Con la cara ensangrentada y el corazón en un puño, el acusado abrazó la llegada de los agentes de la Guardia Civil como un náufrago a un salvavidas. El traficante puso la muerte y la cárcel en una balanza. Y escogió la vida.
A su espalda crecía una plantación de 200 plantas de marihuana cultivada a la sombre de los muros de una casa de campo a las afueras de Huércal de Almería, pero las ganancias de la droga no son suficientes para sacrificar el físico. “Me han asaltado siete personas, encapuchados, me querían matar”.
El intento de robo marca con sangre la vida oculta de la marihuana en Almería y aflora una historia de violencia, en ocasiones, extrema. Las plantaciones de cannabis sátiva han sembrado la semilla de la criminalidad en la provincia hasta niveles desconocidos por su extensión y ya suponen una seria amenaza para la seguridad pública.
No se trata únicamente de la ilegalidad de la distribución de drogas, sino de toda la conflictividad aparejada a viviendas, almacenes, naves e invernaderos convertidos en auténticos centros industriales para cultivo. Y dinero, mucho dinero.
La marihuana mata
En los últimos tres años se han multiplicado las reyertas, los ‘vuelcos’ (robos de droga) y los crímenes vinculados a la producción de cannabis sátiva en la provincia de Almería. La lista de episodios violentos es interminable y solo una parte de ellos trasciende a la opinión pública.
La última memoria publicada de la Fiscalía en Almería, referida al ejercicio 2019, presenta un panorama de enorme preocupación entre las autoridades. “Se ha incrementado la inseguridad colectiva el uso habitual de armas por parte de los integrantes de las organizaciones de cultivo de marihuana, quizás, no sólo como reacción a una posible actuación policial sino como respuesta a los numerosos robos de marihuana que parecen existir”.
La marihuana atrae problemas y los problemas tienen nombres y apellidos. Y las caras de media docena de muertos en los últimos tres años. “Policialmente se ha constatado la presencia de individuos extranjeros que pudieran desplazarse hasta la provincia para gestionar personalmente el transporte de marihuana hasta el mercado europeo, lo que tiene incidencia en la seguridad ciudadana”.
El comienzo
El primer gran suceso de estas características se produjo en octubre de 2018. La Guardia Civil llamó aquella investigación Operación Primales y trataba de esclarecer la muerte de un joven en la localidad de Paterna del Río. La víctima estaba presuntamente en una propiedad dedicada al cultivo de marihuana cuando un grupo de ladrones irrumpió en el lugar.
El varón recibió un balazo en el pecho y su cuerpo apareció tirado en un barranco a las afueras de la localidad. La Policía Judicial tardó meses en reconstruir la secuencia y en arrestar a los principales sospechosos, radicados en la costa del Poniente.
Después del crimen de Paterna del Río, llegarían otros tiroteos y navajazos relacionados con el cultivo y distribución de cannabis en la provincia de Almería. Las pesquisas sobre el crimen de Ossetia del Norte en Gádor (mayo, 2019) reveló que los presuntos agresores trataban de expulsar a unos vecinos del barrio para conectar las plantaciones de marihuana instaladas en la misma calle. Así consta en los informes de la Benemérita aportados al juzgado.
En El Ejido, la Policía Nacional esclareció una agresión con arma blanca durante una discusión por una venta frustrada de cogollos de marihuana. Y en el mismo municipio, la Guardia Civil resolvió el asesinato de un joven el 5 de diciembre de 2019 en Santa María del Águila. La víctima fue secuestrada durante 28 horas, torturada y asesinada por un disputa sobre fondos procedentes de la droga. Su cuerpo sin vida apareció abandonado en el Paraje Águilas Bajas. Hubo tres detenidos. Los agentes descubrieron un pequeño alijo de cogollos de marihuana en los registros efectuados a mediados de 2020.
Sucesos de estas características con muertos y heridos graves se han sucedido de manera repetida en toda la geografía almeriense. Allí donde crece la hoja puntiaguda florece también la violencia. Ahora bien, una zona concreta de Almería tiene el dudoso honor de protagonizar los casos graves más recientes.
Punto caliente
El denominado Sector 4 de Almería, que aglutina superficies urbanas, naves e invernaderos de Loma Cabrera, La Cañada de San Urbano, Venta Gaspar, el Alquián y San Vicente, esboza las líneas del retrato más oscuro.
Un padre y un hijo resultaron heridos de bala en septiembre de 2019 en el entorno de los Partidores cuando presuntamente intentaban asaltar una plantación de marihuana. Quedaron atrapados en un camino, donde fueron recibidos a tiros. Consiguieron salvar la vida in extremis. Aunque luego el proceso sería archivado, existe una acusación por tráfico de drogas contra los presuntos pistoleros.
Por otra parte, el 30 de septiembre de 2020, un grupo de jóvenes accedió a los pasillos entre invernaderos a la espalda del cementerio de La Cañada de San Urbano. Buscaban una plantación de cáñamo industrial de marihuana. Según la investigación del Grupo IV de la Policía Judicial de la Policía Nacional, uno de los chico se subió a una pequeña balsa y tiroteó la banda lateral de la explotación para acabar con la vida de un propietario. Otras dos personas resultaron heridas de bala. El presunto autor huyó a Cataluña y fue arrestado en diciembre del año pasado.
Unas semanas antes de aquel suceso (agosto, 2020), un vehículo llegó a duras penas hasta el Aeropuerto de Almería para pedir auxilio cuando eran perseguidos por los encargados de un invernadero, a los que presuntamente habían intentado robar cáñamo de marihuana, también entre La Cañada y Venta Gaspar. De aquel episodio resultó herido de bala un ciudadano español atendido en el Hospital de Poniente en El Ejido. El coche ensangrentado fue descubierto en Matagorda.
Durante el año 2021 se han registrado diversos capítulos de violencia relacionados con el cultivo de marihuana y cáñamo industrial (en teoría, por debajo del 0,2 por ciento de THC).
La Guardia Civil ha realizaron detenciones en la llamada Operación Hills en Roquetas de Mar. Se indaga sobre un ajuste de cuentas con un fallecido, hallado en un vehículo en Aguadulce.
El contador sigue encendido. La marihuana mata y su presencia en se extiende como una mancha verde sorbe la provincia, que pisa los talones a Granada como el punto con mayor volumen de decomisos en el país.
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