“¡Viajeros al tren! ¡Viajeros al tren!”. Avisa el revisor a los pasajeros rezagados que iban llegando al Muelle de Levante para embarcarse en este viaje rumbo al #ObjetivoAlmeríaAVE conducidos por los maquinistas Kikín Fernández y Alvarito, Anabel Veloso y su compañía, Michael Thomas y la OCAL, Diego Cruz y el maestro Tomatito.
Kikín Fernández y Alvarito: la sátira en la lengua de aquí
¿Cómo se puede relatar una problemática tan seria con tanta gracia? Kikín Fernández y Alvarito, usando una fina ironía, junto con una exacerbada caricatura del hablar almeriense, condensaron en poco más de 20 minutos la realidad de la provincia y sus conexiones. “Los madrileños quieren venir, pero no saben cómo” comentaban en su dialogo, mientras Alvarito relataba que su primo, especialista de cine, “cambió el Talgo por la diligencia del oeste, por ser amante de la velocidad”.
Una crítica al sistema de transportes, pero al mismo tiempo un toque de atención a nuestros ardiles, para no bajarnos de este tren, hasta conseguir al ansiado AVE, que nos lleve a Madrid “aunque seamos más de pubs que de museos”.
La locomotora de Anabel Veloso no anda a carbón, sino a taconeo por bulerías
La sala de espera vacía, y un guitarrista busca un sitio para sentarse, de su instrumento se despide una armonía fresca como una noche de verano, y con esas notas, la compañía de Anabel Veloso, entraba en la estación luciendo sus mantos de manila, recordando con un orgullo legañoso, a esa Almería minera de principios del siglo XX. El motor de la locomotora andaba por bulerías y los vagones se pararon en la décima estación, ¡7,8,9,10! (¡Agua!).
La cantaora Rocío Zamora regaló al público el tema ‘Mediterráneo’, un canto a la esperanza para que los pueblos desde Algeciras a Estambul, pronto puedan pasar por Almería. Juntando por el Corredor del Mediterráneo, la Isla Verde gaditana, el Espejo del Mar almeriense y la Sublime Puerta otomana.
OCAL, Tomatito, Diego Cruz y un brindis por tres deseos
Aunque el AVE sea una espera de años, Michael Thomas y la OCAL, le contaron al público con la ‘Danza de la Vida Breve’ que en ese espacio de tiempo existe delicadeza y alegría. Las notas salían del violín de Michael Thomas llenando la atmósfera con esa música clásica de raíz española que abanderó el maestro Falla. Los pizzicatos, como las piedrecitas de las vías, saltaban graciosamente al paso de los contundentes ataques de violín.
A este tren también se sumó Tomatito, que conversó de manera sublime con el corno inglés durante el Concierto de Aranjuez. La música, al igual que el tren, une a personas y a pueblos, y anoche sobre el escenario, el maestro almeriense que nació para tocar con Camarón, convocó con su guitarra a Paco de Lucía, Miles Davis o Chick Corea, todos grandes músicos y todos de una manera u otra vinculados al inmortal adagio de Joaquín Rodrigo.
Los lentos pero atractivos arpegios de Tomatito, dejaron el tramo de vía preparado para que su potente y limpio alzapúa levantara los aplausos del público.
El sonido del corno inglés volvía a prevalecer sobre la orquesta, como anunciando un amanecer melancólico pero cargado de ilusión. Ya se divisa la estación de Aranjuez, y Tomatito con delicadeza detuvo el tren en el anden principal, con cuatro notas etéreas.
El cantante Diego Cruz se montó en esta locomotora musical y reivindicativa en la última parada. Sus enseres más cotidianos el blues, el jazz y el soul, pero para este viaje, Cruz iba pertrechado del bolero ‘Adoro’ con la esencia mexicana del desaparecido cantante Armando Manzanero.
Este tren musical terminó su trayecto bajo la luna de levante y entre aplausos del público y para celebrarlo se brindó por tres deseos. Por que esto no pare. Porque Almería no está lejos y por Almería. ¡Salud!
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