Los universitarios vuelven a las clases presenciales con incertidumbre

Nervios, incertidumbre e ilusión contenida. El inicio de las clases en la Universidad de Almería (UAL) deja este año sensaciones propias de la primera vez que se pisa un campus. La vuelta total a la presencialidad, después de dos cursos marcados por la pandemia de la Covid-19 y la enseñanza online, se ha vivido esta mañana con un seguimiento moderado de estudiantes, bien porque son días de presentaciones y no es obligatorio asistir, bien porque algunas se desarrollan de forma virtual.

Entre los que sí han apostado por reencontrarse con sus compañeros, la respuesta es unánime: más que miedo al virus, lo que temen son unas medidas más estrictas que los manden de regreso a casa ahora que la esperanza de disfrutar de la vida universitaria casi se puede palpar en el ambiente. “Se empieza el curso con una ilusión contenida porque ya volvimos el año pasado y nos duró poco, así que este curso respeto al virus no, respecto a las restricciones”, expresa Isabel, de 3º de Psicología,  en alusión al modelo de enseñanza mixta del curso 2019-2020. A lo que añade Ángela, una compañera: “Aquello fue en plan ‘te lo doy, pero te lo quito muy rápido”.

Sus palabras reflejan el sentir general de sus compañeros de grado, que hablan entre ellos en la puerta del Aulario III. El grupo de amigos se conoció en 1º, curso que se vio interrumpido por la irrupción del virus, de modo que en este tiempo solo se han visto de manera esporádica “porque todo era online”, apunta Patricia.

“No hemos aprendido lo mismo”
La experiencia de la enseñanza virtual no despierta más que opiniones negativas. “Yo pienso que sí nos ha afectado, porque no hemos aprendido lo mismo; un profesor no te puede enseñar igual estando en tu casa frente a una pantalla que en el aula de forma presencial; creo que cuando acabemos el grado eso se va a notar y que, de alguna forma, se nos tendrá que compensar. ¿Cómo? No lo sé”, reflexiona Lucía.

En este sentido, Manu, otro estudiante, asegura que “ha sido aprender un poquito menos, porque había menos contacto, y no tantas posibilidades de preguntar al profesor”. “Es desmotivante estar en un casa solo y no ver a tus compañeros”, alega Blanca.

Consecuencias a nivel social
Si a nivel académico estos alumnos se sienten damnificados por todo lo que ha conllevado la crisis sanitaria, no digamos a nivel social. “La relación que hicimos con los compañeros en 1º, después de todo esto, se nos ha olvidado completamente, hemos terminado dejando de hablar, así que lo de hoy es otra forma de empezar la vida universitaria”, relata Belén, que cursa 3º de Derecho.

Junto a ella, asiente María José, compañera y amiga. “Es lo que yo digo: solo hemos hecho vida universitaria de estudiar porque ni veníamos a clase, ni nos relacionábamos con los compañeros que, al fin y al cabo, es muy importante”, indica.

Vacunadas
El pasillo central evidencia que el campus de La Cañada aún está a medio gas aunque en el Romera era imposible encontrar sitio. Se ven padres acompañando a jóvenes que, con probabilidad, se estrenan este año como universitarios. La mayoría de ellos usa mascarilla aunque no sea obligatorio hacerlo estando al aire libre.

“Estamos vacunadas, llevamos la mascarilla y las clases son grandes y siempre tienen las ventanas abiertas”, expone María José, quien aún no sabe con certeza cuántos alumnos habrá en su aula porque “esta semana venimos la mitad y la que viene la otra parte”. “Después del verano que hemos pasado en el que, al fin y al cabo, no ha habido medidas ni en la playa, ni casi en ningún sitio, yo creo que lo normal sería retomar el ritmo de siempre”, sostiene Belén, como conjurándose para no verse de nuevo siguiendo las clases a través de una pantalla.