Era junio de 2019 cuando la empresa Patrimonio Inteligente culminaba su trabajo en la falda de la Alcazaba, justo en la calle Almanzor. Cerraban entonces los restos aparecidos con su correspondiente vallado y un candado en la puerta de entrada con la intención de seguir sus trabajos más adelante, si es que así se requería.
Desde entonces hasta ahora han pasado unos 18 meses y tres olas de una pandemia que ha retrasado todo en nuestras vidas, y como es lógico, también todo aquello que no está en la parrilla de salida para salvar vidas, ya sea literal o metafórico si es que hablamos de la economía de las familias almerienses.
Pues el paso del tiempo ha supuesto que este espacio se haya convertido no sólo en un lugar en el que se acumulan basuras de todo tipo, desde la típica litrona de cerveza a la caja de una Vespa de juguete que seguramente disfruta desde Navidad algún pequeño de la zona, sino que en los últimos tiempos se ha procedido hasta a la rotura de la puerta de entrada de este espacio acotado.
Hay que tener en cuenta que los restos que se encontraron en este espacio y que se pueden contemplar porque están abiertos, según explicaba el propio arqueólogo, se corresponden con viviendas datadas, presumiblemente, en el siglo XII en la parte más cercana a la entrada a la Alcazaba; un conjunto de habitaciones más recientes, posiblemente de principios del siglo XIII; así como un muro que se mantiene en pie gracias a una pared de ladrillos que tiene adosada y que databa como anterior al siglo XII pero que requería una mayor investigación.
Peligro
Pues bien, precisamente estos restos son en los que ahora mismo se puede entrar, pisar y recorrer con el riesgo que supone para su mantenimiento. Hay que tener en cuenta que por parte del Ayuntamiento hay prevista la realización de una segunda fase de estudios arqueológicos en esta misma zona.
De hecho, ya hay pliego de condiciones redactado, la contratación está prevista y solamente queda que la incorporación de remanente permita que se pueda sacar a licitación. Algo que esperan que ocurra muy pronto en la Gerencia de Urbanismo. Pero mientras llega, la posibilidad de que puedan ser dañados está ahí, sobre la mesa de una puerta abierta y la mucha basura que acumulan. Basura que hay que lanzar allí y que no llega por el efecto del viento.
Exactamente los trabajos previstos en esta zona y previos a la redacción de cualquier proyecto para esta calle Almanzor cuentan con una doble vertiente: por un lado la de completar la actuación arqueológica siguiendo con las excavaciones, y por otro, la de restaurar y consolidar las estructuras emergentes aparecidas en la primera fase de los estudios, principalmente el muro que la Delegación de Cultura pidió mantener al Ayuntamiento.
Entre las actuaciones que se harán ahora se encuentra esta estabilización de los hallazgos, así como completar el estudio que se realizara en su momento bajo las viviendas que fueron demolidas en esta calle que alcanzará a la propia zona de la calle.
Ya explicaba el propio arqueólogo en sus primeros trabajos que en la zona quedaría aún mucho por investigar ya que se supone que por la zona transcurre parte de la muralla de cierre califal.
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