Dos informes, uno de la Universidad de Almería y otro de la Junta de Andalucía, la interpretación de un catedrático de Geología, la visión de los afectados y la versión del Ayuntamiento. Con estas mimbres se construye el lío monumental que se ha generado en torno al incremento del número de bastidores en funcionamiento de la desaladora de Almería y las posibles afecciones que esto pueda tener en el acuífero del Bajo Andarax.
Para tratar de desenredar este embrollo habrá que ir por partes. Desde hace meses el Ayuntamiento de Almería en su pretensión de dejar descansar el acuífero del Poniente, y de paso dejar de pagar la multa de 1,8 millones de euros anuales por seguir sobrexplotándolo, ponía sobre la mesa el poner en marcha otros tres bastidores más y pasar de los 4,9 hectómetros cúbicos de agua al año a los 12,5. Pues bien, teniendo en cuenta que el sistema por el que la desaladora toma agua se realiza a través de pozos playeros, rápidamente los usuarios del acuífero del Bajo Andarax y varios grupos municipales salieron al paso ante la posibilidad de que este aumento les supusiera la salinización de este agua.
Tras mucha polémica, declaraciones y un pleno monográfico, se montó una comisión de trabajo que concluyó con el encargo de la Junta de Andalucía a la Universidad de Almería de un informe independiente para comprobar realmente la afección de este aumento de extracción de agua sobre el acuífero. El informe, firmado por Fernando Sola en diciembre de 2020, pone sobre la mesa varios elementos de interés. El primero de ellos es que tras los análisis del agua que entra en la planta se puede certificar que “el porcentaje de agua dulce medido en el abastecimiento a la planta desaladora de Almería en los últimos años ha sido entre un 15 y un 25%. Si bien esta barrera hidrodinámica evita las salidas naturales de agua dulce del acuífero al mar”. Esto significa que casi una cuarta parte del agua que llega para iniciar el procedimiento de desalación es agua dulce que se encuentra en el acuífero.
Pero sin duda lo principal es que asegura que el posible incremento “tendrá repercusión sobre el sistema acuífero. Este nuevo régimen en el funcionamiento de la planta tendrá un efecto tanto sobre los niveles acuíferos como sobre la salinidad de las aguas, por lo que será necesario realizar un monitoreo exhaustivo con objeto de asegurarse de que otros usuarios puedan verse afectados”.
En este mismo informe explica Fernando Sola que “la batería de sondeos ubicados en la zona apical del delta del río Andarax que abastece a la planta desaladora de Almería ha actuado como una barrera hidrodinámica negativa contra la intrusión marina”. Así como recuerda que los acuíferos de la cuenca Almería-Níjar están intensamente explotados.
Con este informe la Junta de Andalucía realiza su propio documento de Planificación Hidrológica recoge tanto el agua dulce que se ‘cuela’ en la extracción del agua y muestra que ante la posibilidad de servir de barrera hidrodinámica negativa generada “no está suficientemente contrastada” y consideran “procedente realizar los controles y estudios necesarios al objeto de poner en evidencia o no este tipo de salida natural del agua subterránea y, en su caso, cuantificarla”.
Sea como sea, la administración autonómica considera este sistema como “la mejor opción de todas las posibles” y, por tanto, dando vía libre al aumento de la producción.
Lecturas
Tras esta interpretación, José María Calaforra, catedrático de Geodinámica Externa de la Universidad de Almería y director del Grupo de Investigación de Recursos Hídricos y Geología Ambiental, afirma que el informe de la UAL no respalda este aumento de producción sino que “a pesar de que se ha realizado un informe del informe por parte de técnicos de la Junta de Andalucía donde parece que la planificación está por encima de cualquier daño que se pueda realizar al acuífero, aclara que el informe de la UAL detecta los grandes descensos de caudal que se producirían en la zona inmediata de la costa, que ya está ocurriendo sin la ampliación, los que implica una llegada de agua dulce a la zona que hace que la desaladora de Almería esté siendo alimentada, no solo por agua de mar sino por un 25% de agua dulce del acuífero del Bajo Andarax”.
Según Calaforrra “se puede decir que la desaladora de Almería está consumiendo en la actualidad del orden de tres hectómetros cúbicos de agua dulce al año desde su puesta en marcha y llegará el momento en el que esa franja de agua dulce irá adelgazando hasta prácticamente desaparecer”.
Reacciones
Con dos informes y una opinión experta sobre la mesa han comenzado a llegar el resto de las reacciones. La primera de ellas ha sido la de la asociación de Pozos y Norias que han acompañado tanto a Ciudadanos como a Podemos en sus comparecencias de prensa en las que respaldaban su negativa a esta este incremento del número de bastidores de la desaladora “siempre que no se cambie la forma de extracción”. Y es que eso es lo que subyace detrás de toda la movilización de estos regantes y vecinos de la Vega de Almería, la petición “no de que no funcione la desaladora, sino que se cambie la forma de extraer el agua y se haga directamente desde el mar”.
José del Aguila Ramón, presidente de Pozos y Norias, tiene claro que el objetivo es que se cambie la captación, “ahora mismo se realiza a través de unos sondeos que perjudican al acuífero, si en vez de ser subterráneos de 75 a 100 metros, se tomaran del mar, que se pueden hacer, no tendríamos ningún inconveniente y tampoco se haría ningún mal al medio ambiente”.
Recuerda Juan Manuel Castilla Viñolo, vicepresidente de la asociación, que la mayoría de los vecinos de la Vega de Almería utilizan este agua para consumo doméstico porque “no da ni para regar” y que “cada vez hay menos agua y es de peor calidad”.
De momento los regantes, si el Ayuntamiento quiere seguir adelante con su intención de poner en marcha los nuevos bastidores sin cambiar la captación, estudian realizar movilizaciones, de hecho ya han solicitado una reunión con la delegada de Gobierno de la Junta, Maribel Sánchez. Lo de ir a los tribunales es algo que está por estudiar, una opción que no desecha la portavoz de Podemos, Carmen Mateos, quien no descarta “ir a la Fiscalía de Medio Ambiente porque para dejar descansara un acuífero no se puede diezmar otro”.
Fondos
Por su parte el portavoz de Cs, Miguel Cazorla, pide al equipo de Gobierno municipal que reconsidere su postura y que “busque fondos europeos” con los que poder acometer la construcción de una nueva acometida hasta el mar sin que suponga una carga para las arcas del Ayuntamiento.
No está por la labor la concejal de Sostenibilidad, Margarita Cobos, quien asegura que ellos "no son especialistas ni la autoridad que tiene que decir si hay que cambiar algo que ya cuenta con todos los permisos. Cuando consultamos con la Delegación de Medio Ambiente, lo hicimos con todas las consecuencias y si tras el estudio nos dicen que tenemos que cambiar el método de captación porque la desaladora hace un perjuicio a los acuíferos, nosotros, obviamente como responsables que somos, lo habríamos hecho. Pero, en el año 2021, con una administración que nos dice que estamos haciendo lo que tenemos que hacer, y con la falta económica que tenemos porque haya un grupo de personas que aún siguen teniendo esa inquietud, no tenemos que hacer esa inversión. ¿Es lógico con la crisis que tenemos?”.
Y explicó que a partir de ahora lo que toca es “establecer ese plan de monitorización de la desaladora para que esté totalmente controlada y cuando la Junta lo dé por válido, continuar por dónde lo dejamos” es decir, con el aumento de los bastidores.
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