Son las cinco de una gélida madrugada del mes de enero y una caravana de 40 vehículos serpentea por las calles estrechas del centro de Pechina. Los agentes toman posiciones en silencio alrededor de un pequeño edificio okupa y, más arriba, en la primera casa de la calle Teide. Pasamontañas. Cascos. Chalecos antibalas. Se llama Operación Cloacina y es un golpe en la mesa de la Guardia Civil contra la violencia en el conocido Cerro de la Cruz.
El 1 de enero, miembros de dos familiares rivales participaron presuntamente en una riña tumultuaria en el municipio. La discusión inicial creció en intensidad y sumó poco a poco adeptos hasta convertirse en un verdadero problema de seguridad ciudadana. Cuando los agentes de la Guardia Civil irrumpieron en la zona esa tarde de Año Nuevo, los implicados se había esfumado entre las casas bajas, pero los impactos de las balas sobre el suelo y la fachada de una vivienda, propiedad de una de las familias implicadas, daban testimonio de la batalla.
Dos semanas de intenso trabajo de investigación sobre el terreno fructificó con el arresto de diez personas acusadas de presuntos delitos de homicidio en grado de tentativa, riña tumultuaria, tenencia ilícita de armas, lesiones, y amenazas con arma de fuego. LA VOZ DE ALMERÍA acompañó a los agentes de Seguridad Ciudadana, GRS y la Policía Judicial en los registros.
En el primer punto, los agentes irrumpieron en tres viviendas de un bloque okupado. El edificio, de reciente construcción, recibió a los guardias civiles con una montaña de basura acumulada en portal y que impedía el acceso al sótano, donde los restos de jeringuillas y colillas poblaban el cemento y un cuadro de Jesucristo presidía los aparcamientos apoyado sobre la pared, sobre un charco de aguas fecales.
Arriba, en la segunda y tercera planta, la Guardia Civil irrumpió en tres inmuebles con el objetivo de arrestar a los presuntos implicados y, más aún, localizar las armas esgrimidas en la reyerta del día 1. Los registros, vigilados de cerca por la comisión judicial, se desarrollaron hasta el amanecer mientras los vecinos asomaban tímidamente la mirada desde las ventanas y balcones, en pijama.
En un piso, una bola de cogollos de marihuana reposaba sobre la mesa del salón, donde dormía la pareja con un niño en colchones tirados sobre el suelo junto a una estufa eléctrica. En la vivienda colindante, otro pequeño totalmente ajeno a la situación cambiaba con habilidad los canales de dibujos animados de una pantalla plana de 70 pulgadas, mientras la Guardia Civil mantenía en la habitación del fondo a su padre engrilletado.
Armas
Paralelamente, la Benemérita buscaba armas en el Cerro de la Cruz, en una casa unifamiliar donde aparecía la misma bola de marihuana, esta vez entre platos sucios. Los agentes dialogaban se forma serena y firme con los detenidos, que no dejaban de hablar, de ofrecer explicaciones, de comunicarse aparentemente calmados.
Un sospechoso pasó rápidamente del “no hay nada” al “no funciona”. Un agente halló una carabina en una habitación y comunicó inmediatamente el hallazgo a la secretaria judicial, mientras sus compañeros movían muebles y abrían cajones. En el exterior, asomaba entonces el sol en el horizonte y la USECIC mantenía un perímetro de seguridad para garantizar el desarrollo de la operación.
A lo largo de la tarde, la Operación Cloacina elevó el número de detenidos a diez personas, además de un investigado, todos ellos en edades comprendidas entre los 21 y los 47 años. Entre los arrestados había un ciudadano con una orden de búsqueda, detención e ingreso en prisión, decretada por el Juzgado de lo Penal número 3 de Almería. Las diligencias en la investigación corresponden al Juzgado de Instrucción número Tres de Almería.
La Comandancia de la Guardia Civil invirtió en una operación de gran envergadura, con un dispositivo formado por unos 120 agentes, incluidos miembros de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS)procedentes de Sevilla.
La escala de violencia sufrida en Pechina preocupaba especialmente a las fuerzas de seguridad. No en vano, hasta el mismo alcalde tuvo que sufrir la irrupción violenta de un ciudadano en su despacho (él no estaba) enfadado por los desenganches que afectaban a su residencia.
La Benemérita tomó nota de varios episodios con disparos al aire y peleas entre familias y quiere cortar de raíz estos sucesos. Un toque de atención. Tolerancia cero ante la violencia. El espectacular despliegue de la Operación Cloacina tiene, en este sentido, mucha simbología. Dentro y fuera de Pechina.
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