“Las mujeres se quitaban el burka al llegar a la base como liberación”

Manuel Ruiz, comandante de la Guardia Civil en Almería, estuvo en Afganistán en 2007

El comandante Ruiz (centro) en un poblado local.
El comandante Ruiz (centro) en un poblado local. La Voz
Javier Pajarón
20:31 • 13 sept. 2021

Manuel Ruiz, entonces con tres estrellas de capitán en la ‘galleta’ del uniforme, supervisa la entrega de armas a las fuerzas de coalición. España ostenta entonces el mando del programa de reconstrucción diseñado por la OTAN en la provincia de Bagdhis (noroeste de Afganistán) y la renuncia a la potencia de fuego por parte de la población local es clave para la seguridad en la zona. Un gesto de confianza.



Sin embargo, en la imagen pueden observarse las piezas oxidadas de las DShK rusas, unas ametralladoras comúnmente adaptadas a vehículos ‘pick up’ y muy extendidas en la región. “En el proceso de desarme les ofrecíamos programas de cooperación al desarrollo a cambio de la entrega, pero siempre nos daban chatarra. Las armas buenas se las guardaban porque en el fondo sabían que tendrían que volver a utilizarlas”, reflexiona Manuel Ruiz. El tiempo parece darles la razón.



La escena pertenece a la misión española en Afganistán, conocida como Aspfor XVIII y desarrollada entre octubre de 2007 y marzo de 2008. El capitán Ruiz, hoy comandante jefe de la Policía Judicial en Almería, lideraba entonces un equipo de cuatro guardias civiles integrado en el contingente que encabezaba el Regimiento de Infantería Ligera ‘Canarias 50’. “Nuestra misión era el asesoramiento policial, el enlace con la policía afgana y la instrucción de diligencias dentro de la base española”, resume el comandante.






España incorpora a guardias civiles a sus despliegues en operaciones internacionales ya desde la presencia en los Balcanes en los años 90. En Afganistán, el equipo del comandante Ruiz inició los primeros pasos en un entorno hostil.



“Me di cuenta de dónde estaba nada más llegar. El aeropuerto estaba en mitad de una calle. Hicimos en viaje en helicóptero con un vuelo rasante, muy muy bajo. La población civil vivía en el siglo XV. No había ni un kilómetro asfaltado y había un parking para burros”, recuerda.



El clima ayudó a aumentar esa sensación inhóspita. “Estuvo tres semanas nevando sin parar”. En los informes el comandante hablaba del “invierno más crudo en 30 años”.



Derechos humanos
Estados Unidos invadió el país tras los atentados a las Torres Gemelas, hace justo 20 años, y una coalición internacional se sumó poco después a la misión de combatir a las milicias talibanes. España estableció su centro de operaciones en Qala e Now y tenía cierto control en la zona.


“Hubo momentos de tensión. Las normas de enfrentamiento eran distintas a otras misiones”, explica el comandante Ruiz. “Con el tiempo nos fuimos acostumbrando a esa sensación de peligro. Yo salía casi todos los días. Tenía un intérprete local que nos avisaba si había algún problema. En Qala e Now había seguridad, pero si salías de la ciudad ahí ya había enfrentamientos”.




Afganistán trataba de sacarse el yugo de dos décadas de dominio talibán, aunque aún pervivían prácticas tribales y situaciones de vulneración de derechos humanos. “Las mujeres se quitaban el burka al entrar a la base como una liberación”, rememora Manuel Ruiz.


El comandante describe una sociedad medieval, pero también el avance del trabajo desarrollado sobre el terreno. Su equipo de enlace policial consiguió dibujar todo el organigrama de la Policía local en el región, establecer contactos con los jefes y facilitar los trabajos de ‘mentorización’ que luego harían las tropas españolas. El esfuerzo ayudaba también a mejorar la protección de un contingente formado por 240 militares y unos 50 civiles.


Afganistán es la misión que más vidas españolas se ha cobrado. Tras la retirada de las tropas de la coalición, el país vive entre la incertidumbre y el miedo el retorno de los talibanes, el regreso del burka y los latigazos en plazas públicas.


¿QUÉ HACE LA GUARDIA CIVIL EN LAS MISIONES?

España participa en misiones internacionales desde hace 30 años. Los primeros antecedentes son de Angola y Namibia en 1989. Sin embargo, los despliegues más importantes se produjeron tres años después en los Balcanes. Los contingentes empezaron a sumar a guardias civiles entre sus efectivos gracias a su doble carácter civil y militar. La labor de los agentes es el enlace con las policías locales, el asesoramiento al mando militar, la instrucción de diligencias policiales dentro de las propias bases (a veces hay denuncias internas) y el control de acciones para la seguridad del tráfico.



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