El almeriense Juan Martínez Oliver acaba de ser nombrado seleccionador Nacional de Ciclismo en Pista. En su carrera destacan grandes victorias como las del Tour de Francia o la Vuelta a España.
¿Toda una vida dedicada al ciclismo?
Así es, tanto profesional como dedicación. He estado viviendo de eso. Desde categorías infantiles empecé con la bicicleta, pequeñas participaciones en carreras que había aquí en Almería. Iba bien, hacía los primeros siempre hasta que con 17 años me fichó un equipo de Madrid. Desde ese año he estado vinculado siempre al ciclismo, a un nivel bastante alto. Las carreras en las que participaba, de Madrid hacia arriba, el nivel era muy superior y eso es lo que me fue curtiendo como ciclista.
¿Cómo recuerda su paso a profesional?
Recién salido del Servicio Militar en Infantería de Marina, después de estar año y medio prácticamente sin participar, las primeras carreras que corrí lo pasé un poco mal. Estaba la temporada ya muy avanzada y a final de temporada conseguí triunfos muy importantes en Vuelta a Sevilla, Vuelta a Cádiz, Vuelta a Toledo, y una muy importante que estuve a punto de ganar, que me cogieron cuando quedaban sólo 150 metros para la meta, me valió para que al año siguiente después de casi ganar una carrera de profesionales siendo aficionado, tuve la suerte que el equipo Dormilón hacía equipo de profesional y quiso contar conmigo.
¿Uno de los momentos destacados de su carrera fue la victoria de una etapa en el Tour de Francia?
Es a lo máximo que puedes aspirar. En el argot del ciclismo profesional siempre se dice que te dan el carnet de ciclista profesional una vez que acabas un Tour de Francia, pero si encima consigues una victoria, aún más. Fue un primera especial lo que ese día conseguí, lo máximo que un ciclista puede aspirar en mi condición, que era un currante, un gregario. De los grandes que tenía en el equipo y a la vez conseguir un triunfo fue lo máximo. Fue en el año 1988 con el equipo Kelme.
¿Ese mismo año de 1988 ganó una etapa en la Vuelta Ciclista a España?
Así es. El año 1988 quedó marcado para mí. Ese año se completó con el nacimiento de mi primer hijo, mi hija María del Mar. Un año que no se me va a olvidar en la vida. Antes de participar en la carrera sabes que no vas a ganar, te toca hacer el trabajo ‘sucio’ para que el jefe de fila pueda ganar la carrera. De ahí mi orgullo de que a pesar de ser el gregario, aproveché las ocasiones y gané las dos etapas en el Tour y la Vuelta a España.
¿Gregario en el equipo?
Trabajar de gregario en el equipo supone que el jefe de fila vaya lo más protegido posible, gaste las mínimas fuerzas para ese final de carrera o etapa. Un gregario puede bajar, en una etapa de 150 o 200 km con mucho calor, cinco o seis veces al coche para recoger agua para el jefe por ejemplo. Mientras, él se mantiene en el pelotón para controlar posibles escapadas.
¿Cómo se define Juan Martínez Oliver como ciclista?
Mi especialidad, está claro, era en llano y sobre todo contrarreloj. He ganado algunas pruebas de contrarreloj como la del Tour de Francia o en Portugal. Tengo 7 u 8 segundos puestos en contrarreloj del primer día, a parte de una victoria, haber ido ocho días más como líder en carrera en algunas competiciones. Al ser una prueba individual, el que manda es el reloj y no dependía de mi jefe de fila.
¿Qué momento recuerda con especial emoción?
La Vuelta a España fue súper emocionante. Nos escapamos en el km 4 y eran casi 200 km con otro corredor. Al final llegué el primero y dio la casualidad que la llegada al velódromo de Ávila era la primera importante. Iba escapado con un corredor de Ávila y casi llegando a meta él se fue por delante y todo el velódromo estaba esperando su llegada a meta. A cinco km de meta lo adelanté y llegué en solitario. Da la casualidad que después yo sería un gran especialista de ciclismo en pista. En la Vuelta a Cataluña, que a nivel de Vueltas en España es importante, también gané otra etapa.
¿Y cómo técnico?
Desde el año 1984 hasta 1993 estuve haciendo carretera. En los años sucesivos, 94, 95 y 96, me dedico sobre todo a la pista con vista a mi participación en unas Olimpiadas. Era la primera vez que un profesional lo iba a hacer, fue en Atlanta 1996 y conseguí dos diplomas olímpicos. Dos quintos puestos, tanto en persecución individual como en persecución por equipos. En el año 1997 estuve ejerciendo ambas, compitiendo y colaborando con el que estaba en ese momento como seleccionador. Era un técnico ruso y a la vez yo llevaba la parte fondo. Después cogí las riendas de la Selección Española. Estuve en Londres pero como seleccionador Nacional de Pista. Un cargo que vuelvo a coger este año de 2021. Desde este año al 2004 estuve como técnico del Costa de Almería-Paternina y desde el año siguiente hasta el 2009 fui director deportivo del Andalucía Cajasur.
¿Ahora, después de ser el seleccionador Nacional de Pista en los años 2010, a 2012, vuelve a dirigir la Selección Nacional de pista?
Previamente he participado como asesor técnico en la Vuelta Ciclista a España. Ahora, hasta el año 2024 estaré como seleccionador Nacional de Ciclismo en Pista. Me sorprendió un poco, pero cabe recordar que los dos corredores que hay para Tokyo 2021 son corredores que yo he tenido en pista. A pesar de ser de pista, son profesionales y están corriendo en el equipo Movistar. Son los únicos corredores que han conseguido la clasificación. Cuando estuve en las Olimpiadas el objetivo era bajar de los tiempos que nunca se habían hecho. En Londres se consiguió. Es un honor para mí ser lo máximo a que se puede aspirar, ser seleccionador Nacional en una especialidad como es la pista.
Previo a las Olimpiadas de Tokyo, tenemos previsto el Campeonato del Mundo Junior, en El Cairo.
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