Amparo García Escarabal es licenciada en Filología Inglesa y en los últimos 25 años ha ejercido como directora del IES Aguadulce. Es ademas, presidenta de la Asociación Síndrome de Asperger Almería.
¿Desde cuándo en la enseñanza?
En la enseñanza llevo 37 años. Empecé en el Instituto de Adra como interina. Entre Adra y Berja estuve cuatro años. Después saqué las oposiciones y mi plaza fue Berja, donde estuve dos años, después en Adra. Al año siguiente me dieron la plaza definitiva y cambié al IES Aguadulce, donde he estado 33 años como profesora y 25 como directora hasta el pasado mes de septiembre que me jubilé.
¿Cómo recuerda todos esos años?
El 90% de los docentes somos verdaderos profesionales. Yo estuve en Secundaria y esa etapa de la adolescencia es un mundo maravilloso. Lo alumnos te tienen al día. Considero que la juventud sí tiene los valores, lo que pasa es que las familias, hoy en día, están muy desestructuradas, hay muchos problemas dentro de las casas y en muchos casos los hijos son el arma arrojadiza. En cuanto ven a algún profesor que le tiende la mano, ellos se abren. La educación es apasionante, tenemos que estar mano a mano con la familia y tiene que ser al 50% entre el centro educativo y la familia.
¿La docencia es vocacional?
Totalmente. Un tanto por ciento es vocacional. Sigo perteneciendo a la Asociación de Directores de Secundaria de Andalucía, durante dos años he sido su presidenta, así como participando en las Federaciones de las Comunidades Autónomas y en todos esos colectivos siempre se ha considerado vocacional. Con la pandemia se ha visto más todavía. Al estar on-line la gente trabajaba el doble porque nos tuvimos que ir de una enseñanza presencial a telemática. Los profesores se tuvieron que imponer en informática, en las plataformas. Hay muy buenos profesionales. Te hablo de la enseñanza pública, que es la que conozco.
¿Cómo se sintió Amparo ante el reconocimiento que recibió en la XVI edición de los Premios Poniente, de La Voz?
Cuando me llamó el director de La Voz de Almería, Pedro Manuel de la Cruz, y me comentó que el alcalde de Roquetas de Mar, Gabriel Amat, me había propuesto y que todos los alcaldes del Poniente me habían votado, fue emocionante. Tanto la recogida del Premio como las palabras que me dedicaron los asistentes fueron emocionantes. Coincidiendo con mi jubilación, para mi supuso un reconocimiento a toda mi vida docente.
¿Ha alternado su vida docente con su actividad en la Asociación Síndrome Asperger Almería?
Comencé con la Asociación Asperger porque mi hijo tiene el síndrome de asperger. Mi hijo fue diagnosticado tardío. En los centros donde estaba veía que, académicamente, mi hijo iba bien, pero tenía la sospecha, aunque no tenía ni idea del síndrome, pero notaba que algo le pasaba. Él estaba en el Colegio Goya y lo veía siempre muy aislado. Como no se conocía el síndrome, los orientadores me decían que era una madre muy exigente. Cuando estaba haciendo bachillerato en el IES Alborán, una profesora me llamó y me dijo que el niño se aislaba, no tenía relaciones con sus compañeros, y fue cuando me mandaron a la Unidad Infanto-Juvenil de Psiquiatría y allí, el psiquiatra Joaquín Díaz Atienza fue quien me lo diagnostico.
¿Ese fue el inicio de la Asociación Síndrome Asperger Almería?
En la Unidad había también seis familias, también con diagnóstico tardío. Fueron las seis familias que nos dijo el psiquiatra que nos teníamos que asociar a nivel de Almería y andaluz. Son caminos que hay que ir andando porque las asociaciones son fuertes. De hecho, Joaquín nos hizo los estatutos y pasó por Gobernación. Empezamos a andar y a crecer. Desde el 2006 y hasta que me jubilé he estado compartiendo ambas.
¿Asperger Almería nació en Roquetas de Mar?
Como nacimos como una asociación tan pequeña, pedimos autorización al Consejo Escolar del IES Aguadulce, donde era directora, para que nos cediesen espacio por la tarde porque hay una ley que los centros educativos pueden ceder espacio. Empezamos con los grupos y fuimos creciendo y ahora con la pandemia no vimos adecuado estar en el centro porque había salido de la dirección y además podíamos llevar a gente positiva al centro. Ese fue el motivo por el que decidimos trasladar el centro de la Asociación a El Parador.
¿Cuántos usuarios integran la Asociación?
Ahora mismo somos 70 usuarios, 70 familias que son socios porque tienen hijos o bien ellos son también asperger. También tenemos socio-colaborador. Realmente somos cien socios en la Asociación. Empezamos con 6 en el 2005. Gracias a la difusión de estos últimos tres años tenemos 15 en cola. No pueden entrar ahora mismo porque estamos on-line y hasta marzo no vamos a estar presenciales. Las primeras entrevistas hay que hacerlas presenciales porque hay que hacer el estudio de diagnóstico. Además de las terapias, tenemos el tema del empleo. Hemos hecho convenios y ahora se están integrando en los programas de los ayuntamientos. Nuestro proyecto estrella del año pasado, los pisos lanzadera para la autonomía de la gente adulta, este año la Consejería, con ayuda de organismos como la Diputación, vamos a mantener el piso. Es bueno porque están trabajando y tienen su autonomía personal.
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