En los albores del siglo XV, Alfonso V de Aragón, haciendo gala de su gracia de rey mecenas, invitaba a los artistas del momento a su corte mediterránea que abarcaba los territorios levantinos de la Corona de Aragón, Sicilia, Cerdeña y Nápoles. De la ciudad donde se erigía la antigua Parténople, el monarca, con una frase que bien nos parecería un slogan para una campaña turística, llegó a decir “Si en Italia estás y necesitas comer, acude a la corte del Alfonso V de Nápoles”. Una declaración de intenciones para todos los amantes de la gastronomía, y es que en el sur de esa bota en medio del Mediterráneo, se esconde una de las minas más ricas de la cocina. Una en donde el chef David Sorroche supo encontrar su veta de metal preciado en forma redonda de pizza napolitana y horno de leña.
Con esa joya, bautizada como ‘La Taranta', a la que Sorroche, a modo de altar de culto ha colocado sobre un remolque de cuatro ruedas especialmente construido para este horno de leña, el chef almeriense está recorriendo los pueblos de la provincia, ya sea en fiestas, festivales de música o rodajes de producciones audiovisuales, presentando al mundo los sabores de la pizza napolitana.
Cocina de raíz
La historia de este cocinero almeriense, se ha construido como un buen guiso, que a través de un simple sofrito, apuntala una estructura de ingredientes que soporta sabores más elevados. Compaginando sus estudios en la escuela de cocina de Almería, con las recetas más tradicionales de la provincia, aprendidas de sus mayores, David Sorroche ingresó en la plantilla del Hotel Torreluz donde trabajaría como camarero y encargado de banquetes, durante su periodo formativo, para dar el posterior salto a Alemania, donde conquistó el paladar de un jefe germano, tan amante de la paella, que examinaba a los aspirantes a sus cocinas con la ejecución de esta receta. “Un arroz redondo y unos ‘calamaricos’ fueron la clave para camelármelo” recuerda ufano Sorroche.
Sería en Alemania, donde el cocinero, trabajando en los festivales de música rock, encontró otro punto de vista para realizar su oficio. La idea de una gastronomía de alto nivel a bordo de un food truck ya empezaba a cocinarse en su mente.
Casi gemelos
Estando en la capital de la Campania, el cocinero quedó impresionado por las técnicas de pizza y por la similitud entre la sociedad española y napolitana. Estas identidades casi gemelas, se reflejan en el espíritu de su horno móvil, donde se juntan la gastronomía de Nápoles con los ingredientes y sabores andaluces, “la taranta, es el baile tradicional de Nápoles y también uno de los palos levantinos del flamenco, que mejor manera de rendir homenaje a ambas culturas con una sola palabra”.
Casi tres meses después de arrancar este proyecto, otro ejemplo más de adaptación empresarial tras el descalabro de la Covid-19, La Taranta ha viajado hasta Alhabia, donde fue un soplo de aire fresco para una población que nunca había tenido como alternativa en el menú de sus fiestas, una pizza de masa artesanal, que busca ahora conquistar el paladar de Carboneras.
La cocina de Almería se exhibe en Sidney
El Instituto Cervantes de la ciudad australiana de Sidney, se convirtió en embajada gastronómica de los sabores tradicionales de Almería. Junto a su ayudante, David Sorroche se abotonó la chaquetilla de chef y apretó los nudos de su delantal para ofrecer al público australiano amante de la lengua española, una exhibición sobre recetas tradicionales de la provincia de Almería.
A través de una actuación creativa de cocina, el cocinero de carboneras, explicó durante su ponencia en el Instituto Cervantes el legado de pueblos mediterráneos que habían llegado a las costas de Almería y como dejaron su poso cultural en las recetas que aun siguen vivas en “los fogones de nuestros abuelos” como los maimones de Abla.
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