matilde también trabajó en la elaboración del Boletín Epidemiológico Semanal. “La técnica de trabajo para se basaba en la recogida de información”, explica. “Las fuentes eran los hospitales públicos de las 18 comunidades autónomas. Los datos después se trabajaban y formaban parte de una publicación periódica. Utilizábamos modelos matemáticos para ello”.


Con todo este bagaje profesional en el campo de la investigación, es interesante escuchar la opinión de Matilde sobre la situación actual de la ciencia en España. “El presupuesto dedicado a investigación en nuestro país es muy escaso”, reflexiona. “Es necesaria más inversión de fondos públicos. Creo que debemos apoyar la iniciativa que persigue una inyección anual de un 2% del Producto Interior Bruto para la ciencia y la investigación. Este año 2020 nos está demostrando el poco esfuerzo inversor que han ido realizando todos los gobiernos”.


Hace falta mayor inversión, además, para el personal dedicado a estas actividades, añade. “Es necesaria una mejor gestión del sistema sanitario público, y menos politización de los problemas que afectan a la gran mayoría de la sociedad, especialmente a las familias menos favorecidas”.


Necesidad

“Este mundo de investigación, vacunas, tubos de ensayo, que ahora está tan de moda, hace unos años era impensable”, dice. “La investigación médico científica en este país ha actuado a golpe de necesidad. Es ahora cuando el tema ocupa el interés de la población, y, por tanto, tendrá un lugar preferente en los presupuestos del Estado...”.


La mujer, además, siempre ha estado presente en la actividad científica. “Desde sus inicios”, afirma Matilde, “más o menos visible pero siempre ahí, activa. Pienso que la Ciencia está hecha para la mujer, y que la mujer está hecha para la Ciencia. Dedicarse a la investigación requiere de grandes dosis de observación, paciencia, constancia; valores por naturaleza femeninos”.


La ciencia, por otro lado, es una profesión que demanda altruismo y dedicación. “Así que, a las nuevas generaciones, les diría que la actividad científica y la investigación, con las que no van a ganar grandes salarios, son apasionantes y proporcionan grandes satisfacciones. Lamento que en nuestro país no se haya cuidado el presente y el futuro de la labor científica”.


La confianza en una vacuna ARN


Le pregunto a Matilde Marín Rivero cómo ve la situación actual, con la pandemia del Covid-19 en pleno apogeo en todo el mundo. ¿Cómo ve que se ha llevado esto? ¿Qué se debería reconocer, y/o corregir? Queda pensativa por un momento. “Mi tarea en la investigación de las vacunas me impide ser objetiva”, dice, al cabo. “Me he mantenido muy prudente a la hora de defenderlas, pero el caso de la vacuna contra la Covid-19 es diferente. Me da mucha confianza el hecho de que sea, como lo fue en su día la de la poliomielitis, una vacuna ARN”.


“Cuando veo la información que nos dan sobre la vacuna del coronavirus, no puedo evitar recordar la maravillosa tarea realizada por aquel entonces en España para erradicar la enfermedad de la polio. No se puede comparar el comportamiento de ambos virus, pero me alegró oír que los anticuerpos del virus de la Covid-19 son neutralizantes, como los del virus de polio. Y, por lo tanto, son susceptibles de aislarse en cultivos celulares”.



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