Un pequeño Nicolás en Los Filabres

Gracias al tipo atildado que aquí ven -K.L.S.- a la provincia de Almería llegaron en los días de mayor espanto pandémico 500.000 mascarillas, 250.000 pares de guantes  y 10.000 trajes bata, que quizá salvaron algunas vidas y evitaron muchas hospitalizaciones en la UCI. A veces, la frontera que separa a alguien de ser un héroe o un villano es tan débil como la línea que separa la cordura de la locura; este tipo que aquí ven, con aspecto de yuppy del Icade, que con tanta clase cruza las piernas, cumplió su parte del contrato: fletó aviones desde China, sorteó aduanas y vomitó la balsámica mercancía contratada en una esquina del mundo -en nuestra esquina- en esos tiempos en los que conseguir un  paquete de cubrebocas  era como hallar el mismísimo oro del Perú. 

Y sin embargo, Kilian, con ese aspecto de ejecutivo en estado de karma, es un delincuente, mejor dicho un presunto delincuente, que, en el instante en el que usted lee esto en su móvil o en el diario de papel, estará dando vueltas al patio de una prisión en Barcelona junto a su amigo el exdiputado Oscar Manuel Rodrigo Liria y el primo de éste, hijo del alcalde de Fines, Rodrigo Sánchez. 

K.L. fue detenido esta semana por la Guardia Civil en el marco de una compleja investigación sobre delitos contra la salud pública, pertenencia a organización criminal, blanqueo de capitales y contra la administración pública. La Operación Lúa, activada contra una red de narcotraficantes  con sede en Cataluña, de la que supuestamente forma parte este Pequeño Nicolás que ha encabezado la página de sucesos de nuestra provincia durante toda esta semana. 

No hay mayor paradoja: un tipo consiguiendo como un mago suministros que salvaron vidas y cuyos rentos se vehiculaban a malograr vidas mediante el tráfico de estupefacientes. 

Pero cuál es el vínculo de este curioso personaje con la provincia: K.L. es un viejo conocido en Fines, ese reposado  municipio de la comarca del mármol, de no más de 2.000 habitantes que se ha visto convulsionado estos últimos días con esta operación policial.

En Fines  vive su tía Hortensia y hasta allí suele viajar Kilian desde Barcelona para celebraciones familiares como bodas, bautizos y comuniones. En los últimos años, ya se le ha visto por el valle del Almanzora con ese aspecto impoluto, conduciendo buenos vehículos,  con trajes de marca, gomina en el pelo,  pañuelo en el ojal y un Patek Philippe en la muñeca. Siempre hizo buenas migas con su pariente Oscar, hijo de una excuñada de su tía Hortensia.

Kilian, a pesar de su juventud, ya iba teniendo experiencia en crear y deshacer empresas de dudosa condición. Entre ellas, Corpfarm, en la que aparece  Francisco Jesús Líria, hermano de Oscar, como administrador solidario. También ha ido registrando otras firmas como Celmar, Magnate&Partners y Pulconar, dedicada a obras  y reparaciones, con las que ha contratado algunos trabajos  de poca monta con la Diputación de Almería. En 2017 decide ya jugar más duro al bacarrá de los negocios y constituye en Barcelona Azor Corporate Iberica, con 3.000 euros de capital, él mismo como administrador único, dedicada a la intermediación del comercio minorista y a la exportación.

Sus negocios se van enturbiando, como presunta marioneta de narcotraficantes. Su billetera va engordando y pasa a habitar una casa de dos millones de euros, según las investigaciones policiales. Uno de los supuestos capos K. B. en libertad bajo fianza impuesta por la jueza Angeles Fernández Tío, aparece en la investigación como promotor de 38.000 metros cuadrados de cultivos de marihuana.

Por otra parte, Kilian no tuvo escrúpulos en plagiar, sin el consentimiento de sus legítimos propietarios, la página web y el domicilio social de la empresa Mármoles Azor, de Fines. Ahí se presenta aún como consejero delegado del mayor exportador de piedra natural de España y copia fotos de otras compañías del sector como contratista de obras faraónica como un palacio en Abhu Dabi o un hotel en Acapulco. 

Se hace fotos con mucho photoshop y consigue que le entrevisten previo pago como un nuevo gurú de la dirección corporativa en España, en periódicos digitales de amplia audiencia como Elplural, El Confidencial y Expansión donde dice cosas tan trascendentes como “hay que tener compromiso con el cambio, ambición por él éxito, yo solo soy un mero gestor de talento”; o suelta perlas como “nadie sabe mucho de mí porque soy un joven ejecutivo poliédrico, un tanto tímido, las personas somos efímeras”.

En el informe de la UCO, un agente lo define así: “éste es un papanatas”.

 Pero una de esas mañanas de marzo de 2020 en las que en Diputación buscaban como locos por todos sitios a proveedores de mascarillas para los funcionarios, para los sanitarios, para las gente de los pueblos, en aquel tiempo de horror tan lejano y tan cercano al mismo tiempo, al diputado Oscar se le encendió la bombilla y se acordó de su pariente con nombre de exitoso jugador de fútbol francés. “Yo tengo una empresa que nos las puede traer”, dijo el ya exdiputado. Fue como agarrarse a un clavo ardiendo para la Diputación, que ya había agotado las mascarillas de Briseis y las de la ortopedia de la calle Murcia.

Y K.L. cobró los dos millones de Diputación, cumplió y consiguió medio millón de mascarillas para Almería a poco más de un euro, una verdadera proeza si recordamos aquellos días en los que el mundo se había convertido en una almoneda cósmica llamando todos los gobiernos a las puertas de proveedores de China. 

K.L. cumplió, pero para ese tiempo ya tenía el teléfono pinchado y a la UCO pisándole los talones. Los agentes salieron de caza mayor, en busca de narcos, unos meses antes de la pandemia y  en medio del safari se encontraron con piezas menores como el atildado Kilian y toda su derivada en el  apacible pueblo de Fines, que esta semana ha sido noticia a través de las conexiones con este cómico y temerario personaje.