El colegio San Bernardo alza la voz y pide una mejora integral

Un accidente de un menor con una portería en mal estado ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de la comunidad educativa del CEIP San Bernardo de El Alquián.

Después de haber presentado multitud de escritos en el Ayuntamiento de la capital y a la Delegación de Educación, de haber visto como se han cancelado en varias ocasiones las visitas previstas por parte de concejales para conocer de primera mano las deficiencias del centro, ha sido una caída de un menor sobre una portería en mal estado que se ha saldado con muchos puntos de sutura y una fisura en la rótula lo que ha desembocado en denunciar la situación del centro públicamente.

El accidente se producía la mañana del miércoles y era la presencia de unos hierros en la portería, cuyo cambio aseguran que se ha reclamado varias veces, lo que producía el corte en la rodilla del menor. Hierros que por decisión propia ha eliminado el centro harto de esperar soluciones.

Necesidades
Desde la comunidad educativa, tanto padres como profesores, reclaman que el centro necesita una actuación integral ya que son muchos los desperfectos existentes. Comenzando por las zonas exteriores se puede ver como esos hierros de la portería se repiten en las canastas de baloncesto que, además, carecen de tornillos y cuentan con unos pesos ya oxidados.

Las propias pistas deportivas se encuentran con multitud de desniveles y agujeros y muros en los que han desaparecido algunos remates y que han traído sacado a la luz grandes trozos de hierro que estaban tapados por ellos.

Las vallas cuentan con zonas que se mantienen en su lugar gracias a cuerdas o alambres en las separaciones de los patios mientras que en la zona perimetral hay tramos que han roto con los últimos temporales de viento.

Quizá lo más llamativo es comprobar que los aseos que deberían dar servicio a los patios se encuentran inutilizados a pesar que, según explica la directora del centro, “hay un proyecto para arreglarlo desde el año 2015 de la Junta de Andalucía” pero desde entonces, nada. Y es que los baños son quizás los que más han sufrido el paso del tiempo desde que hace 27 años se pusiera en marcha el centro. Algunos tienen los azulejos pegados con celo para evitar su caída y en otros las cisternas siguen teniendo ‘cadena’ que han tenido que ser sustituidas por cuerdas.

Las persianas también sufren su edad y se rompen “continuamente” porque cuando se arreglan “solamente se cambia la varilla rota aunque el resto esté también en mal estado.

Pero sin duda lo más llamativo es la presencia de cristales fuera de su lugar en las ventanas de las clases. Una situación que, según explican los propios profesores, dificulta el poder dar clase en una ciudad con tanto viento.